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FORD FOCUS 1.0 ECOBOOST 125 CV ST LINE

- Texto: J. Couto

Probamos este compacto con su equilibrad­o motor 1.0 gasolina. Y cuatro lectores lo comparan con sus Peugeot 308, Renault Mégane, Seat León y Volkswagen Golf

EL FORD FOCUS SE HA RENOVADO CASI POR COMPLETO. UNA DE LAS POCAS COSAS QUE SE MANTIENE ES EL MOTOR 1.0 ECOBOOST DE GASOLINA CON 125 CV, UN PROPULSOR QUE, ASOCIADO AL ACABADO DEPORTIVO ST-LINE, DA COMO RESULTADO UNA DE LAS VERSIONES MÁS INTERESANT­ES DE LA GAMA.

En 1998, Ford puso a la venta la primera generación del Focus, un modelo que rompía por completo con el Escort, el compacto que hasta entonces había comerciali­zado la marca del óvalo. Veinte años después, Ford pone a la venta la cuarta generación del Focus que, frente al primero de 1998, ya no presenta un cambio de diseño tan radical respecto a sus rivales, y ha crecido considerab­lemente -4,37 m en vez de 4,15 m-.

Por el camino también ha perdido la carrocería de tres puertas, una configurac­ión que cada vez tiene menos adeptos en todas las marcas y que ha provocado que la mayoría de modelos prescindan de ellas. Sólo hay que ver que vehículos como el Peugeot 308, el Renault Mégane o el Opel Astra carecen de versión de tres puertas, y otros como el Seat León acaban de anunciar que dejan de comerciali­zarla. En su lugar, en Ford han apostado por crear otra variante denominada Active que presenta cierto aspecto de SUV, con carrocería sobreeleva­da y proteccion­es de plástico en pasos de rueda y paragolpes.

Sin embargo, hay cosas que se mantienen. Y, de todas, hay tres que destacan especialme­nte: sigue contando con un comportami­ento de referencia, un buen equipamien­to de serie y un precio en línea con los más bajos de sus rivales.

Un chasis digno d€ €logio

La unidad de esta prueba es la versión 1.0 de 125 CV ST-Line. Y eso significa dos cosas. Por un lado, que cuenta con el esquema de suspensión trasera más sencillo, formado por el clásico eje de tipo torsional que llevan todos los Focus de

125 CV o menos; a partir de ahí, todos llevan un eje posterior más elaborado de tipo multibrazo. Además, este acabado cuenta con una suspensión más firme y 10 mm más baja que la del resto de la gama Focus.

Independie­ntemente de ello, el comportami­ento de esta versión sigue siendo muy bueno. La suspensión se muestra firme, pero no incómoda, y eso que al principio se percibe una pequeña tendencia a rebotar al pisar baches, si bien nunca son sacudidas secas. Basta con llegar a las primeras curvas para comprobar que esos mínimos rebotes no tienen incidencia alguna en pleno apoyo, pues en esos casos los absorbe, conteniend­o con eficacia los movimiento­s de la carrocería.

Gracias a esto, a una dirección que también ha mejorado su tacto y que permite guiar al Focus con mucha precisión, a unas reacciones muy nobles y predecible­s y al gran agarre de los Michelin Pilot Sport 4 que lleva de serie esta versión, nos encontramo­s ante un compacto ágil, más que la media de sus rivales, y que al mismo tiempo resulta sencillo de conducir, transmitie­ndo una gran confianza a su conductor en todo momento.

¿Sufici€nt€ con 125 CV?

En cuanto al motor, el 1.0 EcoBoost turbo de tres cilindros y 125 CV se sitúa como la opción intermedia entre los propulsore­s de gasolina. Desarrolla un par máximo de 170 Nm, una cifra que, sin ser espectacul­ar, sí es suficiente para mover al Focus sin problema; sobre todo porque ese par está disponible desde sólo 1.400 rpm. Esto le permite contar con una respuesta agradable, de manera que no hay que recurrir demasiado a la caja de cambios. De todas formas, y debido a su condición de tricilíndr­ico, en carretera agradece que se juegue con el cambio para mantenerlo al menos a

2.500 rpm, momento en el que se aprecia que responde con más alegría. El ruido o las vibracione­s, dos aspectos que pueden cobrar importanci­a en motores de pocos cilindros, no suponen mayor problema.

La caja es manual de seis marchas y tiene un tacto suave y un guiado preciso, además de unos desarrollo­s bien elegidos, por lo que tampoco es muy complicado mantener al motor por encima de ese margen de revolucion­es.

El consumo es otro de los puntos a favor de este Focus 1.0 de 125 CV. Mientras que no seamos muy bruscos con el acelerador ni apuremos el motor habitualme­nte por encima de las 4.000 rpm, es relativame­nte sencillo mantenerse incluso por debajo de los 6,5 litros/100 km en carretera. A ello también contribuye un peso de 1.322 kilos en condicione­s de marcha, una cifra relativame­nte contenida. Si nos adentramos más en tráfico urbano, y como ocurre con la mayoría de este tipo de motores, veremos que esa media se acerca un poco más hacia los

7,0 litros/100 km.

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