Un interior agradable y bien planteado

El salpicadero mantiene unas líneas muy similares a las del anterior Vitara, pero añade unos nuevos plásticos más blandos en la parte superior que mejoran la calidad. Sigue estando bien ajustado.

● Fácil de manejar La pantalla central táctil aporta un toque de modernidad y tecnología y, además de responder con rapidez, permite navegar de forma intuitiva y fluida por los diferentes menús sin problemas. La distribución de mandos es muy sencilla, pues no hay demasiados botones, todo está bien agrupado y queda suficientemente a mano. ● Cuestión de huecos La guantera principal tiene un tamaño correcto para guardar la documentación y está iluminada, pero no tapizada. Las guanteras de las puertas delanteras son amplias, y las de las traseras están pensadas para meter una botella de litro y medio. El hueco que hay en la parte inferior de la consola central, al lado de las tomas USB y Aux, es ideal para dejar el móvil, las llaves o la cartera.

● Conectado De serie, esta versión con acabado GLE lleva un equipo de audio con Bluetooth y sintonizador de radio digital.

● Como la mayoría El maletero tiene una buena capacidad de 375 litros, lo que le sitúa en la media del segmento. El Renault Captur alcanza los 455 litros, gracias a la posibilidad de desplazar la banqueta trasera hacia delante -de lo contrario, se queda en 377 litros-. El Vitara lleva un kit de reparación de pinchazos de serie.

● Hay sitio Las plazas traseras son amplias en general, destacando en espacio para las piernas. Eso sí, pese a ello, tres adultos no viajarán suficientemente holgados a poco que sean corpulentos.

● A gusto En el Vitara no es difícil dar con una buena postura de conducción, pues los reglajes son suficientemente amplios. El asiento destaca más por comodidad que por sujeción en curva.