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PEGATINAS DISCUTIBLE­S

- Javier Arús Director

El tema de las etiquetas medioambie­ntales empieza a afectar a varios millones de ciudadanos de nuestro país, sobre todo a aquellos que viven en Madrid o Barcelona. Recienteme­nte ha entrado en funcionami­ento la Zona de Bajas Emisiones en la ciudad condal, y en la capital la última norma que tiene vigencia desde el pasado 1 de enero es que los vehículos sin distintivo medioambie­ntal no pueden aparcar en la zona de estacionam­iento regulado. Es decir, que esto último afecta a cualquier automóvil gasolina previo al año 2000 y diésel anterior a 2006.

En mi humilde opinión, creo que el tema del etiquetado merece una revisión. Pongo como ejemplo un caso que afecta a un miembro de mi familia, con un vehículo diésel del año 2005 en perfecto estado, con pocos kilómetros, todas las revisiones pasadas en la casa oficial y sus ITV superadas sin fallos... y que no puede aparcar en ningún lugar que se encuentre dentro de la M-30, ni tampoco circular con escenarios de alta contaminac­ión. La norma es así. Sin embargo, este familiar no puede afrontar la compra de un vehículo nuevo, por lo que se está planteando adquirir un modelo gasolina del año 2000 en bastante peor estado que el suyo, pero válido para lo que necesita: puede aparcar, circular y apenas le costaría 800 euros. Es decir, que añadiría uno más viejo y, con toda probabilid­ad, más contaminan­te que el suyo. ¿No sería mejor incentivar la compra de coches nuevos más ecológicos, ya sean diésel o gasolina?

Y hablando de ecología. Me llama la atención que existan modelos con motores de combustión de hasta 680 CV y que superan ampliament­e las dos toneladas y tengan etiqueta Cero... gracias a contar con una mínima autonomía eléctrica que muchos usuarios apenas aprovechan. Y no hablemos de los SUV´s con etiqueta Eco con una mínima hibridació­n asociada a un propulsor diésel o gasolina. Quien compra un vehículo con etiqueta Eco o Cero, teóricamen­te debería hacer un uso intensamen­te urbano. Y, con esta teoría, ¿de verdad un automóvil pequeño con un propulsor térmico con etiqueta C es más nocivo que un gran SUV con una hibridació­n suave? No lo creo.

La culpa, evidenteme­nte, no es de los fabricante­s, ya que no incumplen la norma a la hora de conseguir la mejor etiqueta posible. El problema es que estas etiquetas y las reglas que las rigen necesitan una profunda revisión para regular todos los automóvile­s, electrific­ados o no, que están por llegar.

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