¿Cómo era por dentro?
■ El habitáculo del Cayenne de primera generación era muy amplio, tanto en lo relativo al espacio reservado para los pasajeros, como al del equipaje, con un maletero de 540 litros de capacidad. Eso sí, un inconveniente podría ser que la plaza central trasera tenía un respaldo demasiado duro. Por otro lado, la postura de conducción era muy cómoda gracias a los amplios reglajes del asiento y del volante. También rayaba a muy buen nivel en ergonomía, con un cuadro de mandos de diales grandes y fáciles de leer, y todos los mandos ubicados en los lugares más lógicos. Además, conservaba la llave de contacto en la parte izquierda del volante, como es tradición en los Porsche.
Mención aparte merecía el nivel de acabados, muy por encima del de la competencia del momento, con plásticos blandos de agradable tacto, ajustes sólidos y tapicerías de muy buena calidad.