GANA EN TRANQUILIDAD

Tener un coche en propiedad implica muchos gastos y, además, representa la segunda inversión más importante en una familia media. Esto no es nada nuevo. Normalmente, es un bien necesario del que tratamos de sacar el máximo rendimiento con el mínimo coste posible. De hecho, por lo que nos transmitís a través de vuestras consultas, uno de los factores fundamentales que os preocupa es la fiabilidad. Es decir, que vuestro automóvil no dé ningún problema y que, simplemente, tengáis que realizar los mantenimientos periódicos necesarios.

Sin embargo, en nuestra redacción no tenemos una bola de cristal para saber si un coche se va a romper o no. Pero lo que sí tenemos claro es que, para que ese factor de mala suerte se reduzca lo máximo posible, es importante respetar los mantenimientos recomendados por el fabricante... y usar de manera racional el coche. Esto suele repercutir en una vida larga y sin gastos imprevistos. Es decir, que si se revisan o se sustituyen las cosas cuando toca y cuidamos los elementos mecánicos, podemos calcular con mayor facilidad y precisión cuánto nos puede salir la posesión de un vehículo a nivel económico y evitar más facturas de taller de las estrictamente necesarias.

Por eso, en este número de Autofácil te contamos cómo hacer que tu vehículo goce de una salud de hierro para que las visitas al mecánico sean las imprescindibles y que, por tanto, ahorres la mayor cantidad de dinero posible.

Además, te desvelamos qué hábitos de conducción pueden hacer que elementos como los frenos, el motor, los amortiguadores o el embrague duren más o menos tiempo, lo que repercute de manera directa en el coste total del mantenimiento.

En definitiva, cuidar de nuestro coche (sin invertir más de lo necesario) es algo que todos deberíamos hacer para tener un parque seguro y en buenas condiciones. Porque un automóvil en perfecto estado de revista no sólo es bueno para ti y los tuyos, sino también para el resto de usuarios de la carretera.