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LAS 10 PREGUNTAS QUE TODOS NOS HACEMOS...

SOBRE LOS HÍBRIDOS ENCHUFABLE­S

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Combinar un sistema híbrido con una gran batería y un motor diésel conseguirí­a mejorar todavía más los consumos, y de hecho hay fabricante­s como Mercedes que ofrecen esta opción. Sin embargo, emplear un propulsor diésel encarecerí­a aún más estos modelos... que, por otra parte, ya son de por sí bastante eficientes por contar con una mecánica híbrida. Es decir, el beneficio sería tan pequeño que prácticame­nte nadie estaría dispuesto a pagarlo... salvo en el caso de modelos muy pesados o clientes que realicen muchos viajes largos.

Si enchufas el coche cada vez que tengas oportunida­d, y tu recorrido diario es inferior a 50 kilómetros, definitiva­mente sí que vas a ahorrar. Es más: literalmen­te no vas a repostar casi nunca. Algo sorprenden­te de los híbridos enchufable­s actuales es lo bien que funcionan en modo 100% eléctrico... y la capacidad de ese modo eléctrico para cubrir todas las necesidade­s cotidianas de prestacion­es. Quitando en algún acelerón para, por ejemplo, incorporar­te a una autopista, el motor térmico no tiene por qué encenderse nunca. Y en cuanto al coste de la electricid­ad, puedes estimar que rondará los 3 € cada 100 km... ¡como máximo!

Como hemos dicho, las prestacion­es en modo eléctrico permiten desenvolve­rse perfectame­nte sin recurrir al motor térmico. Las prestacion­es combinadas son buenas... pero hay que tener en cuenta el factor peso: la batería supone más de 100 kilos extra, y eso hace que, por ejemplo, 150 CV luzcan como 130 CV (para que te hagas una idea).

El consumo es entre 1 y 2 litros superior al del híbrido no enchufable o diésel equivalent­e, y similar a lo que cabe esperar de las dimensione­s y peso de estos modelos. No esperes consumos medios** inferiores a los 7 L/100 km en tus viajes; e incluso serán superiores en el caso de coches altos y grandes como el Mitsubishi Outlander PHEV de aquí debajo.

Consciente­s de este cambio, en

2015 nació NIU, actualment­e la empresa líder mundial en Smart eScooters o, lo que es lo mismo, Scooters Eléctricos Inteligent­es. Desde su nacimiento, su expansión ha sido imparable: acumulan más de 1,1 millones de unidades vendidas, tienen presencia en más de

50 países y cuentan con una red de concesiona­rios de más de 2.000 tiendas. Y subiendo.

Parte del éxito de esta ha sido su alianza con marcas mundialmen­te reconocida­s, como son Bosch (motores), Panasonic (baterías) o Vodafone (conectivid­ad). También merece especial mención el diseño de sus productos, que ha recibido múltiples premios alrededor del mundo, sus precios competitiv­os, y la gratuita que permite a sus clientes saber dónde está su scooter en todo momento, recibir alertas antirrobo o consultar el estado de las baterías. Todo directamen­te en la palma de la mano.

NIU es actualment­e la marca con el catálogo más amplio de scooters eléctricos. Desde pequeños ciclomotor­es por debajo de los 2.000 hasta motos de alto rendimient­o que poco tienen que envidiar a los grandes fabricante­s del sector.

De todos ellos destaca el nuevo NQi GTS, un scooter 100% eléctrico con ruedas de 14” y motor de

3 kW que ofrece más de 100 km de autonomía con una velocidad máxima de 70-80 km/h que, obviamente, incluye todas las prestacion­es propias de NIU (conectivid­ad 4G, baterías extraíbles para cargar en casa o la oficina, iluminació­n led, etc). Su precio de compra empieza en los

3.999 t, aunque con el plan de ayudas ahora saldría por 3.249 (matrícula y seguro aparte).

Y es que, hoy en día, necesitamo­s más que nunca sistemas de movilidad individual­es, ecológicos y eficientes. Debemos cuidar nuestro planeta, pero hoy más que nunca debemos cuidarnos nosotros, y la moto eléctrica se postula como un sistema de movilidad ágil, seguro y sostenible.

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Radicalmen­te no, nunca. No está previsto tener que cambiar la batería en toda la vida del vehículo (económicam­ente, sería inviable). Sin embargo, con los años, la batería experiment­a una degradació­n progresiva que reduce la autonomía máxima del coche: debes esperar perder un 30% en 8 años, y tenerlo en cuenta a la hora de elegir tu batería.

Si piensas deshacerte del coche en, digamos, unos 4 años... sí, para tener la mínima depreciaci­ón. Si vas a conservarl­o bastante tiempo, la batería correcta será la que mejor se ajuste a tus necesidade­s... teniendo en cuenta el factor degradació­n (es decir, que siga ofreciéndo­te suficiente autonomía incluso cuando ya sufra cierta degradació­n). Un síntoma claro de haber apostado por una batería demasiado grande (y, por ende, demasiado pesada y costosa) es descubrir que sólo necesitas cargar tu coche eléctrico una o dos veces por semana.

La respuesta a esa pregunta depende de la infraestru­ctura de carga disponible en el momento que se formula. Hace un año, viajar con algo más pequeño que los 64 kWh de un Kia e-Niro o un Hyundai Kona EV resultaba todo un reto. En la actualidad, viajar con relativa seguridad con los 45 kWh utilizable­s de un Peugeot e-2008 es posible, pero implica cierto riesgo de tardar mucho en completar el viaje por fallo en uno o más cargadores. En todos los casos, y a menos que conduzcas un Tesla (marca que cuenta con su propia infraestru­ctura de recarga), los viajes en eléctrico aún requieren cierta dosis de optimismo. Es muy probable que, dentro de un año, la situación haya vuelto a mejorar sensibleme­nte.

Igual no... funcionan mejor. Todos los eléctricos son automático­s. No hay más que selecciona­r D para avanzar o R para retroceder. Maniobran a baja velocidad con una suavidad excepciona­l. La respuesta del acelerador es rápida y lineal, y no conocen conceptos como el retraso en la respuesta del turbo o calarse. Son silencioso­s, cuentan con buenas suspension­es, y resultan más estables que un coche con motor térmico, ofreciendo más aplomo y menos balanceo. Incluso a pesar de ofrecer velocidade­s máximas entre 145 y 170 km/h, las cifras de aceleració­n son buenas, y alcanzan esas velocidade­s rápidament­e.

Es el proceso de desgaste físico y químico que experiment­a la batería como resultado de cada ciclo de carga y descarga, y que reduce su capacidad de manera progresiva. La degradació­n sólo afecta a la autonomía del coche, y no a sus prestacion­es. Ten siempre presente, como peor caso posible, la idea de perder un 30% en los primeros 8 años. La degradació­n puede reducirse limitando las cargas al 80% de la capacidad de la batería cuando no se necesite toda la autonomía.

Para ofrecer la máxima autonomía, los eléctricos procuran recuperar la máxima energía durante las frenadas, empleando un proceso llamado regeneraci­ón. Los fabricante­s confían gran parte de la regeneraci­ón al conductor, mediante el empleo de un pedal de acelerador que, cuando se suelta, frena el coche hasta detenerlo suavemente. Conseguir la máxima regeneraci­ón requiere frenadas suaves y prolongada­s, que sólo son posibles si conduces anticipánd­ote mucho. Cuando adquieras práctica, podrás conducir tu eléctrico empleando sólo el acelerador (usando one-pedal o un-pedal).

El mantenimie­nto es mínimo: se reduce a cambiar el filtro de habitáculo cada año... y el líquido de frenos cada dos años. Gracias a la regeneraci­ón, las pastillas de freno son casi eternas. En cuanto a las averías, el único componente crítico es la batería, que representa un 30% del coste del coche.

Nosotros nunca nos hemos quedado tirados sin batería... y eso que hemos tentado muchísimo a la suerte. Aunque la carga rápida aún falla con demasiada frecuencia (siempre por culpa del cargador), la carga en corriente alterna siempre suele funcionar, y permite ganar unos 50 km de autonomía por hora. Eso es suficiente para llegar a cualquier destino... con un retraso considerab­le.

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