¿Cuáles y cómo son las instalaciones de puntos de carga más habituales?
Las instalaciones de puntos de carga “más comunes” se corresponden a “una plaza de aparcamiento en un garaje comunitario perteneciente a un bloque de viviendas” y también a “una plaza de garaje de una vivienda unifamiliar”, destaca Pérez.
La instalación de un punto de carga en un garaje comunitario
En este caso el punto de carga se instala a partir del punto de suministro ya existente del propietario de la plaza (suele incluir un wallbox o aparato de 3,6 kW o más y el cable necesario de contador a plaza: entre 20-50 metros). Este esquema “permite aunar en una misma factura el consumo de la vivienda y el del punto de carga, evitando al cliente tener que pagar otro importe adicional por término de potencia para el punto de recarga”, explica este responsable de Iberdrola.
Estas instalaciones se vieron favorecidas por la entrada en vigor, en 2014, del Real Decreto 1053/2014, que obligaba a las viviendas de nueva construcción a tener una preinstalación de puntos de recarga para eléctricos en sus garajes comunitarios para facilitar una posterior instalación de los mismos. Ojo, si la plaza del garaje del cliente no está en el mismo edificio que la vivienda, el interesado deberá solicitar un nuevo suministro.
La instalación de un punto de carga en un garaje de una vivienda unifamiliar
En estos domicilios “la instalación suele partir del cuadro eléctrico de la vivienda y no del punto de suministro”, explica Pérez, “ya que, normalmente, en las viviendas unifamiliares, el cuadro de protecciones está más cerca del garaje que el punto de suministro; de ahí que se utilice este esquema eléctrico”. Este tipo de instalaciones suelen incluir un aparato o wallbox de 3,6 kW o más y de 10 a 30 metros de cable.