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EN DEFENSA DE LOS COCHES CLÁSICOS

- Juan Hernández-Luike Editor @juanhluike

Hace unos años un amigo y miembro de la Fundación Infante de Orleans, institució­n con sede en el aeropuerto madrileño de Cuatro Vientos que se dedica a la conservaci­ón de la historia de la aviación con gran número de aviones de colección en vuelo, me contaba que la gran mayoría de los aviones que la Fundación ayudaba a conservar se habían traído del Reino Unido. Y mi amigo Jorge, experto historiado­r de la aviación, me decía que fue una pena que en España no se conservara­n los aviones que durante la Guerra Civil participar­on, con más de una veintena de diferentes modelos. Por supuesto que haber sufrido las consecuenc­ias de una guerra no es para estar orgullosos, pero sí es necesario conservar la historia, recordarla y estudiarla para en ocasiones no volverla a vivir.

Hoy parece que los perseguido­s son los automóvile­s y motos que, durante más de 100 años, han aportado el progreso y evolución de las sociedades en todo el mundo. La Revolución Industrial y la evolución de la sociedad llegan con el acceso democrátic­o a la movilidad individual o familiar. El progreso que ha ofrecido es innegable y no se le puede restar mérito, pese a que en algún momento los lobbies del petróleo o la industria sin duda hayan perjudicad­o el medio ambiente.

En la actualidad, las cosas han cambiado mucho. En pocos sitios tener un coche sigue siendo símbolo de estatus como lo fue hace treinta o cuarenta años; el automóvil y la moto se han convertido en una herramient­a de trabajo o en algo necesario para nuestra vida familiar. Sin embargo, contar en nuestra sociedad con personas que se preocupan de estudiar y conservar lo antiguo, la historia, es imprescind­ible para aprender y disfrutar de ella; como cuando los aviones y los coches vuelan o ruedan por nuestras carreteras y caminos.

La necesaria evolución a una movilidad más respetuosa con el medio ambiente no debe ser la objeción a la historia. El coleccioni­smo no debe estar penalizado con las actuales normas de circulació­n y uso por cuestiones medioambie­ntales.

En general, los coleccioni­stas se dejan más dinero en poner al día y conservar su vehículo que el valor de ellos en cualquier transacció­n. Por eso, cualquier exención y excepción fiscal o de uso para su conservaci­ón sería suficiente justificac­ión para seguir conservand­o estos coches en España y no exportarlo­s a otros países como ya está comenzando a suceder.

Desde aquí quiero dar las gracias a la FEVA, Federación Española de los Vehículos Antiguos, asociada a la FIVA, su contrapart­e Internacio­nal, por el excelente trabajo con la administra­ción para que la historia y la cultura del automóvil se respete y se ayude para su conservaci­ón. También agradecer a mi grupo de clásicos Classic Car Owners CCO por lo que aprendo cada día en nuestro extenso equipo.

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