EN DEFENSA DE LOS COCHES CLÁSICOS
Hace unos años un amigo y miembro de la Fundación Infante de Orleans, institución con sede en el aeropuerto madrileño de Cuatro Vientos que se dedica a la conservación de la historia de la aviación con gran número de aviones de colección en vuelo, me contaba que la gran mayoría de los aviones que la Fundación ayudaba a conservar se habían traído del Reino Unido. Y mi amigo Jorge, experto historiador de la aviación, me decía que fue una pena que en España no se conservaran los aviones que durante la Guerra Civil participaron, con más de una veintena de diferentes modelos. Por supuesto que haber sufrido las consecuencias de una guerra no es para estar orgullosos, pero sí es necesario conservar la historia, recordarla y estudiarla para en ocasiones no volverla a vivir.
Hoy parece que los perseguidos son los automóviles y motos que, durante más de 100 años, han aportado el progreso y evolución de las sociedades en todo el mundo. La Revolución Industrial y la evolución de la sociedad llegan con el acceso democrático a la movilidad individual o familiar. El progreso que ha ofrecido es innegable y no se le puede restar mérito, pese a que en algún momento los lobbies del petróleo o la industria sin duda hayan perjudicado el medio ambiente.
En la actualidad, las cosas han cambiado mucho. En pocos sitios tener un coche sigue siendo símbolo de estatus como lo fue hace treinta o cuarenta años; el automóvil y la moto se han convertido en una herramienta de trabajo o en algo necesario para nuestra vida familiar. Sin embargo, contar en nuestra sociedad con personas que se preocupan de estudiar y conservar lo antiguo, la historia, es imprescindible para aprender y disfrutar de ella; como cuando los aviones y los coches vuelan o ruedan por nuestras carreteras y caminos.
La necesaria evolución a una movilidad más respetuosa con el medio ambiente no debe ser la objeción a la historia. El coleccionismo no debe estar penalizado con las actuales normas de circulación y uso por cuestiones medioambientales.
En general, los coleccionistas se dejan más dinero en poner al día y conservar su vehículo que el valor de ellos en cualquier transacción. Por eso, cualquier exención y excepción fiscal o de uso para su conservación sería suficiente justificación para seguir conservando estos coches en España y no exportarlos a otros países como ya está comenzando a suceder.
Desde aquí quiero dar las gracias a la FEVA, Federación Española de los Vehículos Antiguos, asociada a la FIVA, su contraparte Internacional, por el excelente trabajo con la administración para que la historia y la cultura del automóvil se respete y se ayude para su conservación. También agradecer a mi grupo de clásicos Classic Car Owners CCO por lo que aprendo cada día en nuestro extenso equipo.