EL HIDRÓGENO, ¿ES LA SOLUCIÓN PARA LOS ELÉCTRICOS?
EL TOYOTA MIRAI DE SEGUNDA GENERACIÓN VIENE A CONFIRMAR QUE LA PILA DE COMBUSTIBLE ES UNA OPCIÓN VIABLE DESDE EL PUNTO DE VISTA TECNOLÓGICO. LA INFRAESTRUCTURA DE REPOSTAJE, EN CAMBIO, AÚN NO ESTÁ PREPARADA.
Los coches propulsados por hidrógeno podrían ser el futuro, pero se tienen que cumplir una serie de requisitos. Primero, tienen que ser técnicamente viables. Después, resultar económicamente competitivos. Y finalmente, imponerse a la cada vez más perfeccionada alternativa que representan los coches eléctricos de baterías o BEV. El primer peldaño está subido. Sin embargo, los restantes van a requerir un esfuerzo notable y que se presenten muchas circunstancias favorables.
Un coche de hidrógeno es esencialmente un coche eléctrico que utiliza un dispositivo llamado pila de hidrógeno para generar electricidad. Una pila es similar en su funcionamiento a una batería... salvo por el detalle de que no es recargable. En lugar de eso, tiene que ser alimentada con aire a presión e hidrógeno para producir electricidad.
Entre las ventajas de estos coches cabe mencionar la ausencia de emisiones (la producción de electricidad sólo genera vapor de agua), la gran autonomía (un kilo de hidrógeno permite recorrer unos 100 km) y la rapidez de repostaje (es tan sencillo como reponer gas natural). En su contra juega el volumen de los depósitos (el hidrógeno es muy poco denso y, a 700 atmósferas de presión, un kilo ocupa 26 litros), la ausencia de una red de distribución y el coste del propio hidrógeno (con los precios actuales, el kilómetro sale un poco más caro que con la gasolina).
En cualquier caso, el Mirai es la demostración de que el aspecto técnico está resuelto. Si los precios del combustible bajan, y la distribución mejora, el coche de hidrógeno podría ser un duro rival para el eléctrico ‘convencional’ de baterías.