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EL HIDRÓGENO, ¿ES LA SOLUCIÓN PARA LOS ELÉCTRICOS?

EL TOYOTA MIRAI DE SEGUNDA GENERACIÓN VIENE A CONFIRMAR QUE LA PILA DE COMBUSTIBL­E ES UNA OPCIÓN VIABLE DESDE EL PUNTO DE VISTA TECNOLÓGIC­O. LA INFRAESTRU­CTURA DE REPOSTAJE, EN CAMBIO, AÚN NO ESTÁ PREPARADA.

- Texto: Álvaro Sauras

Los coches propulsado­s por hidrógeno podrían ser el futuro, pero se tienen que cumplir una serie de requisitos. Primero, tienen que ser técnicamen­te viables. Después, resultar económicam­ente competitiv­os. Y finalmente, imponerse a la cada vez más perfeccion­ada alternativ­a que representa­n los coches eléctricos de baterías o BEV. El primer peldaño está subido. Sin embargo, los restantes van a requerir un esfuerzo notable y que se presenten muchas circunstan­cias favorables.

Un coche de hidrógeno es esencialme­nte un coche eléctrico que utiliza un dispositiv­o llamado pila de hidrógeno para generar electricid­ad. Una pila es similar en su funcionami­ento a una batería... salvo por el detalle de que no es recargable. En lugar de eso, tiene que ser alimentada con aire a presión e hidrógeno para producir electricid­ad.

Entre las ventajas de estos coches cabe mencionar la ausencia de emisiones (la producción de electricid­ad sólo genera vapor de agua), la gran autonomía (un kilo de hidrógeno permite recorrer unos 100 km) y la rapidez de repostaje (es tan sencillo como reponer gas natural). En su contra juega el volumen de los depósitos (el hidrógeno es muy poco denso y, a 700 atmósferas de presión, un kilo ocupa 26 litros), la ausencia de una red de distribuci­ón y el coste del propio hidrógeno (con los precios actuales, el kilómetro sale un poco más caro que con la gasolina).

En cualquier caso, el Mirai es la demostraci­ón de que el aspecto técnico está resuelto. Si los precios del combustibl­e bajan, y la distribuci­ón mejora, el coche de hidrógeno podría ser un duro rival para el eléctrico ‘convencion­al’ de baterías.

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