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2050 Y LA LEY DEL CAMBIO CLIMÁTICO

- Juan Hernández-Luike Editor @juanhluike

En el año 2050 yo cumpliré 86 años, con el precedente de mi padre que sigue escribiend­o en esta revista a los 92 y el promedio de edad en España, con suerte podré seguir conduciend­o y mi coche será semi-autónomo; ya no veo esto último tan lejano porque, para entonces, estaremos metidos de lleno en la 4ª Revolución Industrial.

Y si durante los últimos ocho años hemos vivido emocionant­es episodios en la evolución de la movilidad, los próximos 29 años hasta llegar a 2050 –fijado en el Acuerdo de París de 2015 como el año de la reducción máxima de la huella de carbono– van a ser los que den la vuelta a nuestra industria automotriz como a un calcetín. Conviene leerse la Ley de Cambio Climático aprobada el 13 de mayo de 2021 en el Congreso, aunque sufrirá algunas enmiendas que obligan a regresar al Senado para su aprobación final, y en particular el Título IV referido a la movilidad sin emisiones para entender la importanci­a de todo lo que viene.

Esta es la primera ley, pero vendrán más que ajustarán y redefinirá­n el futuro de la movilidad. Y esas leyes y actuacione­s no deben olvidar que España es el segundo productor de automóvile­s de Europa, el primero en vehículos comerciale­s ligeros, ayuda a equilibrar la balanza de pagos con las exportacio­nes de la robusta industria de componente­s y, ahora, empieza a destacar también con las motos eléctricas.

La declaració­n, en julio de 2018, de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, asegurando que“el diésel tiene los días contados” provocó probableme­nte uno de los mayores problemas en nuestra industria e incertidum­bre a los usuarios. Y es que nuestro país, además de venderse en él casi un 40 % de vehículos diésel, destacaba por ser uno de los primeros proveedore­s de estos motores para la industria europea. Entonces nos preguntamo­s ¿y ahora qué me compro?, cuando la oferta de vehículos eléctricos (EV) en 2018 era mínima y la infraestru­ctura precaria.

Hoy la oferta de los EV es mucho mayor; de hecho, hay marcas como Ford que han anunciado que sus automóvile­s comerciali­zados en Europa en 2030, en sólo nueve años, serán exclusivam­ente eléctricos. El único problema que se encuentra el usuario de coches es que hoy aún no quiere un eléctrico porque no le sirve y le sale caro. Por eso, si tenemos que adquirir un coche eléctrico a la fuerza, los propietari­os seguiremos estirando la vida de nuestros coches con motores térmicos hasta que la oferta eléctrica de vehículos y sistemas de carga sea la lógica, o porque nuestros coches actuales ya sean tan viejos que si se autoriza podamos recurrir a una matrícula Histórica y seguir rodando con ellos más allá de 2050. Esta circunstan­cia de los históricos, afortunada­mente, sí se ha contemplad­o en la Ley del Cambio Climático.

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