OPEL MOKKA 1.2T 130 GS LINE PLUS
Hay un 1.2T de 100 CV desde 21.824 €, un 1.5 Diésel desde 22.500 y uno eléctrico desde 35.400 € € OPEL HA RENOVADO POR COMPLETO EL MOKKA. AHORA EMPLEA UNA PLATAFORMA Y MECÁNICAS DE ORIGEN PSA Y TIENE UN ASPECTO MÁS 'CHIC'. ¿ES UN ACIERTO?
Cambio radical para el nuevo Opel Mokka, que ahora es mucho mejor por diseño. Veamos si también lo es en lo funcional.
No decimos nada nuevo si os contamos que estamos asistiendo a un nuevo orden mundial en muchos aspectos. Y el mundo del motor no es ajeno. Si hace cuatro años el Grupo PSA oficializaba la compra de Opel, en los últimos meses hemos visto como este grupo, formado por Citroën, Peugeot, DS y la propia Opel, ha pasado a fusionarse con FCA (Fiat, Abarth, Alfa Romeo y Jeep). Este tipo de sinergias les permitirá, entre otras muchas cosas, desarrollar modelos conjuntos. Dicho de otra manera, contar con unas mismas plataformas y mecánicas pero que serán vestidas con diferentes trajes en función de la marca.
Y, precisamente, el Opel Mokka es uno de los primeros ejemplos de esa unión de
Opel con PSA. Debajo de su carrocería SUV de 4,15 metros y cinco puertas ya no queda nada del anterior Mokka X. Ahora, y además de dejarse la X de su nombre por el camino, el Mokka emplea la misma plataforma EMP1 que ya llevan los Peugeot 208/2008, el Citroën C4, el DS 3 Crossback o el Opel Corsa.
El Opel Mokka se caracteriza por ser un modelo que apuesta más por el diseño y por la diferenciación que por ser uno de los SUVs más amplios o prácticos del mercado. No es, por tanto, un SUV especialmente pensado para familias o
personas que busquen la máxima practicidad, que también puede serlo, sino más bien para parejas que no requieran tanto espacio como, por ejemplo, ofrece un Citroën C3 Aircross.
En el aspecto mecánico, en esta ocasión hemos probado la versión más potente de la gama, sin contar la eléctrica. Equipa el motor 1.2 Turbo de 130 CV que en PSA denominan Pure Tech, un propulsor que destaca principalmente por su buena respuesta a cualquier régimen. Se muestra voluntarioso y bastante intenso a partir de 1.800 rpm, lo que unido a sus 130 CV le permite ofrecer unas prestaciones más que suficientes para un coche de este tipo. ¿Sobrado? Este modelo pesa 1.295 kilos. La versión de 100 CV los moverá sin muchos
problemas para desplazarse a ritmos normales, pero viendo lo bien que va esta variante de 130 CV, creemos que esta es la opción más interesante.
Si hablamos de consumo, este Mokka obtiene una cifra real que ronda los 7 litros/100 km de media.No es una cifra milagrosa,pero sí está en línea con los mejores de su clase.
Por ponerle alguna pega, y dado que el Mokka es un poco caro (unos 1.000 euros de media más que un Crossland equivalente) y que algunos de sus posibles rivales son de los considerados como premium, donde quizá podría mejorar un poco este motor es en refinamiento, pues es un poco ruidoso a altas revoluciones y también transmite ligeras vibraciones al ralentí.
Esta versión sólo se puede adquirir con un cambio automático de convertidor de par y ocho velocidades que funciona muy bien, tanto en manual como en automático. Es uno de esos cambios que actúan con suficiente rapidez pero que, al mismo tiempo, son bastante suaves al pasar de una marcha a otra. Sólo maniobrando a muy baja velocidad nos gustaría una respuesta un poco menos brusca.
Por comportamiento, el Mokka es un coche que se siente especialmente a gusto en ciudad o en trayectos por carreteras en buen estado y sin muchas curvas. La razón la encontramos en una dirección demasiado asistida ideal para aparcar, pero un tanto falta de tacto en zonas de
curvas.También influye la puesta a punto de la suspensión. De primeras, parece dura y hasta un tanto deportiva porque las irregularidades se notan con más claridad que en muchos de sus rivales. Un Citroën C3 Aircross o un Renault Captur son más cómodos. Sin embargo, en las curvas también se aprecia que la carrocería tiende a balancear un poco más de lo esperado. A base de hacer kilómetros, uno termina yendo confiado porque las reacciones del coche al final son sanas y no le verás ni un mal gesto, pero sí es cierto que, de primeras, no transmite esa elevada mezcla de control, agilidad y precisión que sí vemos en un Seat Arona o un Hyundai Kona, por ejemplo.