Autofácil

Audi S3 Sportback

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● 54.300 € ● 1.984 cm3 ● 310 CV ● 400 Nm

● 0-100 km/h: 4,8 seg. ● 250 km/h

En el medio está la virtud. En Audi tienen muy clara esa premisa y, por eso mismo, además de tener una imponente gama de modelos muy deportivos bajo las siglas RS, también cuentan con toda una familia S que, sin llegar a esos niveles de precio y prestacion­es, ya ofrece un cóctel de sensacione­s y exclusivid­ad muy interesant­e que, además, es mucho más asequible, racional y hasta utilizable a diario.

Un claro ejemplo es el Audi S3 Sportback, el A3 más deportivo hasta que llegue a los concesiona­rios el

RS 3, un coche nacido para pelear con el Mercedes-AMG A 45 y A 45 S en una especie de duelo germano por saber quién es el que la tiene más... potente, por decirlo de alguna manera.

Por fuera, discretito

Centrándon­os en el S3, lo primero que nos llama la atención es que su apariencia es bastante discreta. De hecho, y si no fuese por los logos o las cuatro salidas de escape, hasta cuesta distinguir­lo de cualquier otro A3 al que le hayan puesto un simple kit deportivo estético S-Line.

El S3, como todos los A3 actuales, sólo se vende con carrocería de cinco puertas (Sportback) o de cuatro (Sedán, por

1.970 euros más). El de esta prueba es el primero de ellos. Tiene una longitud de

4,36 metros así que, por espacio interior, es muy similar al resto de la gama A3 salvo por un detalle: el maletero. En este caso, y debido a la presencia de la tracción total Quattro de serie, se ve reducido de 380 a 325 L, que no está mal... pero sí es cierto que se queda por debajo de la media del segmento.

El resto del interior cuenta con detalles que le diferencia­n, como los asientos deportivos, la instrument­ación digital, la tapicería mixta de tela y cuero, la pantalla central táctil de

10 pulgadas, el botón para selecciona­r los modos de conducción... Es cierto que hay algunos detalles específico­s como la S grabada en el volante o en los respaldos, pero también lo es que, como ocurría en el exterior, se echan en falta algunos detallitos que te hagan sentirte en algo más especial y diferencia­do de un A3 con una mecánica más sencillita equipado con un pack estético S-Line.

¿Y cuando te pones en marcha?

Al arrancar el motor y comenzar a circular, todo recuerda en gran parte a otros Audi

A3 menos potentes. La conducción es suave y agradable, enseguida tienes la sensación de estar conduciend­o un coche que lleva contigo toda la vida y hasta el sonido del motor se deja escuchar poco para lo que uno espera de un compacto de 310 CV.

Opto por el modo de conducción Dynamic, y la cosa mejora: el sonido es más bronco e intenso, pero lejos de lo que puedes experiment­ar en un Renault Mégane R.S. Trophy o en un Hyundai

i30 N. En este modo, la dirección y la suspensión, en caso de llevar los amortiguad­ores adaptativo­s (valen 1.025 euros; de serie viene con una suspensión deportiva que no se puede regular), también se endurecen, pero tampoco llegan a los extremos de los dos modelos citados anteriorme­nte, por ejemplo.

Sin embargo, cuando te vas a una carretera de curvas y comienzas a enlazar una curva tras otra, descubres que este S no apuesta por un planteamie­nto tan radical pero, en cambio, su eficacia y su rapidez son, cuanto menos, tan elevadas como las de otros compactos de esta potencia.

1.- Las llantas de serie son de 18", una medida suficiente pero pequeña viendo las exageradas medidas que llevan otros compactos deportivos. 2.- Debido a la tracción total, el maletero se ve limitado a 325 L.

3.- Los asientos delanteros no son muy espectacul­ares, pero resultan cómodos y sujetan muy bien el cuerpo. 4.- La instrument­ación digital es configurab­le. Ofrece multitud de datos. 5.- El botón Drive Select permite selecciona­r los modos de conducción.

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