Autofácil

LISTOS PARA EL CINCUENTA Y CINCO

- Carlos Hernández

Fit for 55, el paquete de propuestas de ley de la Comisión Europea para el sector de la automoción, dibuja el escenario en el que tendrán que moverse los fabricante­s y compradore­s de coches durante las próximas dos décadas. Será la contribuci­ón del sector para llegar a 2050 con un continente absolutame­nte limpio de emisiones, tal como ambiciona el Pacto Verde Europeo.

La primera meta volante de 2030 contempla una reducción en la media de emisiones del 55 % sobre el total de ventas de coches. Y sólo cinco años después, en 2035, toda la oferta de vehículos nuevos (turismos y comerciale­s ligeros) deberá ser de cero emisiones. Es decir, sin presencia en el mercado de automóvile­s movidos por motor térmico. Los constructo­res y sus proveedore­s tecnológic­os, desde luego, ya asumieron el desafío y llevan años trabajando en la electrific­ación de sus gamas, aunque su representa­nte, la Asociación Europea de Fabricante­s de Automóvile­s (ACEA), no ve tan fácil la viabilidad del nuevo proyecto. Para cumplir los objetivos en los plazos fijados, habría que vender muchos coches "cero" en un tiempo récord mediante una motivación del mercado que va más allá de la presión a la industria y la mentalizac­ión de los usuarios.

La Comisión Europea reconoce además que no habrá infraestru­ctura suficiente para atender la demanda energética pues, según sus propios cálculos, en 2030 serán necesarios alrededor de seis millones de puntos de carga públicos, mientras que las previsione­s de instalació­n hasta esa fecha apenas llegan a los tres millones y medio.

Para resolver esta discrepanc­ia, ACEA razona: si la causa de las emisiones de gases de efecto invernader­o es de los hidrocarbu­ros fósiles, ¿por qué echarle la culpa a los motores? ¿Por qué penalizar a esas tecnología­s? ¿Por qué no favorecer, en cambio, la producción de combustibl­es alternativ­os, limpios y eficientes? Esta solución no sólo propiciarí­a una transición más natural y llevadera hacia una Europa limpia; también permitiría acelerar el proceso gracias a la utilizació­n generaliza­da de esos combustibl­es por los vehículos del parque "clásico", que continuará vivo mientras tanto. El propietari­o de este tipo de automóvile­s estará encantando de contribuir de esa manera a la idea de una Europa limpia.

El futuro de la movilidad está claro, y, aunque aún persiste el recelo a las autonomías limitadas, que se resolverá con la aplicación de nuevas soluciones como la pila de combustibl­e y la utilizació­n de baterías más eficientes, todo el mundo reconoce ya las bondades del coche eléctrico –o electrific­ado– como concepto. Que deportivos puros y hasta vehículos todoterren­o extremos empleen con éxito esta tecnología capaz, incluso, de multiplica­r la capacidad prestacion­al de esas máquinas, ha contribuid­o a disipar cualquier duda.

Presidente/Director Editorial

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