Autofácil

Qué pena, el renting

- Juan Hernández-Luike Editor @juanhluike

Hace tres años, y como cualquier hijo de vecino, en casa dudábamos sobre el mejor coche para comprar. Y es que, a pesar de tener más informació­n que muchos otros usuarios por trabajar en un medio especializ­ado del motor, no teníamos claro el vehículo más adecuado para nuestras necesidade­s. Al final, ante la incertidum­bre, optamos por el renting de un Mini Countryman PHEV, con etiqueta Cero, a tres años, 15.000 km/año, cambio de neumáticos incluido y las revisiones.

La solución eléctrica para poder entrar a Madrid nos pareció genial. No tendríamos que pagar por aparcar, ninguna señal de Madrid Central nos pararía y, sobre todo, teníamos la oportunida­d de cargar el coche en casa a diario para reducir el consumo de combustibl­e a niveles ridículos. Mi mujer y yo tomamos las decisiones importante­s escribiend­o sobre un papel los pros y contras antes de dar el paso final, y el Mini de renting nos pareció la decisión más adecuada.

Después, la realidad ha sido otra. Puedes aparcar en Madrid sin pagar, pero esa ventaja no está unificada en todos los municipios de España; por ejemplo, en Galapagar, población vecina a la mía, no se podía (hoy ya ni lo sé porque decidí no volver a intentarlo). Además, en una gran ciudad no siempre es tan fácil aparcar y, en muchas ocasiones, nos vimos obligados a recurrir al parking; y al final tampoco íbamos tanto al centro de Madrid. Por otro lado, su autonomía real eléctrica de poco más de 30 kilómetros es fantástica porque es casi el radio de acción diario, pero ese CASI duele, ya que con 20 km más reales la felicidad habría sido total. Aun así, mi mujer era capaz de superar los 1.000 km de uso con un solo depósito. Así que pasamos de una conducción más desahogada con un todoterren­o diésel a conducir el Mini con mimo, tirando lo máximo posible del empuje eléctrico, apagando el aire acondicion­ado si la temperatur­a exterior bajaba, y siempre con una aceleració­n progresiva; lo que se conoce como ECO CONDUCCIÓN.

Otro tema eran los viajes. Con nuestro diésel anterior hacíamos 600 kilómetros, la mayor parte de los viajes del tirón, pero con el Mini necesitába­mos, como mínimo, hacer una parada por viaje, aunque fuesen recorridos de 450 km y el consumo se acercaba a los 9 litros a un ritmo normal. Por último, con la pandemia, el coche se ha pasado casi un año parado en casa y no lo hemos podido disfrutar tanto como habíamos previsto y de los 45.000 km que podría haber recorrido con él, lo hemos devuelto con 35.000 km.

¡Qué pena! Ayer se llevaron los del renting nuestro coche y os puedo asegurar que fue como si me arrancaran algo. El Mini nos gustaba mucho, estaba nuevo, tan cuidado que jamás pasó por un túnel de lavado y si hubiese sido mío, sin duda, habría estado en casa unos cuantos años más, pero… Lo del renting está genial, hemos podido disfrutar el coche muchísimo y tomar la decisión de que nuestro próximo automóvil será un diésel que nos permita viajar, llevar las bicicletas y, muy probableme­nte, seguiremos con otro renting. La incertidum­bre aún nos acompaña a todos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain