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SI TE ENCUENTRAS UNA NEVADA...

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1 SI PUEDES, EVITA CONDUCIR

Aunque con nociones sobre conducción y mucha precaución puedes conducir sobre nieve, es mejor que evites hacerlo siempre y cuando te sea posible. ¿La razón? El riesgo de quedarte atascado o de sufrir un accidente es obviamente mayor y, aparte, no se trata sólo de que tú seas capaz de conducir, sino que haciéndolo asumes el riesgo de que otros conductore­s ocasionen un accidente en el que te veas implicado.

2 CONCENTRAC­IÓN MÁXIMA

Siempre hay que ir concentrad­o al volante, pero sobre nieve mucho más. Pon toda tu atención sobre la informació­n que recibes a través del volante para intentar conocer el grado de adherencia de los neumáticos. Asimismo, evita escuchar música para que tus oídos estén centrados en cualquier ruido que provenga del exterior.

3 CALMA, MUCHA CALMA

Uno de los mayores errores que puedes cometer conduciend­o sobre nieve es efectuar movimiento­s bruscos. Ralentiza el manejo del volante y de los pedales, como si lo hicieras a cámara lenta, girando muy suave y acelerando y frenando con muy poca presión sobre los pedales. De lo contrario, facilitará­s que los neumáticos pierdan adherencia. Procura no perder los nervios porque, si pisas el freno o giras el volante a lo loco, empeorarás la situación.

4 MUY DESPACIO

Ve todo lo despacio que necesites para sentir que tienes la situación bajo control, pero procura no detenerte del todo porque, en tal caso, puede que te quedes atascado. Ten en cuenta que, a mayor velocidad, mayor riesgo de perder el control del vehículo.

5 USA EL FRENO MOTOR

Este concepto es clave al conducir sobre nieve. Se trata de aprovechar la retención del motor que se produce cuando sueltas el acelerador (mayor cuanto más corta sea la marcha que lleves engranada), la cual es muy útil para aminorar la velocidad sin riesgo de que las ruedas se bloqueen.

6 MUCHA ANTICIPACI­ÓN

La técnica de conducción de mirar lejos cobra especial importanci­a cuando circulas sobre hielo o nieve, puesto que las distancias de frenado pueden hasta duplicarse respecto a si el asfalto estuviese seco.

7 SELECCIONA LAS RODERAS

Tendemos a conducir sobre las roderas que otros coches han dejado sobre la nieve, pero no siempre es lo recomendab­le. Lo es cuando son tan profundas que ya se ve el asfalto o cuando la nieve no se ha endurecido, pero no lo es cuando la nieve se ha compactado sobre el suelo, ya que se convierte en hielo y resbala aún más. Te será fácil identifica­r este segundo caso, pues observarás que la nieve brilla con claridad.

8 GIRA LO MENOS POSIBLE

Cuantos menos grados de giro apliques en el volante, mejor, pues la adherencia será mayor cuanto más rectas estén las ruedas delanteras. Dicho de otro modo, en la medida de lo posible toma las curvas desde la parte exterior de tu carril, ciérrate según visualices el vértice interior y vuelve a abrirte al máximo en la salida de la curva.

9 MODOS DE CONDUCCIÓN

¿Los tiene tu coche? En tal caso, recurre a ellos. Conecta el específico para nieve o barro si es que lo hay y, si no, selecciona el programa 'Eco', pues es con el que el acelerador se vuelve menos sensible, lo que te puede ayudar a no perder motricidad.

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