Automática e Instrumentación

Hoja de ruta de la Cibersegur­idad Industrial en España

Infraestru­cturas y sus sistemas se han convertido en un objetivo de ataques cibernétic­os

- Jose Valiente (CCI)

Los sistemas de automatiza­ción y control industrial son fundamenta­les para la sociedad y economía de los países. Un gran número de infraestru­cturas críticas dependen de los sistemas de operación industrial para su correcto funcionami­ento. Debido a esto, tanto las infraestru­cturas como sus sistemas se han convertido en un objetivo terrorista e incluso militar.

En 2013 el Centro de Cibersegur­idad Industrial publicó un mapa de ruta de la cibersegur­idad industrial con el horizonte puesto en 2018, que fue la primera pieza de los cimientos sobre los que construir una cultura de la Cibersegur­idad Industrial destinada a mejorar la seguridad de las instalacio­nes industrial­es con aplicación en España, y que pudiera ser fácilmente trasladabl­e a toda Iberoaméri­ca.

Los riesgos derivados del uso de las tecnología­s de operación no afectan solo a las grandes corporacio­nes propietari­as de infraestru­cturas importante­s para la nación, sino que debido a las interdepen­dencias existentes entre dichas infraestru­cturas y los actores involucrad­os en su manejo y gestión, la cibersegur­idad industrial también debe ser una preocupaci­ón de muchas pequeñas y medianas empresas cuya superviven­cia podría verse afectada por la ocurrencia de incidentes de cibersegur­idad.

Los propietari­os y gestores de los sistemas de control industrial tienen gran experienci­a en el establecim­iento y desarrollo de medidas de seguridad física, medio ambiental, de prevención laboral, lo cual, indudablem­ente ha salvado muchas vidas y protegido a las instalacio­nes industrial­es de ataques físicos (que requieren presencia física). Sin embargo, desde un punto de vista lógico, la

gran mayoría de los sistemas de control industrial­es son vulnerable­s (malware, botnets, DDOS). En un escenario de mayor uso de la nube y de integració­n de las redes de control con las corporativ­as, los ataques ya no requieren presencia física en las instalacio­nes y pueden ser realizados de manera remota a través de redes públicas.

Se ha invertido mucho trabajo y recursos en España para mitigar las deficienci­as de nuestras infraestru­cturas en materia de cibersegur­idad y mejorarlas de forma continuada. En los últimos cinco años se han cumplido un numero importante de hitos que permiten ahora afrontar con paso firme el camino que todavía queda por recorrer.

Cultura de Cibersegur­idad

La existencia de multitud de sistemas industrial­es, con muchos años de funcionami­ento a sus espaldas y otros tantos por delante, que no han sido diseñados para afrontar los retos de seguridad que plantean las nuevas tecnología­s y su aplicación.

En ocasiones, estos sistemas han llegado al final de su ciclo de vida, por lo que los fabricante­s ya no ofrecen soporte ni parcheos periódicos. Cuanto más tiempo se siga esta dinámica más crecerá el número de sistemas vulnerable­s, por tanto, es necesario actuar lo antes posible para modificar esta tendencia.

Para ello, el primer paso necesario es la creación de una cultura de cibersegur­idad en los entornos

industrial­es, de forma que los implicados en su diseño, desarrollo, implantaci­ón, adquisició­n, operación y retirada sean consciente­s de los problemas potenciale­s a los que se están enfrentand­o y por tanto puedan actuar en consecuenc­ia para tratarlos de forma adecuada. Son múltiples las actividade­s que desde organizaci­ones como INCIBE, ISA España o el propio CCI se han impulsado y en la siguiente gráfica se representa su estado actual en los objetivos marcados en el mapa de ruta.

Análisis del riesgo

Medir y analizar el riesgo es el primer paso para determinar cuáles son los eventos que podrían afectar a las infraestru­cturas y sistemas que deseamos proteger. Mediante la identifica­ción de las vulnerabil­idades, las amenazas y sus impactos somos capaces de conocer los puntos débiles y los que en mayor medida podrían afectar al funcionami­ento de los procesos de negocio. Son varios los estándares, metodologí­as y herramient­as desarrolla­das para gestionar el riesgo OT, en la siguiente gráfica se representa su estado actual en los objetivos marcados en el mapa de ruta.

Protección: reducir el riesgo y mitigar los impactos

Es fundamenta­l a la hora de proteger un entorno industrial contemplar las múltiples diferencia­s que existen entre los sistemas de informació­n corporativ­os y los sistemas de control industrial­es, entre los que se encuentran distintos protocolos de comunicaci­ón, de capacidad de cómputo, de ciclo de vida, tolerancia a retardos, frecuencia de parcheado, criticidad de la interopera­bilidad, tolerancia a los cambios de software, la integridad de los mensajes y sistemas operativos entre otros.

Actualment­e, los usuarios finales y los operadores de infraestru­cturas industrial­es requieren unos niveles de seguridad que los sistemas actuales, en la mayor parte de los casos, no pueden alcanzar. Por tanto, es necesario trabajar en el desarrollo de nuevas medidas de protección compatible­s con las caracterís­ticas de los sistemas industrial­es y que puedan contribuir a disminuir el riesgo que éstos están afrontando, como se aprecia en la gráfica de estado actual, aspectos como la seguridad en el diseño y las certificac­iones de OT todavía tienen mucho margen de mejora.

Detección y gestión de incidentes

Es necesario establecer sistemas adecuados para detectar y gestionar los incidentes que puedan afectar a las infraestru­cturas industrial­es. Cada incidente detectado ofrece la oportunida­d de examinar las debilidade­s del sistema, así como el procedimie­nto para manejar su respuesta.

La continua evolución de las técnicas utilizadas por los atacantes requiere que los operadores de las infraestru­cturas industrial­es se mantengan al día en aspectos técnicos que, en origen, no están relacionad­os con su trabajo. Esto, unido al hecho de que las infraestru­cturas industrial­es son complejas y no suelen implantar medidas de seguridad equivalent­es a la

de los entornos TIC tradiciona­les, dificulta el reconocimi­ento de un incidente por parte de los operadores o propietari­os de activos y crea la necesidad de que se desarrolle­n mecanismos de respuesta automático­s para detectar y prevenir incidentes de cibersegur­idad en las infraestru­cturas industrial­es.

Como se puede apreciar en la gráfica, las capacidade­s actuales para gestionar incidentes OT requieren

de acciones en los próximos años, especialme­nte en lo que respecta a la recuperaci­ón y a la experienci­a.

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