Cuándo podremos disponer de este material
Todavía hay un largo camino por recorrer antes de que cualquiera de estas aplicaciones pueda hacerse realidad, siendo uno de los retos más difíciles obtener hojas de grafeno lo suficientemente grandes y de alta pureza para poder utilizarse en los múltiples aplicaciones que se espera para este material. Muchas de las muestras producidas para las investigaciones hasta la actualidad son solo de unos pocos milímetros cuadrados de tamaño. La clave es que la capa debe ser de un solo átomo de espesor y disponer de todos sus átomos formados en anillos hexagonales perfectos. Esto es muy difícil de controlar cuando se producen cristales puros, y por ahora ninguno de los métodos utilizados ha llegado a este nivel para producciones potencialmente industriales.
Otro aspecto a considerar, esta vez negativo y que todavía se están analizando, es su posible toxicidad, ya que es un material potencialmente biocompatible. Los estudios hasta el momento han revelado que el óxido de grafeno no es tóxico para las células biológicas en concentraciones bajas y medias (0,1 mg y 0,25mg), mientras que para dosis altas (0,4 mg) puede llegar a ser peligroso, por lo que el grafeno puede ser dañino para la salud debido a los residuos derivados de su producción. Sin embargo, ya oxidado tiene efectos de estrés oxidativo. Faltan más análisis para valorar la importancia de estos inconvenientes de forma objetiva.
Parece que la clave actual de la investigación está en quien será el primero en demostrar si este fantástico material puede llegar a la altura de su potencial.