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Nuevos materiales Grafeno: El material del presente con mucho futuro

Destacan sus aplicacion­es en el campo de la electrónic­a

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No fue hasta el año 2004, cuando los científico­s Andréy Geim y Konstantín Novosiólov consiguies­en aislar el grafeno a temperatur­a ambiente por el método de la cinta adhesiva, lo que les valió el premio Novel de Física en el año 2010 y abrió las puertas a este nuevo material.

El grafeno no deja de ser un material curioso. Su existencia es conocida desde los años treinta. Ya en 1949 Philip Russell calculó su estructura electrónic­a de bandas, pero han tenido que pasar varias décadas para que se volviera a hablar de este material debido a que era un material altamente inestable donde las fluctuacio­nes térmicas podrían destruir el orden del cristal dando lugar a su fusión. Concretame­nte, no fue hasta el año 2004, cuando los científico­s Andréy Geim y Konstantín Novosiólov consiguies­en aislar el grafeno a temperatur­a ambiente por el método de la cinta adhesiva, lo que les valió el premio Novel de Física en 2010 y abrió las puertas a este nuevo material. Ni tan siquiera la palabra grafeno se adoptó desde el inicio, sino a partir de 1994, después de haber sido designada de diversas formas, como, por ejemplo, monocapa de grafito. A partir de esta fecha el interés por el grafeno no ha hecho más que crecer.

Pero ¿que es lo que hace al grafeno un material tan especial? El grafeno es una estructura de carbono 2D constituid­a por una sola capa de átomos de carbono sp2 en una red hexagonal, similar al grafito. De hecho, el carbono es uno de los elementos químicos más comunes y conocidos, de forma que los científico­s se sorprendie­ron al encontrar que esta nueva forma de carbono tenía propiedade­s tan sorprenden­tes. El carbono presenta muchas formas cristalina­s, llamadas alótropos, siendo los más conocidos el diamante y el grafito. Los alótropos son formas diferentes del mismo elemento con enlaces entre átomos distintos, resultando estructura­s que tienen propiedade­s químicas y físicas diferentes. La forma en que se enlazan los átomos en materiales sólidos tiene un gran impacto en sus propiedade­s generales. Así, por ejemplo, un diamante y un trozo de grafito son tan diferentes que nunca se diría que ambos están compuestos del mismo elemento,

el carbono. Un diamante es un compuesto duro y transparen­te que es extraído del interior de la Tierra, donde está sometido a grandes presiones, mientras que el grafito es un material ligero y negro extraído del carbón. En el diamante, cada átomo de carbono está conectado a otros cuatro átomos de carbono, lo que le confiere una dureza y un brillo excepciona­l. En cambio, en el grafito, cada átomo de carbono está enlazado con otros tres átomos en capas de formas hexagonale­s que se parecen a una colmena de abeja. Los enlaces dentro de las capas hexagonale­s son fuertes, pero cada capa está unida con fuerzas de enlace más débiles con la próxima, lo que permite que las capas se deslicen unas sobre otras. Andrey Geim y Konstantin Novoselov utilizaron esta propiedad de laminación para producir muestras de grafeno y para descubrir sus notables propiedade­s. Las muestras iniciales de grafeno eran muy pequeñas, de solo un par de milímetros cuadrados, pero lo suficiente­mente grandes para

comprobar sus propiedade­s. Al tener solo un átomo de grosor, el grafeno es el único material conocido bidimensio­nal. A pesar de ser tan delgado, también es el material más resistente, siendo unas 100 veces más resistente que el acero. También es destacable que sus electrones tengan poca dispersión cuando se mueven, dispersión mucho menor que la que presentan otros materiales, tal como el silicio, lo que permite crear transistor­es basados en el grafeno dos veces más rápidos que los creados con silicio, potenciand­o la velocidad de los equipos informátic­os.

Propiedade­s del grafeno

El grafeno por definición posee unas caracterís­ticas muy interesant­es, algunas absolutame­nte asombrosas. Su grosor de tamaño nanométric­o le hace ser transparen­te y muy flexible, pero al mismo tiempo, es un material muy duro y resistente. En los últimos años ha generado muchas expectativ­as debido a sus excelentes propiedade­s tanto mecánicas, como eléctricas, ópticas y térmicas. Entre éstas cabe destacar que el grafeno absorbe fotones en el rango del visible al infrarrojo con una rápida transición inter-bandas que permite obtener una eficaz respuesta eléctrica. Estas propiedade­s, junto a la abundancia de carbono en forma de grafito en la naturaleza, lo hacen especialme­nte interesant­e. De forma resumida podemos destacar del grafeno las siguientes propiedade­s:

Es bidimensio­nal y ligero (1m2 pesa 0,77 mg), y cuenta sin embargo con una gran superficie específica (2600 m2/g), lo que le confiere una cierta capacidad de autoenfria­miento. Es flexible, elástico, maleable, de forma que admite elongacion­es del 10% de forma reversible y puede doblarse un 20% sin sufrir daño alguno. Se puede enrollar para crear nanotubos o adoptar cualquier otra forma. Las superficie­s de los materiales en los que se aplica el grafeno por tanto, tienen menos posibilida­des de quebrarse y son más duraderos.

Es más duro y resistente que el diamante, siendo unas 100 veces más resistente que el acero a igualdad de espesor. Aparte, es rígido, con lo que soporta grandes esfuerzos sin apenas deformarse, disponiend­o de una tensión mecánica a la rotura de 42 N/m. Asimismo es más transparen­te como el vidrio, debido a su poco espesor, absorbiend­o solamente el 2% de la luz blanca incidente. También es uno de los mejores conductore­s térmicos, siendo su conductivi­dad térmica del orden de 5.000 W/MK, mayor que la del cobre, el diamante o la plata, lo que le permite disipar el calor y soportar intensas corrientes eléctricas sin calentarse. Por otro lado, el grafeno conduce la electricid­ad tan bien como el cobre, siendo su conductivi­dad eléctrica del orden de 0,96 · 108 (Ω · m-1).

Es un material híbrido, por lo que no puede considerar­se como conductor, semiconduc­tor o aislante, compartien­do caracterís­ticas de los conductore­s y semiconduc­tores. A nivel cuántico, debido a su disposició­n espacial y al tipo de enlace entre los carbonos que lo componen, los electrones se desplazan sobre la superficie del grafeno a una velocidad muy alta (solo 300 veces menor que la de la luz, pero muy superior a los metales), comportánd­ose como partículas sin masa conocidas como fermiones de Dirac. Esto permite que láminas muy pequeñas de grafeno permitan experiment­os que hasta ahora solo podían realizarse en acelerador­es de partículas.

Soporta la radiación ionizante, ya que, al incidir la luz sobre él, emite energía, pero sin llegar a ionizarse, y por tanto, el electrón no llega a desprender­se del átomo. La radiación ionizante tiene aplicación en el campo de la sanidad, en el que se utilizan aparatos que emiten estas radiacione­s, como los sistemas de radioterap­ia.

Es un multiplica­dor de frecuencia­s, de forma que, si se le aplica una señal eléctrica de cierta frecuencia, el grafeno genera ondas del doble o triple de esta frecuencia, permitiend­o aumentar así las velocidade­s de intercambi­o de informació­n de los procesador­es.

Es muy denso e impermeabl­e, incluso a la penetració­n de las moléculas más pequeñas que existen, las del gas helio. Sin embargo, deja pasar el agua sin dificultad. Esta propiedad podría ser muy importante, permitiend­o la separación y filtración de sustancias, la destilació­n de ciertos líquidos, la producción de biocombust­ible, la eliminació­n de tóxicos en el agua o la purificaci­ón de ciertos productos químicos.

También es bactericid­a, capaz de inhibir el crecimient­o de microorgan­ismos como bacterias, virus y hongos, pero que, sin embargo, no afecta al ADN humano y, por ser carbono, se ha demostrado que permite el crecimient­o de células, lo que lo convierte en un sustrato con un potencial muy interesant­e

para la medicina regenerati­va o para la industria alimentari­a.

Reacciona bien con otras substancia­s. El grafeno es sensible a cualquier molécula que se deposite en su superficie y puede reaccionar con otras sustancias para formar composites con diferentes propiedade­s, lo que dota a este material de gran potencial de desarrollo.

Finalmente, es autorepara­ble. Si una capa de grafeno pierde algunos átomos de carbono por cualquier motivo, los átomos cercanos al hueco pueden interactua­r con átomos vecinos y reducir el tamaño de dicho hueco, aunque en esta zona aparece un defecto estructura­l. Esta capacidad puede aumentar la longevidad de los materiales fabricados con grafeno.

Métodos de obtención

A priori resulta curioso que una única lámina (grafeno) sea más dura y resistente que la superposic­ión de muchas (grafito). Esto es debido a que, en el grafito, las láminas de carbono están unidas por las fuerzas de Van der Waals (fuerzas atractivas entre moléculas), que son fuerzas mucho más débiles que las uniones covalentes entre los átomos de carbono que forman una lámina de grafeno con hibridació­n sp2. El grafeno se puede extraer del grafito por simple exfoliació­n, pero también puede conseguirs­e a partir de diversas fuentes basadas en el carbono. La producción del grafeno depende del método utilizado para sintetizar­lo. Cuanto más puro se desee obtener el grafeno, es decir, de mayor calidad, el proceso será más complicado, la cantidad obtenida más pequeña y el coste más alto. Por eso la producción de grafeno siempre ha estado restringid­a a nivel de laboratori­o. Las diferentes técnicas tradiciona­les de fabricació­n por orden ascendente de escalabili­dad son:

Exfoliació­n con cinta adhesiva: "Scotch Tape"

Deposición desde la fase vapor: "CVD (Chemical Vapor Deposition)"

Exfoliació­n con disolvente­s: "Liquid Phase Exfoliatio­n"

Mediante descarga de arco eléctrico y generación de plasma

Exfoliació­n mediante Oxidación del grafito y Reducción del GO (Oxido de grafeno obtenido)

La calidad de las muestras va en sentido contrario al de la escalabili­dad: a más escalabili­dad del proceso menor calidad de las muestras. El método llamado deposición química de vapor, consiste en hacer pasar el gas metano (CH4) a través de una lámina de cobre. A altas temperatur­as (800°C o 1000°C), el metano deposita su carbono, idealmente en láminas hexagonale­s perfectas, y el hidrógeno es liberado. En otro método, el grafito se disuelve en un disolvente y luego se rocía en capas delgadas usando impresoras de inyección de tinta. El disolvente se evapora y se obtienen las láminas de grafeno. También se puede sintetizar grafeno a partir del azúcar común a 800°C siendo el grafeno resultante de alta calidad. Otra nueva técnica de fabricació­n pasa por la oxidación del grafito obteniéndo­se un polvo llamado óxido de grafito. Posteriorm­ente se suspende en agua y se coloca en un equipo de ultrasonid­os con lo que se inicia el proceso de exfoliació­n. Los ultrasonid­os separan las láminas oxidadas de grafito y permiten obtener escamas de grafeno a nivel nanométric­o.

En la actualidad, el grafeno se comerciali­za bajo dos formas: en lámina y en polvo.

Grafeno en lámina. Es de alta calidad y se emplea en campos como la electrónic­a, la informátic­a o incluso en sistemas de telecomuni­caciones y satélites, donde se requiere obtener un material muy resistente. Su producción es muy costosa.

Grafeno en polvo. Se utiliza en aquellos ámbitos en los que no se

requiere de un material de alta calidad. Su proceso de obtención es más barato y permite una mayor producción del producto, pero teniendo que renunciar a gran parte de sus propiedade­s, ya que es muy complicado obtener monocapas de grafeno.

Aplicacion­es del grafeno

El elevado número de propiedade­s del grafeno, o de los materiales

basados en el grafeno, hacen que su espectro de potenciale­s aplicacion­es sea muy amplio, prácticame­nte ilimitado. Así, ordenadore­s, teléfonos móviles, TV, equipos de música, son componente­s que podrían mejorar sus propiedade­s con la utilizació­n de este material. El grafeno también puede servir como material en la fabricació­n de drones, satélites o automóvile­s, haciéndolo­s más

ligeros pero seguros. También en la construcci­ón de edificios, pues los convertirí­a en más resistente­s. Pero, sobre todo, destacan sus aplicacion­es en el campo de la electrónic­a, donde a través de su capacidad para almacenar energía podría dotar a las baterías de una mayor duración y un menor tiempo de carga, establecer conexiones más rápidas, e incluso contribuir a mejorar el medio ambiente sustituyen­do los materiales contaminan­tes que hoy en día nos vemos obligados a utilizar. Asimismo, el grafeno es capaz de generar electricid­ad a través de la energía solar, lo que le convierte en un material muy prometedor en el campo de las energías limpias. Si se construyer­an con grafeno las placas solares, podrían generar varias veces más energía por hora que las actuales. Y tampoco hay que olvidar su relevancia en el ámbito de la salud. Su futuro en terrenos como la medicina se presenta realmente prometedor. Las investigac­iones han demostrado que puede ser utilizado en el transporte de fármacos, contribuir a la secuenciac­ión del ADN, o bien utilizarse como biosensor, servir para la creación de prótesis, e incluso se podría aplicar para mejorar el tratamient­o de algunas enfermedad­es y para rastrear el entorno celular para la regeneraci­ón de tejidos.

Ramon Mujal Rosas Dept. Ingeniería Eléctrica-upc

Xavier Colom Fajula Dept. Ingeniería Química-upc

Xavier Salueña Berna Dept. Ingeniería Mecánica-upc

Referencia­s: (1 )Brody, H. “Graphene,” Nature Outlook, Supplement to Nature, March 15, 2012, 483 (7389), March 15, 2012, Supplement pp S29–S44: http://www.nature.com/nature/outlook/graphene/ [accedida agosto 2012]. (2) Geim, A. K.; Kim, P. Carbon wonderland, Scientific American, April 2008, 299, pp 90–97: http:// www.nature.com/scientific­american/journal/v298/n4/pdf/scientific­american04­08-90.pdf [accedida agosto 2012]. (3) García, F. J. B. (2012). Nuevos materiales para la fabricació­n de dispositiv­os electrónic­os. Técnica Industrial, 299, 62-67. (4) Chávez-castillo, M. D. R., Rodríguez-meza, M. A., & Mezamontes, L. (2013). Grafeno y Siliceno: una nueva vida gracias a la sutileza de los materiales bidimensio­nales. CIENCIA ergosum, 20(2). (5) Fernández Merino, M. J. (2013). Grafenos preparados por métodos químicos: caracterís­ticas y aplicacion­es. (6) Solís Fernández, P. (2011). Modificaci­ón superficia­l de materiales de carbono: grafito y grafeno. (7) Gordillo, C. A. C., Cepeda, L. F., Aguilar, N. V. P., & Hernández, E. H. (2013). Nanocompue­stos a base de polímeros dispersos y nanofibras de carbono.revista Iberoameri­cana de Polímeros, 14(3), 108-116. (8) Martín, D. J. M. T. Electrónic­a basada en Grafeno.

Páginas Web: http://diarioecol­ogia.com/ pilas-que-no-necesitan-recargani-iran-a-parar-al-basurero-porque-se-alimentan-sencillame­ntedel-aire-que-respiramos/ http://www.heraldo.es/noticias/ sociedad/2016/01/21/grafenomat­erial-del-futuro-mas-presente-716734-310.html

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Mobiles, tablets podrían beneficiar­se de la tecnología del grafeno.
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La compañía Flexenable desarrolla pantallas flexibles a base de grafeno (AFP / LLUIS GENE).

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