Una apuesta real y política por la industria

Dentro de las posibilidades que le deja la burocracia (la necesaria, no la ornamental) la política debería funcionar como una cadena de suministro eficiente, lo suficientemente optimizada para ser motor, y no lastre, de la industria. Poco antes de que el Covid-19 llamara a las puertas de Europa, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, anunció que iban a impulsar un pacto de Estado por la Industria para que el sector no se vea sometido a vaivenes normativos con la alternancia política.

Ahora es más necesaria que nunca, eso sí, aprendamos de los errores de otras grandes leyes, como el soñado y utópico pacto de Estado por la educación: LODE, LOGSE, LOPEG, LOE, LOMCE... Sin tener en cuenta las leyes que no entraron en vigor.

Durante las peores semanas del Covid-19, cuando se convertía cualquier espacio hospitalario en una UCI, la industria mostró también su flexibilidad para fabricar (e inventar) aquello que se necesitara, ya fueran respiradores o EPIS. También se vio entonces el precio a pagar por una deslocalización llevada al extremo. El mundo entero pujando hasta el último segundo por cada producto que salía de las factorías chinas.

Ahora, a semanas de comenzar el verano, la única industria que aparece bajo los focos es la turística. Aquella que se apagó de un día para otro, aquella que, en su mayoría, vive a merced de modas y condiciones climáticas. Es importante, por supuesto. Y necesaria. Pero tanto o más como una industria manufacturera que exige un compromiso real de la política. Guste o no, toda la economía se sustenta sobre unas reglas de juego cuyo estabilidad hacen también más estable todo lo que se soporta sobre ellas.

Recogemos en este número la opinión del sector sobre cómo ha vivido la crisis del Covid-19 y cuáles creen que serán las claves para afrontar la que se ha venido a llamar la “nueva normalidad”, por eso de que normalnormal no volverá a ser nuestra vida hasta dentro de muchos meses, y quién sabe si la futura será distinta a la anterior.

Uno de los sectores que mantiene el pulso, en parte por su carácter esencial, es el energético. Recogemos en esta edición una entrevista con Martina Tomé, vicepresidenta del Negocio de Power Systems de la zona Ibérica de Schneider Electric. Imprescindible para conocer desde dónde parte y hacía dónde camina la industria de la energía en España.

Por otro lado, el informe de este número se centra en los switches industriales, cada vez más inteligentes y autogestionados, que los convierte en la infraestructura inteligente para las comunicaciones de la Industria 4.0.