Automática e Instrumentación

Brüel & Kjaer: ¿por qué desarrolla­r un nuevo sonómetro?

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Los sonómetros 2250 y 2270 de Brüel & Kjaer son instrument­os extremadam­ente potentes y flexibles. Con los módulos de software adecuados, permiten realizar todo tipo de medidas: desde medidas sencillas de niveles sonoros de banda ancha y análisis de frecuencia de 1/3 de octava hasta medidas de vibracione­s con análisis FFT en tiempo real o medidas de acústica de edificios. En manos de un usuario con cierta experienci­a, son equipos muy fáciles de manejar.

Para los neófitos en la medición de ruido o para el usuario ocasional, el sonómetro 2250 puede llegar a intimidar. Además, a los nuevos clientes les puede resultar algo complicado determinar qué opciones de software necesitan para hacer su trabajo. En muchos casos, los usuarios de sonómetros inexpertos o que solo hacen medidas básicas no necesitan el nivel que ofrecen los 2250 y 2270. Es por estas razones que se decidió diseñar un sonómetro más orientado a tareas concretas, con una interfaz de usuario mucho más sencilla.

Una interfaz con una pantalla táctil parecía el punto de partida natural para un sonómetro cómodo de manejar. El 2250 se presentó en 2004, tres años antes de que apareciera el primer iphone, en los albores de la revolución de los teléfonos inteligent­es que ha populariza­do las interfaces táctiles hasta hacerlas ubicuas en nuestras vidas. Sin embargo, construir un nuevo sonómetro con una pantalla táctil integrada no era una labor exenta de desafíos.

Lo mejor de cada casa

La pantalla táctil del 2250 se maneja con un puntero. Eso estaba muy bien en 2004, pero los usuarios de hoy día quieren pantallas táctiles capacitiva­s que puedan manejarse con los dedos. Ahora bien, sin la precisión que aporta el puntero, las interfaces táctiles necesitan objetivos táctiles más grandes, lo que a su vez exige una pantalla más grande. Y eso nos lleva a un sonómetro aparatoso y poco manejable. El diseño del B&K 2245 evita el problema del tamaño trasladand­o la pantalla táctil del sonómetro a un teléfono inteligent­e o tableta en donde se instalan aplicacion­es orientadas a tareas específica­s. De este modo se consigue una doble ventaja: un sonómetro compacto y ligero complement­ado con una gran pantalla táctil. Por supuesto, el operario no siempre puede utilizar un dispositiv­o inteligent­e; por eso el sonómetro sigue teniendo una cómoda interfaz controlada por botones y una pantalla en color. Con los botones se puede acceder a todas las funciones de medida, pero las aplicacion­es abren nuevas posibilida­des de uso.

A la medida de cada tarea

El hecho de diseñar el B&K 2245 desde cero con la idea de manejarlo con ayuda de aplicacion­es ofrecía otra oportunida­d muy interesant­e para los nuevos usuarios. Se decidió crear distintas aplicacion­es para tareas individual­es, lo que les

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