Queridos Reyes Magos:
Este año los automovilistas hemos sido buenos, muy buenos. Hemos cumplido nuestras, cada día, más onerosas obligaciones para con nuestro, cada día, más insaciable fisco. Hemos contribuido a las arcas del estado con la subida del IVA del 18 al 21 por ciento y seguimos pagando en impuestos casi la mitad de lo que nos cuesta un litro de combustible. Hemos aguantado estoicamente que las grandes petroleras —que se reparten entre ellas el pastel de nuestra piel de toro— pongan el precio que les de la gana a los combustibles con los que alimentar a nuestros coches para que sus cuentas de resultados sean rentables a sus accionistas. Hemos visto cómo los ayuntamientos de las grandes ciudades han desplegado a todas sus fuerzas recaudadoras y las han dotado de tecnología punta para multar los excesos de velocidad, aunque se produzcan en sitios sin peligro o por los que no pasa ningún peatón. Hemos asistido a la penosa situación en las que se encuentran las autopistas de peaje (esas que fueron denominadas como radiales) motivado por la falta de clientes, según dicen ellos, pero que nosotros pensamos que lo es por los precios y porque son muy pocas, por no decir ninguna, las que, de verdad, merecen la pena de utilizar ya que, al final, acaban en una ratonera llena de atascos. Hemos oido y visto los parques de automóviles de lujo, gran cilindrada y superfluos blindajes con que nuestros políticos —incluidos los «de medio pelo»— se movían impunemente gastando, derrochando, a manos llenas el dinero de nuestros impuestos Así que ahora nos toca pediros, queridas majestades, que hagais algo para que quien tenga que hacerlo se ponga manos a la obra para ayudar y levantar nuestra industria del automóvil. Para que nos aflojen un poco los impuestos de compra y de los carburantes y que permitan que haya, de verdad, competencia en las gasolineras. En pocas palabras: para que dejen de estrujar «la teta» del automovilista cada vez que entramos en crisis. Si lo conseguís prometemos seguir siendo buenos y, si no, no tendremos más remedio que hacernos fans de Papa Noël.