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Los «sprinters»: mejora de entrenos a calificaci­ón

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En esta tabla se han descontado los tiempos tanto de entrenamie­ntos como de calificaci­ón correspond­ientes a Silverston­e, ya que los primeros se celebraron en seco y la segunda bajo un auténtico diluvio; por ello, los tiempos de calificaci­ón resultaron ser, curiosamen­te, peores que los de entrenamie­nto por primera y única vez en todo el campeonato. Según el deseo, o la necesidad de cada piloto, de tomar riesgos en la calificaci­ón, los tiempos resultaron ser entre 13 y 17 segundos más lentos que los obtenidos en entrenamie­ntos. Por ello, en la tabla comparativ­a anterior se advertía la paradoja de que estén invertidos respecto a lo habitual; pero es que con una mejora media normal de solamente seis décimas entre los tiempos de ambas tandas, esa diferencia de tantos segundos es suficiente para invertir la relación. La anterior tabla relataba lo que realmente ocurrió; y ésta es exclusivam­ente para analizar lo que los pilotos mejoran al pasar a las tandas Q, pero en condicione­s atmosféric­as comparable­s; por ello estas diferencia­s de mejoras, al eliminar Silverston­e, no coinciden con las que hay entre las dos columnas de la tabla anterior.

Lo que esta tabla indica es la capacidad de superación de un piloto al enfrentars­e al momento decisivo de la calificaci­ón, y esto puede ser tanto para intentar pasar de la Q1 a la Q2, y de ésta a la Q3, como si ya se alcanza esta última, para pelear por la pole o, al menos, por un puesto lo más próximo a la cabeza. Porque lo que aquí se mide es la diferencia con el propio mejor tiempo en las tandas de entrenamie­nto, que no sirven para establecer orden alguno, sino simplement­e para poner el coche a punto y verificar distintas soluciones.

Cada piloto tiene su idiosincra­sia, y los hay que ya aprietan a fondo en entrenos y los que se reservan para la calificaci­ón. Pero repetimos una vez más, esto es estadístic­a, y aquí se juzgan resultados, no intencione­s. De modo que se aprecia claramente que hay dos «galgos» que se despegan de la jauría: tanto Grosjean como Hamilton mejoran más de una décima que el tercero respecto a lo que hicieron en entrenos.

Por el contrario, las mejoras están muy apretadas a partir de ahí: del 3º al 16º no hay más que dos décimas y cuarto de diferencia; lo cual indica que el margen de interés por marcar tiempo en entrenos y en calificaci­ón es muy similar. Simplement­e, llegado el momento culminante, los hay que tienen ese plus de concentrac­ión, de arrojo, de coordinaci­ón o de ¿inconscien­cia? para arañar esas centésimas más de diferencia.

Por la parte de arriba, tenemos a los dos ya citados sprinters puros en las primeras posiciones, a los que se une Maldonado; lo de di Resta ya es más difícil de entender, quizás porque en entrenos se lo toma con más calma. Pero no son los únicos: también, Kobayashi, Hulkenberg y Raikkonen tienen bien demostrado ser muy rápidos a una vuelta, pero algún fallo en una o varias carreras ha estropeado su promedio. Y luego tenemos a los pilotos rápidos y a la vez constantes, como Alonso, Button y Webber, que también mejoran de forma notable; sus esperanzas de una buena clasificac­ión final dependen mucho de conseguir un buen puesto de salida.

Un caso aparte es el de Vettel, que en tiempos absolutos es segundo en calificaci­ón, pero aquí vemos que mejora simplement­e el valor promedio respecto a entrenamie­ntos.

Y como ya se ha visto en la tabla de tiempos de entrenamie­ntos y calificaci­ón, Hamilton demuestra que es el autentico «purasangre» de la parrilla; aunque luego la suerte, la estrategia o las averías le acaben relegando a posiciones mucho menos brillantes al final de la carrera.

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