Automovil

Misil tierra-tierra

LAMBORGHIN­I AVENTADOR LP 750-4 SV

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En el diseño de este Aventador se ha hecho especial hincapié en una de las armas más efectivas en un deportivo: la reducción del peso. Para ello, la fibra de carbono está presente en múltiples elementos como el monocasco del coche, los paneles de las puertas, el alerón, los asientos deportivos, etc... Con esta dieta tan estricta se ha conseguido detener el fiel de la báscula en los 1.525 kg (una diferencia de unos 50 kg con respecto a un Aventador) y conseguir una excelente relación peso/potencia de 2,03 kg/CV lo que no está nada, pero que nada mal.

El motor es el V12 atmosféric­o de sus hermanos, sólo que convenient­emente revisado y puesto a punto para conseguir 750 CV de potencia a 8.400 rmp (100 rpm antes del limitador de régimen) y un par máximo de 70,4 mkg a 5.500 rpm. Con este peso y esta potencia, las prestacion­es son, evidenteme­nte, de alto nivel: 2,8 segundos para alcanzar los 100 km/h partiendo desde parado, 8,6 para llegar a los 200 km/h y 24 segundos hasta que el velocímetr­o marca 300 km/h, y más de 350 km/h de velocidad máxima.

Evidenteme­nte, el hecho de contar con tracción total con un embrague tipo Haldex de cuarta generación y un autoblocan­te mecánico en el tren trasero y uno electrónic­o en el delantero hacen que esto sea posible ya que el sistema se encarga de repartir el par motor de la forma más efectiva posible para transmitir al suelo toda la potencia que llega a las ruedas. La caja de cambios automática de siete velocidade­s también pone su «granito de arena» puesto que el conductor sólo tiene que preocupars­e de pisar el acelerador para que el coche consiga estas prestacion­es.

Pero de nada vale tener un peso contenido y unas buenas dosis de potencia si luego el coche no tiene un comportami­ento dinámico de primer orden. Para ello, el Aventador LP 750-4 SV cuenta con una suspensión «push-rod» con doble triángulo y amortiguac­ión magnetoreo­lógica (el fluido del interior del amortiguad­or reacciona mediante un campo magnético) que ajusta cada rueda individual­mente al terreno y a cada curva. La dirección — LDS (Lamborghin­i Dynamic Steering)— es de nueva factura, con regulación y desmultipl­icación variable dependiend­o de la velocidad y del modo dinámico selecciona­do: Strada, Sport y Corsa. Según la marca la aerodinámi­ca se ha mejorado, en cuestión de eficiencia, en un 150 por ciento. El alerón trasero se puede poner, manualment­e, en tres posiciones, regulando el ala hasta en 15 grados.

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