Automovil

QUERIDO AYRTON

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Morumbi es una de las últimas zonas urbanizada­s en São Paulo. Fue a finales de los años 40, cuando el automovili­smo aún no disfrutaba de un campeonato organizado y en Sudamérica Juan Manuel Fangio tenía que competir en grandes rutas de 8.000 o 9.000 kilómetros. Es un barrio más seguro que otros, que acoge centros comerciale­s, buenos restaurant­es, urbanizaci­ones y las casa de, por ejemplo, Felipe Massa.

Dividido por el río Pinheiros, cuando inicias el ascenso desde la Avenida del Profesor Simão Baguenboim, enseguida encuentras un food truck ajedrezado. Una robusta brasileña de unos 50 años no para de hacer y servir hamburgues­as y perritos. De fondo, un gran muro de ladrillo decorado con un graffiti con la imagen de Ayrton Senna. Esa que todos tenemos guardada sentada con el mono rojo de McLaren y el casco amarillo y verde sobre la rodilla izquierda. A su derecha, el monoplaza, al que se le rompió la caja de cambios y le hizo sufrir en una carrera agónica hasta lograr en el 91 su primera vitoria en casa.

Cuando saco el teléfono y empiezo a hacer fotos, el propietari­o se me acerca y empieza a hablar de él: «Nunca agradecere­mos lo suficiente lo que nos dio, lo que nos hizo sentir, nos trajo tanta esperanza... no podía hacer otra cosa que dedicarle este humilde negocio, este puesto con el que en mi familia nos ganamos la vida.»

Unos 300 metros más adelante un pequeño parque a los pies de un bloque de apartament­os lleva su nombre.

Sigues el ascenso zigzaguean­do entre más bloques de condominio­s de lujo, cafés, algún restaurant­e... y en la cima giras a la derecha y encuentras la entrada al cementerio de Morumbi. Un enorme parque, eso es lo que es. Una rosa roja y una blanca. «No hay pérdida. En la rotonda central, en medio. Bajo el árbol. La numeró 11 es la suya», me indica el vendedor de flores.

Un día soleado, cielo azul, el césped verde y cuidado. Pequeñas macetas de flores de colores y las placas rectangula­res son las que te hacen ver que se trata realmente de un campo santo. ‘Ayrton Senna da Silva. 21-03-1960 / 01-05-1994. NADA PODE ME SEPARAR DO AMOR DE DEUS’. La suya es igual a las demás, pero

Creó su propio camino, con una personalid­ad muy definida, y no le importó a quién tener que enfrentars­e

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