Mi experiencia personal
Ya había corrido muchas carreras de 24 Horas, pero esta era la primera vez que participaba en una prueba que no contemplaba la competición y que los coches se podían considerar viejos y los pilotos amateurs. Tuve el honor de hacer la salida que se realiza detrás de un safety car. Los Safety Car en Ascari son unos Renault Clio Trophy que corren muchísimo más que cualquiera de los modelos participantes en las 24 Horas.
Siempre es un momento crítico la salida y yo tenía que hacerme al trazado. Nunca había rodado de verdad en esta pista y me la tenía que aprender mientras avanzaba la prueba. Así que fui poco a poco. El coche facilitaba mucho las cosas porque no exigía mucha concentración del piloto. Tiene un chasis tan bueno que te permite ir con total tranquilidad y seguridad. Para sacarle todo el provecho y hacer tiempos hay que apoyarse mucho en las curvas largas de mucho apoyo donde el 318is es imbatible. Hay que acostumbrarse a la deriva del neumático que no agarra mucho y llevar siempre el coche deslizando con la zaga ayudando mucho, pero sin ningún peligro. La verdad es que se disfruta muchísimo. Estoy convencido que nuestro BMW era el coche más divertido en pista.
Pero no todo es conducir en Ascari. También hay que participar en la labores de equipo como es controlar los tiempos en boxes (para no salir a pista antes de los 7 minutos), limpiar el coche, ayudar en la gasolinera o controlar la posición y los tiempos en el muro. Allí vivimos una de las experiencias imborrables para todos nosotros. Entrada la noche, y tras la retirada de un Safety Car, nuestro coche apareció a la entrada de la recta por la hierba. Solo veíamos luces y en principio no sabíamos que era nuestro coche. Pero pronto llegó a nuestra altura completamente descontrolado y haciendo un trompo delante de nuestras narices y con el resto de coches esquivándole como podían. No nos repusimos del susto en unas cuantas vueltas. Afortunadamente el piloto no lo acusó y siguió rodando rápido por la noche. Era Rafa Cid el protagonista del incidente y que vivió el fin de semana de forma muy especial con el recuerdo de su mujer.
El segundo relevo que realicé iba a ser completamente de noche. Yo no veo muy bien en esas condiciones pero me apetecía también vivir esa experiencia. Porque en Ascari la iluminación es mínima. Es como viajar por una carretera a oscuras pero con curvas muy puñeteras. Y como la iluminación del coche también está restringida, pues te encuentras que ves bastante poco. Yo en mi caso los tiempos cayeron estrepitosamente y menos mal que a mitad del turno amaneció y pude salvar la sangría de tiempo que estaba teniendo. Aunque no iba a ser tan fácil como creía. Según salió el sol por el horizonte, en determinadas zonas del circuito te deslumbra. Los rayos te dan justo de frente y te quedas completamente ciego. Concretamente hay dos puntos donde no se ve nada y hay que hacer la trazada completamente a ciegas. La verdad es que es muy complicado. Lo ideal es llevar un casco con visera ahumada y cerrarla cuando llega ese momento, pero yo no caí en ello y nunca pensé que podría ser tan problemático. El caso es que conseguí llevar el coche a boxes sano y salvo y aprendí la lección para el año que viene. La verdad es que es una experiencia que engancha y ya estoy pensando que «hierro» prepararme para el año próximo.
entres las labores que teníamos que hacer era controlar los tiempos en el muro, ayudar en la gasolinera en los repostajes o limpiar el parabrisas mientras estába el coche en boxes