Mercedes con Experiencia,
MERCEDES CLASE A
Hasta un experto como Juan Collín me pregunta si de verdad ha cambiado algo. Esto es lo que sucede cuando se hacen cambios relevantes en un coche, pero la mano diestra de un diseñador-jefe mantiene firmes las riendas, para que la imaginación de sus discípulos no haga saltar toda la coherencia de una gama. Una gama que en Mercedes no para de crecer, declinándose en derivaciones y en nuevos modelos. Y sí, este Clase A es la cuarta generación, parte de una nuevo desarrollo de la plataforma de tracción delantera de Mercedes —ahora denominada MFA2— y se podría decir que no ha dejado títere con cabeza. Como resumen rápido, cuenta con los mismos sistemas ADAS de ayuda a la conducción y la seguridad del Mercedes Clase S, añade limpieza por Adblue a su pequeño motor Diesel y los motores de gasolina obligatoriamente con filtro de partículas, como si fueran Diesel. Eso, y un interior con un sistema de infoentretenimiento que lo protagoniza todo. Dimensionalmente ha crecido, sobre todo en longitud —12 cm—, lo que le brinda un mayor maletero —29 litros más, hasta los 370— y una boca de carga más ancha. En el comportamiento deberá ser perceptible su distancia entre ejes 3 centímetros mayor, así como la vía delantera ensanchada en 1,4 cm. Las suspensiones posteriores pueden ser por eje torsional para las versiones menos motorizadas y de cuatro brazos para los más potentes. Por supuesto, el pequeño de Mercedes es tracción delantera, aunque también estará disponible con la transmisión 4Matic a las cuatro ruedas. Siguiendo con la mecánica, los cambios son como para estrenar denominaciones internas, porque se trata de evoluciones importantes sobre los ya existentes. Así, nace un 1.4 turbo de cuatro cilindros —en realidad, un 1,33 litros— desarrollado a partir del 1.2 turbo que conocemos de Renault y de cuya ingeniería ya se había hecho cargo Mercedes. Su potencia es de 163 CV y moverá al A200; por encima de él, el A250, con un motor dos litros de 224 CV. El motor más modesto corresponde a un Diesel derivado del 1.5 dci que ya empleaban antes, de origen Renault, con una inyección que pasa de 1.600 a 2.00 bares, pero sobre todo con un sistema de inyección de Adblue para reducir al mínimo las emisiones de NOx.