DIESEL PARA RATO Picando bielas
Lo reconozco, no conocía Arval. Sabía de su existencia, que era un potente grupo de renting para empresas y que, como toda su competencia, tendrán que jugar un gran papel en el cambio de la movilidad. En realidad, el interés me llegó con el título de unas ponencias que habían organizado, en las que se pretendía analizar el futuro del Diesel, que ya adelanto que lo tiene, y mucho. Los ponentes, de primer nivel, un político y técnico del ayuntamiento de una gran ciudad (Madrid), Javier Castaño, el catedrático de motores Jesús Casanova, quien junto a su colega Guillermo Wolff consiguieron hace años meterme en la cabeza unas bases para aún hoy entender lo que va llegando al mundo del motor de combustión y Blas Vives (Faconauto, la voz de los concesionarios). En menos de dos horas pudimos saber que las soluciones técnicas están ahí para resolver la contaminación de los Diesel. Tecnologías que serán tan caras y ocuparán tanto espacio en el coche, que solo tendrá sentido aplicarlas donde realmente hagan falta y se puedan pagar: se referían a los coches más grandes y pesados, los más glotones, a los que el Diesel seguirá dando alegrías, con consumos bajos, buena respuesta y, ahora, escapes limpios. Eso sí, no aquilatarán en el uso de Adblue (como aún algunos modelos siguen haciendo), cuando a partir de 2019 ya no puedan matricularse coches por el antiguo procedimiento y todos se hayan reconvertido al ciclo WLTC. Volvimos a escuchar que Volkswagen no hizo nada que no estuviera dentro de la norma europea y que donde realmente falló fue en no darse cuenta de que el "truco" que muchos fabricantes usaban en Europa para obtener unos consumos bajísimos para todos los usuarios, en Estados Unidos los convertía en mentirosos, porque allí se autocertifican y no sirve comportarse distinto en homologación que en la calle. Por cierto, el Diesel no ha muerto en Estados Unidos; el vehículo más vendido allí, el Ford F-150, estrena ahora su primer Diesel y General Motors ya anunciado respuesta. De hecho, los estados europeos necesitan el Diesel para cumplir con el CO2. ¿Y qué pintaba Arval en todo esto? Pues porque necesitan poner negro sobre blanco que el Diesel sigue vivo y que su salida será lenta. Tienen en propiedad cien mil coches con menos de cuatro años rodando por España (sí, has leído bien) y precisan una buena acogida cuando los revendan. Ese 48 por ciento de particulares que compraron Diesel (frente al 76 por ciento en empresas) revelan que hay dudas y temores. Nos falta información. Para los expertos, fuera de las grandes ciudades el Diesel seguirá teniendo sentido alguna década más. "El factor económico no es lo que mueve a nuestros clientes a usar el renting, sino el servicio que les damos", apunta Manuel Orejas, el responsable de este encuentro. Es decir, la movilidad sin complicaciones. Por eso en el futuro, van a tener que afinar mucho más el tiro y van a ofrecer una app con la que conocer exactamente cómo usa cada uno su coche y poder hacer recomendaciones de elección de coche, motor y combustible más afinadas. ¿Y el eléctrico? A pesar de la predisposición de las empresas con su responsabilidad social, no consigue lanzarse. "Estamos a punto de conseguir crear todo el ecosistema, facilitando la implantación y el acceso a puntos de carga, que haga despegar el eléctrico", señala el director de marketing de Arval. Y apunte para dárnoslas de enterados: lo mismo el start-stop, sin ventajas en el nuevo ciclo de emisiones, veamos que empieza a desaparecer en futuros modelos.
El coche de segunda mano juega (y debería seguir jugando) un papel fundamental en la movilidad. Y para el Diesel existen soluciones de limpieza de gases (y vendrán más).