El final
El accidente mortal de Henri Toivonen y Sergio Cresto en Córcega 86 fue la excusa que puso Balestre para acabar con el Grupo B, una decisión irreflexiva y precipitada. Tanto, que unos meses antes se había previsto la creación de un verdadero campeonato de prototipos de rallies, el Grupo S, aunque con la potencia limitada a 300 CV.
Balestre estaba enrabietado contra los equipos y los pilotos por el plante del rally de Portugal, cuando se negaron a seguir corriendo tras el atropello mortal a unos espectadores de Joaquim Santos (por esquivar a otros). Los propios pilotos sugirieron algunas medidas de seguridad en Córcega y Balestre se negó a tomarlas. Nada más acabar el rally, dio uno de esos golpes de autoridad que tanto le gustaban y decidió que el año siguiente sólo podrían optar al campeonato los grupos A y N.
Entre las marcas hubo una división que fue determinante. Lancia y Ford, convencidas de tener un Grupo A competitivo, apoyaron la decisión. Audi, Peugeot y Austin Rover se retiraron de los rallies. El año siguiente murió el copiloto Jean-Michel Argenti en Córcega, con un 205 GTi de Grupo N. Dos años después, murieron Jean-Marc Dubois y Robert Moynier en el San Remo, con un AX Sport también de Grupo N. A Balestre no le pareció que hubiera que tomar medidas drásticas por ello.