EL ALGODÓN NO ENGAÑA
Según mediciones efectuadas por nuestro Centro Técnico, circulando tan sólo a 40 km/h sobre pavimento nevado, con unos neumáticos convencionales tardaríamos nada menos que 30,93 metros para detener el coche ante un imprevisto. Con los de invierno emplearíamos tan sólo 18,17 metros y lo mejor es que además tendríamos un perfecto control del coche y evitamos hacer correcciones para mantener la trayectoria. En otra de las pruebas realizadas, un slalom de 150 metros, comparamos el funcionamiento de los neumáticos de invierno frente a unos convencionales provistos de cadenas de nieve. Con estos últimos se conseguía mantener control del coche hasta 14 km/h, mientras que empleando gomas de invierno, se podía realizar la maniobra con total seguridad a una velocidad de 29 km/h. Las diferencias son, por tanto, abismales.