LA SONRISA DE KIMI
Sí, habéis leído bien. La sonrisa de Kimi Raikkonen es el título de este artículo y no debería extrañar tanto a estas alturas aunque lo sigue haciendo. Y, simplemente, es que a sus 39 años tiene un título de campeón del mundo, 21 victorias, 18 pole position, acaba de terminar una de sus mejores temporadas con Ferrari siendo otra vez tercero en el mundial, va seguir compitiendo en 2019, regresa al equipo con el que empezó su carrera en F1 y tiene unos niños rubios preciosos con los que se le cae la baba y una esposa que ha conseguido hasta que tenga su propia cuenta en Instagram. Motivos para sonreír.
Ha subido 12 veces al podio, ha logrado estar por delante del segundo piloto de Mercedes y compatriota, Valteri Bottas. Y tras 115 grandes premios volvió a ganar. La victoria de Estados Unidos es un brindis a la meritocracia. En el equipo Ferrari, donde pocas veces transmiten en público su favoritismo o siquiera se atreven a opinar demasiado sobre el orden establecido y sus pilotos, varios fueron quienes pidieron ese primer puesto para él. Y no es gratuito.
Más conocido es el trabajo de Vettel con sus mecánicos, las jornadas maratonianas hasta el curfew, pero Kimi es un tipo sensible. Me explico: La suma de la experiencia y la innata sensibilidad del piloto hacen que el diagnostico de lo que va bien o va mal y cómo buscar las mejoras de rendimiento del Ferrari sean clave. Ese talento es otro de los que le hace sonreír. Porque lo tiene. Su equipo lo destaca. Y les ha ayudado con el ‘atascazo’ de Singapur. Reconozco que es un truco que utilizo como periodista en las entrevis- tas: la pregunta amable que —por cierto— también le saca la sonrisa. Por cierto, Sebastian Vettel le va a echar de menos porque Kimi no está ya para discutir aunque deje en evidencia muchas veces las ordenes de equipo a través de la radio, pero Charles Leclerc llega hambriento de éxito.
Un apunte: Las fiestas ya no son lo que eran, al menos si lo comparo con las que aparecen en el libro The Mechanic de Marc Priestley, quien fue mecánico de McLaren y coincidía con esa época más dura de Kimi de okupa borracho en Red Bull. No me apena, porque los domingos suelo acabar arrastrándome del cansancio. Pero para la última de la temporada había que hacer un esfuerzo por la de Mercedes. Y allí había medio Force India, todo el staff de prensa de Red Bull, bastante gente de Williams, ingenieros muy animados y entre ellos algunos de Ferrari. Mercedes tienen mucha clase para perder y para ganar y celebran con sus rivales el final de la temporada. Allí un par de ingenieros de Ferrari me dijeron: “Kimi muy buena persona”. Su parco discurso, su pasado complicado, su origen humilde, dejar los estudios temprano, las polémicas que protagonizó forman parte de un pretérito ya escrito en los capítulos de la rebeldía en la F1. Pero ahora la realidad es otra.
Obviamente 17 años dan para mucho. Y Kimi es un tío maduro. Comparativa fácil: foto de primer día de Sauber en 2001 enfurruñado y la del martes de test de Abu Dhabi (con lo poquito que le gustan) sonriendo. Hasta le ha dejado a Kari Hotakainen durante meses compartir charlas y entorno. Kari es uno de los escritores más importantes de Finlandia, y autor de El desconocido Kimi Raikkonen, un libro que ha superado las 100.000 ventas en su país, que ya se ha publicado en inglés y que deberíais tener en cuenta para pedir a Sus Majestades Los Reyes Magos. Porque en Finlandia, como en Inglaterra, cuando se publica una biografía se hace con la crudeza que merece si la historia la tiene y sin guardarse nada. Ojalá fuese así aquí.
Serán las fechas, me pongo emotiva y reivindico a Kimi Raikonnen. O haber leído su historia o que me dijese entre risas en Abu Dhabi “No puedo estar triste por dejar Ferrari, me ha dado mucho, y voy a seguir haciendo lo que más me gusta: competir y con Sauber”. Felices Fiestas. Nos leemos en 2019.
ªSebastian Vettel le va a echar de menos en Ferrari porque Kimi no está ya para discutir y Charles Leclerc llega hambriento de éxitoº.