Automovil

Fórmula 1

- Texto: Andreas Haupt. Fotos: Mercedes, Wilhelm.

Descubrimo­s como funciona la asistencia al equipo desde la sede en la F1.

EN LA FÓRMULA 1, HASTA EL MÁS MÍNIMO DETALLE PUEDE RESULTAR DECISIVO. POR ESO, LOS PRINCIPALE­S EQUIPOS PREFIEREN CURARSE EN SALUD. EN LA SEDE DE MERCEDES DE LA LOCALIDAD INGLESA DE BRACKLEY, UN GRUPO DE INGENIEROS Y ESTUDIANTE­S OFRECEN APOYO A LAS ACTIVIDADE­S DEL EQUIPO DE CARRERAS EN LA PISTA. EL EQUIPO CAMPEÓN DEL MUNDO NOS PERMITE ENTRAR EN SU BASE DE OPERACIONE­S DENOMINADA “RACE SUPPORT”.

En Mercedes hace falta hablar de todo. Transcurre el segundo entrenamie­nto en Monza. Tras las primeras carreras sobre una fórmula de neumáticos blanda, los dos Ferrari les han sacado ventaja a los dos Mercedes. Sebastian Vettel le saca a Lewis Hamilton más de dos décimas de segundo en el templo de la velocidad. Kim pulsa el botón “Aero” de la mesa de mezclas que tiene delante y dice: “It looks like the diffuser stalls.” Parece ser que los bajos no retiran el aire limpiament­e.

Hamilton pregunta: “¿Podemos correr con un poco menos de efecto suelo?” Su ingeniero de carreras responde: “Ya estamos al límite inferior. Pero puedes desplazar el balance de los frenos un poco hacia atrás, hasta el 58 por ciento.” Valtteri Bottas se pregunta por qué irá seis décimas de segundo por detrás de sus compañeros de equipo, aunque el “Race Support” le haya dicho en la propia pista que, en las famosas curvas de Lesmo, corre incluso más que Hamilton.

Se habla y se discute. Las personas implicadas se encuentran en diferentes lugares: los pilotos, en los coches; los ingenieros de carreras, justo a su lado, en la isleta de ingenieros del garaje; el director deportivo Ron Meadows, el ingeniero de carreras jefe Andrew Shovlin, el ingeniero jefe Simo Cole y el director de estrategia James Vowles en el puesto de mando. Todos están en Monza. Menos Kim. Kim está a 1.000 kilómetros de allí, en Brackley, sentada en el extremo izquierdo de la última mesa de una fila de cinco. Lleva una camiseta blanca del equipo, un pantalón de paño negro y tiene el cabello recogido en una coleta.

Kim tiene tres monitores ante sí: un monitor central en formato apaisado y dos laterales en formato vertical. Recorre con la vista la telemetría y evalúa los datos. Para ver lo que se hace en el garaje de Mercedes, Kim no tiene más que levantar la cabeza. Uno de los monitores muestra a Bottas dentro de su W09 en el Garaje 1. Debajo de él, se muestra a Hamilton en su flecha plateada en el Garaje 2.

Nosotros estamos en el centro de la acción y observamos al “Race Support” durante el viernes de entrenamie­ntos para el Gran Premio de Italia 2018. Oímos que Bottas está probando la nueva carrocería sobre el halo de la cabina de su Mercedes, mientas que Hamilton conduce con la antigua. “Race Support” es el departamen­to que asiste a los ingenieros de a pie de circuito, les ofrece apoyo y los ayuda a convertir su visión, que suele ser a través del ojo de una cerradura, en una perspectiv­a de 360 grados. “Somos como un ojo que todo lo ve. No podemos tocar el coche. La gente del circuito son los que tienen que ocuparse de eso. Tenemos el lujo de dar un paso atrás, ver el cuadro completo, analizar los datos de un modo más amplio y hacerles recomendac­iones al grupo del circuito”, nos explica Dominique Riefstahl, director del “Race Support”.

Cambiamos de escena: primer entrenamie­nto. Los Mercedes esperan en el Box, mientras que Kim habla con Phil a través de sus cascos. “Los bajos están llenos de agua. Podemos olvidarnos de los datos.” El agua ha rellenado los poros de los bajos de ambos coches en los que se encuentran instalados los sensores. Éstos miden la presión atmosféric­a, y sus valores permiten averiguar si el sistema aerodinámi­co funciona como debería.

Hamilton pregunta a su ingeniero de carreras: “¿Se espera más lluvia?” Pete

Bonnington responde, mientras el centro de control lo escucha: “No. Esperamos que la pista se seque por completo. Hülkenberg y Sainz ya están buscando puntos húmedos fuera de la línea ideal para refrigerar sus intermedio­s. Así que no tiene sentido conducir.” Kim recomienda aumentar el efecto suelo con el alerón en T.

22 de los 30 asientos, equipados del mismo modo que el de la experta en aerodinámi­ca Kim, están ocupados por ingenieros y estudiante­s. Es como una oficina sin paredes. Sin embargo, la diferencia es que en esta sala de 40 metros cuadrados no se oye un ruido. Nadie arma bulla. Nadie vocifera. 22 personas observan con las miradas hundidas en las pantallas. Si no supiéramos donde estamos, pensaríamo­s que estamos viendo a la NASA preparando su próximo despegue.

El equipo de ingenieros de dinámica de vehículo, estrategas, ingenieros de neumáticos, aerodinámi­cos, ingenieros de sistemas de control, informátic­os y una horda de estudiante­s es espectador mudo y consejero al mismo tiempo. El luxemburgu­és Riefstahl es uno de los dos ingenieros de carreras de la sala. El grupo participa en todas las sesiones que inicia y mantiene el equipo de carreras. Están presentes para la reunión de una hora antes de que empiece el entrenamie­nto hasta el “Review of running” que se celebra a continuaci­ón. En la última charla del día, el equipo de Mercedes pasa revista a la jornada. Cada departamen­to toma la palabra e informa sobre posibles problemas y sobre las nuevas piezas que se han probado. Ingenieros de motores y neumáticos, aerodinámi­cos. Brackley y Monza están conectados entre sí a través de un sistema de comunicaci­ón. Antes, después y durante todas las sesiones. El sistema se llama Intercom y es un producto de la empresa Riedel. El grupo hindú Tata se hace cargo del enlace de datos en vivo con la central.

El sistema es incluso más fiable que los propios coches de carrera, a los que solo les faltaría ser antibalas. “El último apagón que recuerdo fue en Japón, en 2012. Si se cae el sistema, lo que hay que hacer es llamar por teléfono”, explica el director del departamen­to. También la fábrica de motores de Brixworth escucha, analiza e informa. “Ahí trabaja la mitad de la gente. El departamen­to se llama “Track Support Office”. La diferencia está en que en Brackley nos concentram­os exclusivam­ente en las flechas plateadas. En Brixworth asistimos a nuestro equipo y nuestros clientes de motores Force India y Williams.”

Puesto de mando, garaje, camiones de carreras en el paddock, fábrica: Mercedes, al igual que los demás equipos, se ha montado su propia red social. Los procesos están bien integrados, las órdenes bien aprendidas, y la arquitectu­ra es completame­nte transparen-

te. Cada cual sabe en cada momento lo que están haciendo los demás.

Liberty Media y la FIA solo conceden 60 pases para los empleados de cada equipo de Fórmula 1 que tengan que trabajar directamen­te con el coche durante cada fin de semana de carreras. Es decir, mecánicos, ingenieros y estrategas, que son los que toman las decisiones. Brixworth y Brackley serían como una prolongaci­ón de los mismos. Empezaron hace mucho tiempo con tres empleados, extrayendo toda la informació­n posible de imágenes de televisión en un cuarto oscuro. Desde entonces, el “Race Support” ha cambiado de oficinas en tres ocasiones, y las instalacio­nes se volvieron más grandes y cómodas. Actualment­e, una fachada de vidrio es lo único que separa al “Race Support” de la oficina de diseño.

Mercedes también enseña el sitio a los ingenieros del mañana, y los entrena y los forma. Aquí reúnen experienci­as antes de que, quizás, tengan que vérselas en la pista varios años después. Aquí miran a los sumos ingenieros por encima del hombro. A éste, por ejemplo: seis minutos después de comenzar el segundo entrenamie­nto en Monza, el director técnico James Allison entra en la habitación. Debajo del brazo lleva un ordenador portátil. Allison se sienta en la tercera fila.

Los demás analizan, entretanto, la causa del triple vuelco de Marcus Ericsson en su Sauber C37 y se dan cuenta enseguida de que se debió a un error en el DRS, y no del piloto sueco. “El flap se mantuvo abierto mientras Ericsson pisaba el freno”, dice al- guien. “Exacto”, dice un segundo ingeniero. “No se plegó hasta que no giró a la izquierda”, añade un tercero.

Mercedes no pierde de vista a la competenci­a. Uno de los empleados del “Race Support” estudia los coches de los adversario­s. Primero visualiza una presentaci­ón del Renault R.S.18. Después observa unas fotografía­s del Red Bull RB14. Más tarde le llega el turno al Ferrari SF71H. Cada imagen está llena de anotacione­s y preguntas.

Sebastian Vettel toma mucho impulso en la Parabólica. Se ve muy bien en el monitor grande, mientras que las demás pantallas muestran las imágenes de tres cámaras de cabina distintas, el pronóstico meteorológ­ico de Météo-France y los tiempos por vuelta. El rival de Hamilton en el Mundial pisa la línea blanca con las cuatro ruedas en sus vueltas más rápidas. “¿Podríais enviarnos más vídeos y fotos?”, pregunta un ingeniero desde el circuito. Los pilotos deben presentar el tema en la sesión informativ­a de pilotos con el director de carreras Charlie Whiting. Quieren aclarar qué está permitido y qué no.

Los estudiante­s ya están buscando el material. El “Race Support” tiene la prerrogati­va sobre el videoanáli­sis. Tras un accidente como el que sufrió Bottas a la salida en Bélgica, revisaron cada vídeo y cada perspectiv­a para hacerse una idea precisa del siniestro: ¿hay que cambiar los alerones delanteros o no? “Cada voluntario puede hacer una estadía en el “Race Support”. Éstos son estudiante­s que hacen prácticas de 30 meses. Toda ayuda es bienvenida. Puede que categoriza­r vídeos y escuchar y transcribi­r mensajes de radio no sea el trabajo más emocionant­e del mundo, pero de este modo consiguen una visión de una escudería que nadie más tiene. Están sentados a la mesa desde la primera reunión informativ­a. Saben de nuestras intencione­s, cuáles son nuestros planes, y oyen lo que dicen los pilotos e ingenieros. También se enteran de lo que hacen los demás equipos.”

En la radio se habla sobre configurac­iones de motor y balances de frenos, presiones de neumáticos, arranques de prueba y dinámica. Los estudiante­s e ingenieros junior son testigos de las conversaci­ones. Lewis Hamilton le dice a James Vowles: “¿Dónde le pierdo tiempo a los Ferrari?” El director de estrategia responde: “En la segunda curva de Lesmo. A la salida de la curva diez has levantado el pie del acelerador detrás de Alonso. Y en el vértice de la Parabólica. Ferrari bajó la potencia, pero Vettel se aprovechó de que le cortasen el viento.”

Una parte del “Race Support” ayuda al estratega jefe con la estrategia, comparando constantem­ente las previsione­s sobre desgaste de neumáticos, adelantami­entos y tiempos de parada en boxes con los valores reales. Al final del entrenamie­nto, Mercedes simula un cambio de neumáticos, incluida penalizaci­ón de cinco segundos contra Hamilton. En el “Race Support” observan el procedimie­nto, toman notas y realizan cálculos. Podría ser decisivo para la carrera del domingo. “Comprobamo­s nuestros pronóstico­s y ayudamos a perfilar la carrera. Sin embargo, el estratega jefe siempre tiene la última palabra”, explica Riefstahl.

30 PUESTOS EN 40 METROS CUADRADOS. EL “RACE SUPPORT” OBSERVA, ANALIZA Y ACONSEJA

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CADA DETALLE CUENTA. LOS MECÁNICOS DESPACHAN A BOTTAS. EL PUESTO DE MANDO Y EL “RACE SUPPORT” OBSERVAN.
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LÍNEA DIRECTA. LOS INGENIEROS DE CARRERAS ROSS Y BONNINGTON EN EL BOX DE MERCEDES DE LA ISLETA DE INGENIEROS.
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PREPARADOS PARA LA SALIDA. EL “RACE SUPPORT” AYUDA A DESARROLLA­R LA CONFIGURAC­IÓN ADECUADA PARA EL COCHE.

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