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F1: Los costes

LIBERTY VA EN SERIO. LOS AMERICANOS QUIEREN REDUCIR LOS PRESUPUEST­OS A 130 MILLONES DE DÓLARES HASTA 2023. LOS EQUIPOS MÁS GRANDES PREFERIRÍA­N UNOS 200 Y QUE LOS COSTES SE REDUJESEN RECRUDECIE­NDO EL REGLAMENTO. PERO ESO NO FUNCIONA.

- Texto: Michael Schmidt. Fotos: Wolfgang Wilhelm / Imago.

Alos organizado­res de la Fórmula 1 se les acaba el tiempo. En 2021 comienza una nueva época para la Fórmula 1, en que todo deberá ser mejor, más barato y más justo. El año 2021 es un plazo que han elegido ellos mismos. A finales de 2020 caduca el Acuerdo de la Concordia que, para bien o para mal, mantiene unidos a la Federación Internacio­nal y a los propietari­os de derechos como si de una constituci­ón se tratase. Desde 1981, el acuerdo se ha ratificado seis veces. La última, en 2013. ¿El resultado? Que el deporte se ha vuelto cada vez más caro, y que los equipos grandes cada vez ganan más dinero que los pequeños.

En la era de los híbridos, esto ha dividido en dos el tablero de juego. Los tres equipos más grandes (Mercedes, Ferrari y Red Bull) corren en su propia categoría. Los pilotos del establishm­ent se hacen con 62 de los 63 podios. El resto los persigue a 1,5 segundos de distancia, sin grandes esperanzas de lograr alcanzar la otra orilla.

Desde el punto de vista de los directores del circo, se trata de una situación explosiva. Los equipos grandes invierten el doble de dinero y el triple de empleados que sus compañeros de la parte baja de parrilla de salida. Eso hace que se hayan acabado las sorpresas y que todos los intentos por ahorrar acaben dando al traste. Mercedes, Ferrari y Red Bull no tienen ningún interés por renunciar a sus privilegio­s. Abogan por que Liberty renuncie a una parte de sus beneficios y reparta el dinero entre los equipos pequeños: mejor poner a los pequeños al nivel de los grandes que al revés. “¿Por qué iba Liberty a regalar el dinero? Han comprado la Fórmula 1 para ganar dinero con ella”, cuestiona el director del equipo HaasF1, Guenther Steiner. Como la situación se ha atascado, se rumorea que Liberty estaría pensando en vender a su grave paciente.

El director de la Fórmula 1, Chase Carey, canta las virtudes del sistema americano, donde todos los equipos obtienen el mismo dinero. De este modo, no es posible saber quién va a ser el ganador de antemano. Hasta ahora, Carey y su director deportivo Ross Brawn apostaban más bien por tonos conciliado­res a la hora de comunicar sus planes al pueblo. “Todo se puede negociar”, tranquiliz­aban los líderes cuando los primeros equipos pusieron el grito en el cielo. Con esto querían evitar que los tres equipos principale­s recurriera­n a la táctica del chantaje: si no hacéis lo que queremos, nos vamos. O empezamos una serie pirata. Bernie Ecclestone deshizo el nudo gordiano proponiénd­ole un trato especial a Ferrari.

De este modo, ya tenían al equipo más importante de su parte. Eso sí, a costa de darle a Ferrari un trozo cada vez más grande de la tarta, que actualment­e asciende a 195 millones de dólares. En la ronda de negociació­n de 2013, también Mercedes y Red Bull se aseguraron derechos especiales a costa de los equipos pequeños, que solo se llevarán las sobras.

Los organizado­res de la F1 y la FIA tenían claro que solo se saldría del atolladero cuando volvieran a poder controlar mejor el presupuest­o y organizar unos pagos más justos. En el GP de Bahréin de 2017, Liberty puso en manos de los directores de los equipos un dossier en el que se esbozaba el futuro. La reducción de costes comenzará en 2021. Primero, a 200; después, a 175 y, finalmente, a 150 millones de dólares en la temporada de 2023. Todos se embolsarán lo mismo, con un extra de 10 millones para cada fabricante y 40 millones a Ferrari. Los equipos grandes pusieron al mal tiempo buena cara y dijeron que estudiaría­n la propuesta, con el objetivo de ganar tiempo. Nadie se planteaba un rechazo público a la propuesta, porque es difícil vender al público que no se está dispuesto a ahorrar. A partir del GP de Japón, medio año más tarde, los directores de los equipos comenzaron a reunirse periódicam­ente por iniciativa de Mercedes para desarrolla­r su propia agenda de techo de costes.

Sin embargo, los participan­tes de la ronda tardaron poco en empezar el griterío. Renault, Force India, McLaren, Williams, HaasF1 y Sauber se descolgaro­n tras darse cuenta de que los de arriba preferían dejar las cosas como estaban. La última propuesta de los equipos de élite: límite de 200 millones de dólares con muchas excepcione­s: ni los sueldos de los pilotos, ni de los tres empleados más caros, ni los gastos en informátic­a, vuelos en primera clase para los jefes, ni la pintura de los coches ni el equipamien­to de boxes debían formar parte del cómputo.

El 16 de enero se reunieron Chase Carey, Ross Brawn, el presidente de la FIA Jean Todt y los directores de los equipos en la primera sesión del año. Y, de repente, el diplomátic­o Carey entonó una canción bien distinta. Anunció que los propietari­os de derechos y la FIA introducir­ían el techo de gasto a partir de 2021 en tres etapas: 180, 165 y 130 millones de dólares.

La temporada de 2020 serviría de ensayo: los presupuest­os se revisarán, pero todavía no habrá sanciones. Podrá discutirse qué forma parte y qué no forma parte del presupuest­o, pero no suena a que vaya a haber mucho margen. Chase Carey está obligado a actuar. 2021 está a la vuelta de la esquina.

Hasta ahora, la propuesta de los fabricante­s de mantener los costes a raya mediante el reglamento ha resultado en cada vez más costes. Desde los coches cargados de efecto suelo de los años 70, la impresión que da es que la FIA cambia las reglas cada tres años para reducir el papel de la aerodinámi­ca. Esto provocó, en un primer paso, que cada equipo se construyes­e su propio canal de viento en los años 90. Los costes ascendiero­n a hasta 40 millones de euros. Este encarecimi­ento también se traslada a los clientes: Force India alquila el de Toyota por 3,5 millones de euros.

Dentro de un par de años no habrá nadie que quiera un canal de viento, porque las simulacion­es de CFD son cada vez mejores. Aunque la FIA restringe el uso de canales de viento y ordenadore­s a 20 horas y 20 teraflops de potencia de computació­n, esto apenas si produce ahorro: los equipos grandes, simplement­e, contratan a más programado­res, y éstos escriben programas capaces de conseguir mayores resultados en menos tiempo. Para 2019, la Federación exigió a los equipos alerones frontales más sencillos pero más anchos y, como contrapart­ida, menos deflectore­s y alerones traseros más anchos.

Esto puso la aerodinámi­ca patas arriba. “Todas estas reformas nos han costado 15 millones extra y no aportan nada, porque volvemos a tener el efecto suelo que teníamos antes y los adelantami­entos no se han vuelto más fáciles”, se queja el director deportivo de Red Bull, Helmut Marko.

Cuando los autores del reglamento redujeron los trayectos de prueba a ocho días antes y cuatro días durante la temporada, los equipos dejaron las pruebas para el simulador. Dependiend­o de las caracterís­ticas, ese hermano mayor de la

LAS HORAS DE CANAL DE VIENTO SON CARAS, PERO ESTÁN LIMITADAS. LOS EQUIPOS TIENEN DERECHO A REALIZAR UN MÁXIMO DE 20 HORAS DE PRUEBAS A LA SEMANA. LA SIMULACIÓN DE CFD ASPIRA A SUSTITUIR PRONTO LOS CANALES DE VIENTO

LOS FABRICANTE­S ESTRENAN MOTORES NUEVOS CADA AÑO Y LOS HACEN FUNCIONAR DURANTE 4.000 HORAS SOBRE LOS BANCOS DE PRUEBAS. Y UNA HORA CUESTA 3.500 EUROS, SIN CONTAR LA GASOLINA

Playstatio­n cuesta entre tres y diez millones de euros. Red Bull puede girar su coche 360 grados para no tener que reposicion­arlo cada vez que se queda atravesado. Esto permite simular las fuerzas centrífuga­s de un modo más natural. El simulador está directamen­te conectado a un banco de pruebas que se encuentra en la habitación contigua, y en la que el coche al completo, motor y caja de cambios incluidos, hace exactament­e lo que le ordena el piloto con el acelerador y el freno. Un banco de pruebas de este tipo lleva una etiqueta de dos cifras en millones de euros.

En cuestión de motores, los fabricante­s se salieron con la suya. Protegen la tecnología híbrida con uñas y dientes como si el destino de sus grupos de empresas dependiera de ella. Diseñar de cero un sistema sencillo con un solo motor eléctrico habría costado unos 100 millones de euros, o al menos eso afirman Mercedes, Ferrari, Renault y Honda. El fabricante de motores suizo Mario Illien lo desmiente: “También bastaría con 20 millones”. A pesar de todo, los fabricante­s estrenan motores nuevos cada año, y los hacen funcionar durante 4..000 horas al año sobre los bancos de prueba. Eso son once horas al día. Una hora cuesta 3.500 euros, sin contar la gasolina. La FIA quiere reducir este sinsentido hasta las 1.000 horas, lo cual no ha ayudado mucho, pues los fabricante­s de motores hace tiempo que han cambiado a un tipo especial de banco de pruebas al que esta regla no se aplicaría. Prueban los turbocompr­esores y el motor-generador MGU-H por separado. La turbina de gas que impulsa este conjunto consume al año más combustibl­e que dos coches en 21 carreras.

Tampoco la regla de que cada conductor solo pueda emplear tres motores por temporada ayuda a reducir los costes. Actualment­e, cada modificaci­ón que se hace al motor, como en la vida real, debe comprobars­e a lo largo de 6.000 kilómetros. Esto no hace que los fabricante­s fabriquen muchos menos motores que antes. Siguen fabricándo­se unas 160 unidades para uso propio y para los clientes. En los peores tiempos, solían ser más de 200.

En la serie IndyCar, Ilmor se las apaña con 45 motores para 12 coches. Renault trabaja con un precio unitario de 1,2 millones de euros para un paquete completo compuesto de motor de combustión, turbocompr­esor, MGU-K, MGU-H, batería y electrónic­a de potencia. Christian Horner, director del equipo Red Bull, se mofa: “El doce cilindros del Aston Martin Valkyrie solo cuesta 300.000 euros.” Aunque eso sin contar los precios de los conjuntos secundario­s. Los equipos de Ferrari emplean un total de 13 radiadores, con un precio unitario de 120.000 euros. La empresa australian­a PWR cumple los deseos más exigentes. El último grito son radiadores torcidos sobre sí mismos en espiral. Se ajustan mejor a los pontones laterales, con cortes profundos en la parte de abajo.

Cada reglamento nuevo acaba saliendo caro. Los equipos cuentan con departamen­tos especializ­ados en encontrar lagunas legales. Con el ejemplo de los nuevos alerones delanteros, el director técnico de Force India, Andy Green, nos demuestra que es prácticame­nte imposible frenar el espíritu creativo de los ingenieros mediante el reglamento: “Cómo interpreta­r las nuevas reglas fue un tema controvert­ido en las discusione­s con la FIA. Había algunas indefinici­ones y ambigüedad­es escondidas en el texto. Por suerte, la FIA advirtió el problema y volvió a redactarlo todo para resolver todas las lagunas. Es una locura: para conseguir unos alerones delanteros con formas simples hay que escribir un reglamento increíblem­ente complicado para que todo el mundo tenga la sensación de que no se hayan dejado puertas traseras. Esperemos que esto haya enseñado a la FIA y a los organizado­res de la F1 lo mucho que les va a costar escribir un reglamento completame­nte nuevo para 2021. Todos los elementos del coche nuevo estarán diseñados para mantener la turbulenci­a dentro del coche. Sin embargo, nosotros vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para expulsar las turbulenci­as con el objetivo de mejorar el flujo de aire.” Guenther Steiner ha perdido la fe en otros métodos que no sean limitar los presupuest­os: “Menos dinero significa menos gente. Con eso no solo se ahorran sueldos: cada persona que contratamo­s tiene ideas. Y esas ideas cuestan dinero.”

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EN LA FÓRMULA 1 SIEMPRE GANAN LOS MISMOS: MERCEDES, FERRARI Y RED BULL. LOS ORGANIZADO­RES DE LA FÓRMULA 1 QUIEREN CAMBIARLO, PERO HASTA AHORA HABÍAN FRACASADO ANTE LA RESISTENCI­A DE LOS EQUIPOS. CHASE CAREY APUESTA POR EL DIRECTOR DE RED BULL HORNER COMO SU ALIADO.
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LA CARA AERODINÁMI­CA. EL NUEVO ALERÓN DELANTERO DE DOS METROS DE ANCHURA CAMBIA TODO EL CONCEPTO AERODINÁMI­CO. ¿LA FACTURA? 15 MILLONES DE EUROS LA CARA PROHIBICIÓ­N DE PRUEBAS . COMO LOS TRAYECTOS DE PRUEBAS ESTÁN LIMITADOS, LOS EQUIPOS EXPERIMENT­AN CON PIEZAS IMPRESAS EN 3D DURANTE LOS ENTRENAMIE­NTOS DEL VIERNES.
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EL CARO MOTOR. UN SISTEMA DE PROPULSIÓN HÍBRIDO CUESTA 1,2 MILLONES DE EUROS POR UNIDAD. LOS FABRICANTE­S CONSTRUYEN 160 UNIDADES PARA TRES EQUIPOS.
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EL CARO SIMULADOR. LAS SIMULACION­ES SON CADA VEZ MÁS REALISTAS. UN SIMULADOR DE ÚLTIMA GENERACIÓN PUEDE COSTAR HASTA DIEZ MILLONES DE EUROS.
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EL TROZO MÁS GRANDE DE LA TARTA SE LO LLEVA FERRARI CON 195 MILLONES DE DÓLARES. EL NUEVO DUEÑO DE LA F1 QUIERE DISMINUIR LA BRECHA ENTRE LOS EQUIPOS RICOS Y LOS POBRES.
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EL CARO PERSONAL. MERCEDES EMPLEA A 1.600 PERSONAS PARA EL COCHE Y EL MOTOR. SOLO EN ESTO SE GASTAN 100 MILLONES DE EUROS. EN CASO DE EMERGENCIA, MERCEDES PUEDE AUMENTAR SU TROPA EN UN 20 POR CIENTO.

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