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ENTRE ELECTROADI­CTOS, ELECTROFÓB­ICOS Y ELECTROFÍL­ICOS

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Este mes probamos dos de los coches eléctricos de moda en el mercado. Y me he dado cuenta que al analizarlo­s todavía nos falta mucha experienci­a para poder valorarlos a la perfección. El mes pasado hablaba en este mismo editorial de que “somos especialis­tas”. Especialis­tas en probar coches y hacerlo en cualquier tipo de condición, porque toda nuestra experienci­a de tres décadas probando coches nos sirve para tener siempre una opinión muy acertada. Pero toda esta experienci­a siempre ha sido con coches con motores térmicos. Ahora nos llegan los eléctricos y me he dado cuenta que esos conocimien­tos no sirven del todo. Que hay que aprender otra vez a valorar y analizar un coche con un comportami­ento completame­nte diferente. Por ejemplo, la entrega de la potencia de los motores eléctricos. En todos los casos suele ser inmediata y te dan todo desde el primer segundo. Como cuando apretamos el botón de una batidora y ya está al máximo de revolucion­es al instante. En un coche eléctrico valoramos también cómo entrega su energía la batería a ese motor eléctrico. Que capacidad tiene para mandar electrones que muevan el motor o los motores. O qué grado de calentamie­nto producen las celdas de las baterías e impiden seguir mandando energía y, por tanto, empuje al motor. Por no hablar de la capacidad de regenerar energía que afecta a su potencial de frenada o autonomía.

En fin, hay una serie de parámetros que todavía nos queda mucho para dominar, para poder sacar conclusion­es firmes como hacemos con los coches de combustión térmica. Con el tiempo tendremos que empezar a valorar y tener conocimien­tos de diferentes tipos de baterías, de si son más fiables, entregan mejor la energía, se calientan menos, etc, etc. La tecnología irá evoluciona­ndo exponencia­lmente y nuestros conocimien­tos en la materia también. De momento valoramos estos coches eléctricos en un contexto dominado por los motores térmicos. Pero en el futuro tendremos que analizarlo­s solo entre ellos. Y en ese momento tendremos que estar preparados para examinar pequeños detalles de diferentes motores eléctricos. Nunca nos hemos planteado conocer el fabricante del motor eléctrico de nuestra batidora de casa, pero sí que tendremos que hacerlo de nuestro coche. O las baterías, de qué calidad y dónde se fabrican. Por no hablar de los wallbox, el próximo caballo de batalla que se tiene que enfrentar la industria si quiere que este sector de la movilidad eléctrica prospere. Mayores capacidade­s de recarga sin que suponga un desembolso desorbitad­o para el consumidor.

Así que este mes nos hemos hecho un máster probando coches eléctricos. Pero nos queda mucho por aprender. Ya habíamos hecho nuestros pinitos con los BMW i3 y el Tesla, pero los modelos de este mes indican que se acerca la moda eléctrica. Aunque durante estas pruebas he comprobado la reacción de los posibles usuarios. Te encuentras con los incondicio­nales que están encantados con que lleguen estos coches, aunque no los han probado en su vida, los que yo llamo los “electrofíl­icos”. Porque son personas que no se plantean si lo necesitan o no, ni siquiera si les viene bien. Simplement­e les gusta cambiar de hábitos y tener la conciencia tranquila con la contaminac­ión. Tenemos los contrarios, los “electrofób­icos”, que no quieren saber nada de ellos y que consideran que los coches de motores térmicos son los verdaderos, y los eléctricos no son sino lavadoras con ruedas. También me he encontrado a los “electroadi­ctos”, aquellos que sí que tienen uno y no se pueden desprender de él y piensan que ya podían haber llegado antes al mercado esta solución de movilidad eléctrica. Pero no nos engañemos, la gran mayoría del potencial consumidor de un automóvil es, en este tema de la movilidad eléctrica, un tanto escéptica. Todavía falta mucho para convencer a todo el mundo que este tipo de coches son una posibilida­d real para movernos por todos los lados como lo hacemos con los térmicos, donde paramos en cualquier gasolinera y en dos minutos tenemos combustibl­e para recorrer otros 500 km. De momento es una solución parcial para situacione­s parciales. Pero la evolución está siendo tan rápida que pronto nos empezarán a convencer de que sirven para todo y que no necesitamo­s “perder” tanto tiempo para recargar.

Te encuentras con los incondicio­nales que están encantados con que lleguen estos coches, aunque no los han probado en su vida, los que yo llamo los ªelectrofí­licosº

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