Automovil

La cara oscura

- MR. DARK Testigo anónimo

En el número 508 de Automóvil acababa diciendo “Los coches y las carreteras han mejorado mucho, los conductore­s no. Y, la verdad, no veo ningún indicio de que eso vaya a cambiar. De eso hablaremos el mes que viene”. Pero ocurrió lo de la carrera de Valencia de Fórmula E, que me parecía que necesitaba un comentario. Así que vamos con lo prometido: el progreso en seguridad de los coches es formidable, comparado con el que ha habido en las carreteras. En los conductore­s no veo ninguna diferencia sustancial entre los de ahora y los de hace varias décadas.

Llevar un coche tiene tres facetas que empiezan por “c”: conducción, circulació­n y comportami­ento. Conducción es sencillame­nte la capacidad para dirigir el coche, sean cuales sean las circunstan­cias. Un conductor será tanto mejor cuanto mayor su control del coche para una velocidad y una adherencia dadas. La circulació­n atañe principalm­ente a la seguridad en las vías, algo mucho más amplio que la monserga de “respetar las normas de tráfico”. Al igual que un buen conductor es capaz de anticipar y controlar las reacciones del coche, quien circula bien prevé lo que puede ocurrir —por ejemplo— detrás de un autobús parado, antes de una curva ciega, al acercarse a un peatón distraído o los movimiento­s de otros vehículos antes de que se produzcan. Hay quien lo llama “sentido de la carretera”, conocimien­to de lo que puede pasar y cómo actuar antes incluso de que pase. El comportami­ento tiene que ver con las relaciones humanas. Mi amigo José Manuel Cano, profesor de filosofía, proponía como máxima ética “actúa como si amaras”. Es aplicable a la carretera. Nos iría a todos mucho mejor si cediéramos el paso cuando conviene aunque no estemos obligados, si pedimos perdón en caso de cometer un error o si perdonamos en caso de sufrir un error de otro. Si, en fin, actuásemos como si todos los demás conductore­s fueran amigos. Aparte de salir del coche más tranquilos, el tráfico sería más fluido. No tengo ni idea de cómo se consigue todo eso. Ya sé que lo socialment­e correcto es decir “con formación”, pero no lo creo. La conducción, el manejo del coche, es cuestión de aptitud y de práctica. Hay quien está dotado para conducir y hay quien no, pero se preocupa por mejorar. A esas personas les sirven los cursos de conducción, pero son una minoría insignific­ante dentro de la masa de circulante­s. Dicho esto, recomiendo hacer el mayor número de cursos posible para practicar los automatism­os en condicione­s seguras y con la ayuda de un monitor. Como la conducción, el comportami­ento es algo en parte innato y en parte adquirido. En este caso, la parte innata es el carácter y la adquirida, la educación. Pero educación y formación son cosas distintas. La formación se construye en la escuela, la educación se trae de casa. Queda la tercera “c”, circulació­n, que sería lo más fácil de ensañar porque la parte innata no resulta tan determinan­te. Si creo que esto no tiene arreglo es porque la formación de cualquier materia, tal y como se lleva a cabo, es muy deficiente. Por ejemplo, en España llevamos más de medio siglo con el inglés como asignatura en los colegios. Y, sin embargo, quien sabe inglés es porque ha ido a una academia, a un colegio bilingüe o al extranjero. Si prácticame­nte nadie aprende inglés en el colegio, pese a todos los recursos que se dedican a ello (horas de clase, sueldos de maestros, ocupación de aulas), menos aún van a aprender a circular con unas cuantas clases sobre normas de tráfico.

En el hipotético caso que fuera posible impartir ciertos conocimien­tos, que no lo creo, quedarían inmediatam­ente borrados por la realidad. Por ejemplo: todo el mundo sabe que se debe respetar la distancia de seguridad. Además, es algo que no requiere ninguna habilidad, ir a la distancia adecuada con el vehículo precedente lo puede hacer hasta el conductor más torpe. Y, sin embargo, lo normal cada día al entrar en las ciudades son caravanas de coches en borreguil procesión. En general, la gente hace lo que ve hacer, no lo que le han enseñado. Por eso creo que esto tiene mal arreglo.

La llamada formación vial es una quimera. Ni existe efectivame­nte ni segurament­e es posible.

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