UN SALÓN DIFERENTE
Vuelvo de Ginebra con una sensación rara: No he visto un salón como los de siempre. Sí, ha estado lleno de coches de hoy y de mañana, de fabricantes artesanales y carroceros, de detalles y propuestas que emocionan al aficionado... Pero mi percepción es la de que algunas marcas no tienen claro cómo acometer la transición hacia un futuro donde la electrificación mandará, pero no absolutamente, porque yo al menos entiendo que en un mundo global donde el peso de tus modelos "eléctricos" llegue al 25 o 30 por ciento de las ventas en 2030, significa que hay un 70 por ciento de coches que vender recurriendo a motorizaciones convencionales -recordamos cuando Miguel Arias Cañete, comisario europeo para la Energía y el Clima, nos decía no hace mucho que "el motor de combustión sigue siendo optimizable y el 70-80 por ciento de las medidas que encontremos hasta 2030 se aplicarán en el motor de combustión interna"-. Todos los directivos con los que hablo me dicen lo mismo: Hay que seguir vendiendo Diesel, un Diesel actual es un coche limpio... pero sus mensajes o titulares que lanzan llevan aparejada la palabra eléctrico o autónomo. El futuro pasa o pasará por la multivariedad de propuestas motrices y cada una con sus argumentos para ser la mejor opción según las circunstancias de uso. Y el Diesel es y será una alternativa más.
Pero Ginebra también significa desde hace unos años Car of the Year, el mayor premio automovilístico mundial, que se desvela como primer gran evento de esta muestra. El Volvo XC40 es el merecido ganador 2018 por su equilibrio general que refuerza con argumentos sobresalientes de seguridad, confort, conectividad y dinamismo. Sobresaliente también el resultado del Seat Ibiza que en la primera comparecencia de la marca española entre los fi nalistas, en los 55 años de historia del premio, logró una destacadísima segunda posición.