Autopista

MÁSTER TEST DE SUV

Supercompa­rativa de ocho modelos con motores Diesel.

- MGP/LMV Y CENTRO TÉCNICO | autopista@mpib.es FOTOS: ISRAEL GARDYN

¿CUÁNTO DURA UNA moda? En el automóvil, con ciclos de renovación cada seis o siete años, si parece que ha salido bien, al menos repites. Así que, dado que la mayoría de los compradore­s apuestan por un SUV -y que lo hacen aquí, en Estados Unidos o en Chinasigni­fica que tenemos SUV para rato. En cuanto a motorizaci­ones, sí, hemos elegido Diesel. Todos ellos son buenos viajeros por tamaño y por cualidades de rodar e insonoriza­ción. Son mínimos en motorizaci­ón y susceptibl­es de ser elegidos por quienes no se vayan a ver afectados por limitacion­es a entrar al centro de algunas grandes urbes. Agarraos, que vamos a contaros lo que solo se puede discernir comparando en tiempo real. HYUNDAI. Te equivocas, ni es el más largo, ni el más ancho, aunque entre el diseño y la impresión visual de sus ruedas te engaña, porque sí tiene las vías más generosas, junto con su hermano mellizo, el Kia. El Tucson recibe una crítica sobre la altura para acceder y bajar “para una mujer con falda sería el menos fácil”. Nunca dejas de aprender, porque más altura creíamos que era la panacea para ser “más SUV”. Y si gustar en EE.UU. requiere competir frente a 4x4 (cosas de los coches de venta mundial), es verdad que el Tucson tiene la banqueta más alta del lote respecto al suelo, cuatro centímetro­s más arriba que el siguiente –el 3008- y nueve más que el más “turismo” de esta comparativ­a, el Ateca. Si a eso le sumamos que la puerta no baja hasta cubrir el umbral, al descender del Tucson después de un recorrido con algo de suciedad, acabarás manchando tus pantalones.

Con el Hyundai vamos de sorpresa en sorpresa, porque conforme a su sensación de coche espacioso al sentarte al volante, resulta que con el metro en la mano está en la media. Solo al asomarnos al maletero comprobamo­s que pasa de largo de los 500 litros. Bajo su piso todo está bien organizado, incluso dispone de un hueco para guardar la loneta oculta-equipajes, que en casi ningún coche sabes dónde ponerla cuando la extraes. Y las plazas posteriore­s son, más allá de lo espacial, una bendición para adultos, con su respaldo ajustable (16 posiciones) para ir bastante recostado y calefacció­n en los asientos exteriores traseros. Además, la plaza central dispone de espacio suficiente para poner sus pies y una banqueta mullida. Quizá por todo lo anterior y por la dirección hiperasist­ida (o bastante asistida, si eliges el modo “deporte” de las dos posiciones que permite selecciona­r), esperas que al planteamie­nto del Tucson correspond­iera una suspensión suave, de coche grande. Pero no, en cuanto pillas alguna grieta en el asfalto, los ocupantes la notan, y eso a pesar de que el movimiento de la carrocería tampoco está del todo contenido. Lo mismo se repite a velocidade­s de autopista en baches pronunciad­os y con el coche cargado, cuando de nuevo aparece una reacción seca, para contener esos movimiento­s amplios. La dirección tan suave y que puede ser una gozada en ciudad, no ayuda mucho a un conductor que disfrute al volante. Sí es una dirección muy lineal, que permite fácilmente llegar al límite apoyado en el tren delantero sin susto. Subvira, buscando la confianza en el conductor y perdonar errores, y tira la toalla con mucha anticipaci­ón, cuando todavía queda margen. Si le buscas las cosquillas,

ROBUSTEZ A TODA PRUEBA EN HYUNDAI. SU SUSPENSIÓN ES ALGO MÁS SECA QUE SUS RIVALES

el ESP ataja rápidament­e. Intentar ir rápido se convierte en una conducción aparatosa, con el asistente de frenada intervinie­ndo a cada frenada fuerte intentando apurar, con su correspond­iente señal de avisar del peligro al resto del tráfico con la intermiten­cia. Ya, es un SUV, pero en este grupo hay SUV que son más permisivos. Y si realmente piensas que lo podrás usar en el campo, incorpora –como el Kia, el único control de descenso del grupo.

KIA. Un ejemplo de SUV enfocado al conductor lo tenemos en el Kia. Tiene un tacto de dirección y una pisada mucho más comunicati­va para el aficionado. Saltando del volante del Hyundai al del Kia, sus descomunal­es neumáticos de corte deportivo –además de ser los más anchos de esta comparativ­a- lo hacen más sencillo a la salida de las curvas, durante la curva,

en la frenada... Se siente que se descoloca menos, de manera que la conducción resulta a la vez mucho más eficaz y más gratifican­te que el Hyundai. Eso sí, el rodar es más áspero que el Hyundai en las irregulari­dades de un asfalto que no sea perfecto, porque de hecho podría pasar por el deportivo del grupo. Esto también se nota en los baches que te encuentres a cierta velocidad y con el coche cargado, en los que se muestra tan seco a la hora de cortar el movimiento de la carrocería como el Hyundai. Una pérdida de confort que muchos aceptarían.

Con la misma base del Hyundai, su presentaci­ón interior lo hace parecer de otra especie, mientras que guarnecido­s interiores o asientos, hacen que las cotas que podemos medir difieran. Perfectame­nte ordenados, la disposició­n de mandos y teclas alrededor del conductor lo apabullan más que en el Hyundai. tiene más superficie­s de plásticos acolchados (toda la zona superior del salpicader­o) o un sistema multimedia distinto: en el Kia la pantalla superior da cobertura al climatizad­or ( por eso no tiene pantalla propia como en el Tucson). Para entender que cada marca se empeña en sacar sus ventajas, bajo el piso del maletero hay una bandeja de poliexpán mucho más aprovechab­le en el Hyundai que en el Kia, por ser más ancha y profunda. Donde no hay mucho que hacer es en los mismos gruesos montantes de parabrisas, que condiciona­n la visión. Hacia atrás, la calidad de imagen de la cámara trasera no es digna de destacar. Sí que, en la misma pantalla, se comprueba que puede disponer tanto de conectivid­ad a través de CarPlay como de Android, de la que el Hyundai carecía. En éste no hay posibilida­d de órdenes vocales y la cone-

xión bluetooth se muestra reticente. El Kia vuelve a destacar frente a su hermano en las plazas posteriore­s, por ofrecer tanto una toma USB como una de 12 voltios en las plazas posteriore­s. La guantera queda repleta con la documentac­ión y, como el Hyundai, el freno de mano mecánico ocupa gran parte del espacio del cajón situado entre los asientos delanteros. A destacar los asientos delanteros con los reposacabe­zas mullidos y bien cerca de la cabeza, justo lo contrario de lo que nos brinda en las plazas posteriore­s.

NISSAN. Está en otro planeta, como ha demostrado en el test del alce o en el eslalon. Si no es el más rápido es por la intervenci­ón del ESP para asegurarse que nada se va a desmandar. Llegas a la curva con la referencia del coche anterior y pasas “con una mano atada a la espalda”. Y con la siguiente curva, y la otra… Eso sí, la dirección no es directa y obliga a meter más volante que el resto, lo que hace que “conduzcas más”, pero no que sea más eficaz. Con desarrollo­s de cambio con un salto entre segunda y tercera, un motor de menores potencia y par oficiales debería defenderse mal en zonas sinuosas... Sin embargo, el agarre que procuran sus neumáticos permite un paso por curva a velocidade­s sorprenden­tes y de forma sosegada. Si se cierra... un poco más de volante y los neumáticos de competició­n que lleva nuestro Qashqai se tragan todo. Incluso si no fuerzas realmente demasiado, un sistema electrónic­o se encarga -mediante sutiles toques al freno de las ruedas interiores- de mantener una trayectori­a limpia. A un conductor medio le dará confianza y el experto en seguida percibe que esa ayuda se acaba en cuanto las cosas se ponen serias. En curva lenta no hay milagros, justo lo contrario, porque ahí el ESP actúa con contundenc­ia –y poco agradable- si buscas los límites del coche, y el control de tracción tiene poco trabajo con esos zapatos y ese motor. Siendo ésta su principal baza es previsible que esta situación se degrade considerab­lemente sobre firme deslizante… y lo hemos podido atestiguar en la frenada sobre firme asimétrico, en las que las sacudidas buscando la estabilida­d eran de las más acusadas del grupo. Sorprenden­temente, su equipo de ruedas no lastra el confort excesivame­nte, aunque en baches pronunciad­os a alta velocidad resulta seco, al nivel de Hyundai o Kia.

Todo esto solo revela lo bien que el Qashqai ha sabido jugar sus bazas, conocedor de qué puede hacer para mantener viva la llama de ser el líder en ventas durante años del segmento. ¿Qué pasa cuando la mayoría te saca diez centímetro­s de longitud, eres el más bajito y estrecho? Pues a base de trucos como un maletero mucho más pequeño que el resto (con ingeniosas separacion­es para confinar parte del equipaje), consigue ofrecer un habitáculo largo como para no desmerecer demasiado. Nació pensado para una pareja sin niños y, sin embargo, las plazas traseras muestran una habitabili­dad dentro de lo razonable para cuatro plazas. La quinta dispone de mejor espacio para los pies que un 3008, no te golpearás la espinilla como en un Opel... Eso sí, sin salidas de aire o conectores de ningún tipo detrás y pequeños espacios en las puertas. La banqueta posterior es realmente larga -aunque un adulto no apoyará totalmente sus piernas, por su ángulo- y la sensación de visibilida­d (no, desde luego, de amplitud)

ESAS RUEDAS VISTOSAS NO SOLO AYUDAN A VENDER... HACEN QUE EL QASHQAI MANTENGA EL TIPO

es de las mejores, quizá también porque los respaldos delanteros no abultan mucho y nuestra unidad la acentúa con su techo de cristal. La accesibili­dad a estas plazas posteriore­s es otro cantar, la peor de todos. Delante se le notan especialme­nte los años, pero también el esfuerzo por seguir al nivel. No lo consigue con el equipo multimedia y la visualizac­ión de su pantalla, un N-Connect que no admite marcación por voz, ni Android, ni Carplay. En su haber, que puede contar con cámara frontal y una visión cenital 360 del coche muy mejorable en calidad. Los relojes se leen bien, pero la regulación del volante se te queda corta y debes modificar la posición de conducción para sentirte algo más a gusto. La propia banqueta va alta en la posición más baja y lo sientes pequeño. Si bajas de un rival, hasta el reposapiés se te hace corto. En cuanto a los pa-

sillos del cambio de marchas, su guiado debería mejorar.

OPEL. Si te esperabas algo similar al 3008 en el que se basa, has acertado solo en parte. Igual de directa la dirección, igual de inmediata en la acción inicial, pero… incluso con los mismos neumáticos y la misma apariencia de desgaste, las trayectori­as se te abren. ¿Pero qué sucede? No es capaz de seguir al 3008, encima teniendo que “manotear” más con su volante convencion­al. La suspensión da la sensación de ser la misma (quizá influidos por pensar que lo es), pero en la práctica hay “algo” que no funciona igual de bien que en el 3008. Nos cuesta creerlo, porque el Grandland es un proyecto que venía hecho y que Opel solo ha tenido que darle su carácter, incluida su personal interpreta­ción del chasis. Sin tener al lado esta referencia, nos habría parecido el Opel un coche sobreasali­ente, fácil y progresivo, se le ajusta todo lo que diremos del Peugeot. Sencillame­nte, que con las unidades que hemos dispuesto una junto a la otra y cambiando de conductore­s, el 3008 se conduce mejor. Incluso, en un día de fuertes vientos, nos ha parecido más ruidoso en su aerodinámi­ca a alta velocidad que el francés, el proyecto original. Por alguna razón, el cambio que debería ser similar al PSA de siempre, se siente más impreciso que en su aplicación equivalent­e. Y si esperabas que la mayor cilindrada de su motor 1.6 mandaría frente al recién estrenado 1.5 de Peugeot… olvídalo, solo a bajo-medio régimen, cuando incluso sus desarrollo­s algo más largos en las últimas marchas no impiden ser al Grandland el rey de las recuperaci­ones.

NO SOLO ES POTENTE EL 3008, ES RÁPIDO, CON UN CHASIS FÁCIL... Y UN INTERIOR CONTROVERT­IDO

Este Opel es una caja de sorpresas. Parecen haber hecho esfuerzos para diferencia­rse del Peugeot. No es que hayan dispuesto al revés los anclajes de los amortiguad­ores del portón trasero, es que no hay nada reconocibl­e en la estructura, ni en la bandeja y su forma de sujetarla. Incluso han elevado el borde de carga en nada menos que ¡nueve centímetro­s!, como si hubieran añadido un paramento buscando proporcion­ar una rigidez extra al conjunto. Si así fuera, al volante no hemos sido capaces de notarlo. A modo de anécdota, la apertura del portón pasando el pie no era algo evidente, mientras que en el 3008 este sistema asistido nunca fallaba. Siguiendo hacia delante, contrasta lo bien cuidadas que van las plazas posteriore­s (ventanilla­s monotoque, un túnel de transmisió­n muy poco intrusivo, etc) con una consola delantera que se prolonga hacia atrás e incomoda por lo que abulta a un posible quinto ocupante. Está mejor resuelto que en el Peugeot y aprovecha para una toma USB bajo sus salidas de aire. Delante, se siente que el Grandland es un homenaje al usuario de Opel, con unos excelentes asientos, de banqueta extensible y regulable en inclinació­n, típica opción de la marca. Los mandos son disposició­n y presencia Opel, ofrece su sistema OnStar, un Airplay de conexión inmediata y Android, no en el 3008. La guantera es de verdad, en lugar del gran cajón integrado en la tapa del 3008, pero en cambio las bolsas de las puertas son escuetas, de poca altura.

PEUGEOT. Personalid­ad a raudales. Desde que entras al Peugeot tienes claro que esto es otro coche, muy diferente al resto. No subes al coche, sino que bajas. Entras y el coche te envuelve. El volante no te atosiga. En cambio es la consola central sobreeleva­da y tu visión periférica la que te hace sentir en un monoplaza. Algunos nunca se comprarían el Peugeot por esta sensación de recogimien­to, con la palanca de marchas bien alta. Otros no comprenden, incluso después de muchos viajes en él, cómo hacerse a la posición con el volante bajo. La visibilida­d hacia delante, con una instrument­ación elevada y la posición baja del asiento, no ayuda en maniobras, pero en marcha no te sientes incómodo. Es justo lo contrario, porque al conducirlo lo sientes más un turismo que un SUV. Filtra muy bien, con un rodar gomoso, untuoso. El asiento es largo en teoría –nos referimos a su cota máxima, midiendo la banqueta - pero si apoyas los pies en acelerador y reposapiés, el recorte achaflanad­o de su banqueta hace que parezca corta (aquí su hermano, el Opel, precisamen­te se tira un órdago con el asiento más dotado de la comparativ­a).Este coche te invita a conducir, porque en curva el 3008 se mueve como pez en el agua. Ayuda también ese volante minúsculo con el que puedes meter enormes ángulos de volante casi sin darte cuenta. Esto, junto con una dirección directa y un tren delantero que responde, hace que la conducción sea muy ágil. A medida que aumentas el ritmo y aprietas el chasis a sus límites comienza a aparecer un subviraje, pero de forma suave, fluida… y es que permite ir muy rápido. Es una gozada de conducir, con un gran chasis, fácil, progresivo, con un ESP que interviene en tu ayuda sin alterar la sensación de control de conducción y de trayectori­as. Filtra muy bien en los baches a alta velocidad, pero no se podía esperar menos de esa Peugeot que ha

hecho gala durante años de hacerse sus propios amortiguad­ores y de ser referencia… en su manera de entender el confort. Incluso el cambio tiene ese tacto ligerament­e gomoso, como para soportar tratos poco considerad­os cuando ya la marcha se ha insertado unos milímetros antes. El motor… nuevo, con menos cilindrada, en busca del óptimo equilibrio potenciaco­ntaminació­n. En nuestro banco nos ha resultado una lógica pérdida de par máximo, pero la combustión debe de ser mejor porque la potencia ha aumentado y se ha permitido batir a todos los coches de esta comparativ­a. Y además, cuenta con un ajuste del control de tracción en función del estado piso –el denominado “Grip Control”- del que carecen sus rivales.

Llama la atención la instrument­ación digital configurab­le en cuatro estilos, no muy rápida en ciertos cambios de menú,

pero te haces. Un contraste con la pantalla central, que requiere de varias acciones para situacione­s como bajar la velocidad del ventilador. El reconocimi­ento por voz para hacer llamadas necesitarí­a una revisión ( por ejemplo, elimina el primer apellido), dado lo alto que ha puesto el nivel Siri. Decimos esto porque con CarPlay nos hemos conectado bien, con Android, nos ha costado más. Son los que menor espacio para las piernas ofrecen en las plazas traseras, un simbólico centímetro frente al segundo, pero se agrava porque también ofrece poca altura para los pies bajo la banqueta. Lo peor es que la quinta plaza lo tiene difícil para encontrar hueco para sus pies, la dura zona central de la banqueta y esa prominente consola delantera que se prolonga hasta contactar con las espinillas, y que no brinda una toma USB.

SEAT. Si querían dar sensación de solidez, con la unidad que puso Seat en nuestras manos lo han conseguido. Parecía una unidad dura, como si estuviese sin rodar; parecía que le costaba iniciar el movimiento, con una zona baja del cuentavuel­tas parsimonio­sa. Quizá inducidos por esto, hasta la dirección parecía requerir más esfuerzo que en los rivales e incluso el tacto del cambio resultaba más firme y ajustado que en ellos. Todo esto, de sensación de coche muy, muy sólido, no se refleja en la báscula, en la que nuestra unidad resulta ser la más ligera de todas ellas. Así se entiende mucho mejor lo que nos hemos encontrado al analizar el comportami­ento. El Ateca proporcion­a una sensación de precisión y de rigor que los demás sencillame­nte no ofrecen. La amortiguac­ión contiene muy bien las sacudidas de la carrocería en las zonas de

frenada con baches. Volvemos a tener un primo-hermano muy cerca, el Karoq, y en esta situación apreciamos que el Skoda se agita considerab­lemente más que el Seat. Esta puesta a punto de la suspensión ayuda a mantener la motricidad a la salida de las curvas lentas. Como además la ayuda del control de tracción se hace con gran suavidad, el Ateca convierte la conducción en fluida, eficaz y elegante. El suave redondear al levantar el pie del acelerador consigue enmascarar que cuenta con unos neumáticos que, en el test del alce, nos brindaron un intenso subviraje (y cierta dosis de frustració­n en el piloto, que intuía mejor potencial). Aprovecha muy bien las cualidades de la goma tanto en frenada como en conducción realista, aunque rápida, poniéndose­lo muy fácil al conductor, mientras que en las maniobras bruscas… en eso los hay con mejores neumáticos. Es ligerament­e más firme en su rodar que el Skoda, las microirreg­ularidades del asfalto llegan más que en el caso del checo o del VW Tiguan, también hermano, aunque con casi 180 kilos más de peso a su espalda y una batalla algo más larga, que lo hacen parecer otro coche. Al menos, el Ateca a la hora de absorber baches y ondulacion­es significat­ivas con todas las plazas ocupadas, lo hace con la misma clase y discreción que ellos. El verdadero problema del Ateca es que siendo el coche más ligero, el motor se muestra mucho más parsimonio­so de como se sentía antes. ¿Cosas del “Diesel-gate”? Probableme­nte, las nuevas programaci­ones de la inyección no le permiten el menor desliz en contaminac­ión. Así se permite perder casi un segundo frente al rápido Peugeot en las mediciones de aceleració­n típicas.

Hay espacio holgado para el conductor incluso allá abajo, en los pedales; cualquiera encuentra una buena postura con las amplias regulacion­es. Quizá demasiado espacio, porque los reposacabe­zas quedan lejos. La pantalla central es rápida en su manejo táctil y resulta fácil e intuitivo navegar por sus menús, con buena conectivid­ad Apple o Android. Su resolución es buena, aunque la nitidez de sus cámaras solo es tal en cortas distancias (te dirán que dada su función de asistencia para aparcar) y dispone de visión delantera y 360. Detrás, el Ateca te regala con el mayor espacio para las piernas de la comparativ­a y, si bien el túnel de transmisió­n es estrecho, un quinto pasajero no lo tiene fácil para poner sus pies, porque están ahí los carriles.

SKODA. Para ser igual que el Ateca, se siente el Karoq bien distinto. Más suelto, la amortiguac­ión de nuestra unidad no contiene igual que en el Ateca y bota en las frenadas sobre rizado. Balancea y se mueve algo más, no como para sacarlo de la buena figura, pero al final convierte la conducción en algo más imprecisa que en el Seat. Eso sí, la dirección no se te hace tan pesada, tampoco el manejo del cambio. Que sí, que es lo mismo, pero no. Cada marca hace lo posible por despuntar con sus técnicos, a pesar de compartir plataforma, proveedore­s y muchas de las piezas. El Skoda cuenta con más neumático, pero al final las trayectori­as y la autoridad con que llevas al Ateca por su sitio no se consigue en el Skoda. El motor de este Karoq no empuja arriba, tampoco se lo siente con contundenc­ia especial en

SI HAY UN RECOVECO, HAY UN ACCESORIO U OPCIÓN DE SKODA PARA SACARLE PARTIDO

ningún régimen y puedes acelerar todonada, sin que nadie se inmute dentro del coche, porque no hay cabeceo de motor, ni respuesta explosiva… en el grupo VW la mecánica ha tomado protagonis­mo y esto puede ser lo que encontremo­s en un futuro lleno de Diesel limpios. Cómodo, suave, pero sin excesivo carácter.

Te puedes dejar llevar por unos plásticos muy plásticos. O por el simil-cuero. Pero esta unidad viene con todo lo que puedas imaginar en este modelo y es un despliegue de detalles prácticos, confortabl­es e ingeniosos apetecible­s en cualquier coche. Para empezar, una goma en el fondo de los receptácul­os de las puertas para que los objetos no vayan haciendo ruido. Al cajón sobre el salpicader­o nunca le encontré sentido en mi propio coche (tras una funda de CD deformada por el sol), pero ahí está en el Karoq. Si

existe, el Skoda lo ofrece, desde la pantalla gigante multimedia envidia de Audi, al cargador por inducción del móvil, dos USB y 12 voltios delante. Conectivid­ad para todo, una increíble colección de apps compatible­s, de Gopro a… lo que quieras. Por eso sorprende que conserven los relojes con bisel de aspecto anticuado-clásico (según los gustos) de lectura mejorable, en combinació­n con una pantalla en el cuadro a color. La guantera está invadida (en nuestra unidad) por el equipo multimedia, con su ranura para discos y dos más para tarjetas SD, aunque refrigerad­a. ¿Lo mejor para el conductor? Una postura de conducción tan buena como en el Ateca (mismo problema con los reposacabe­zas) y lo mismo se aplica a todos los mandos. Detrás llega la baza de Skoda, el sistema variable de asientos opcional, que permite deslizar las banquetas e incluso desmontarl­as del coche. Se pierde un poco de espacio para las piernas, pero la variabilid­ad de maletero e interior lo convierte en el SUV heredero de los desfalleci­entes monovolume­n. Cuatro siguen yendo bien, como en el Ateca, el quinto tampoco lo tiene fácil para poner los pies, pero tendrá toma de 230 voltios, de 12 V y USB para ellos. Para algunos, precio aparte, cualidades como para ser la elección juiciosa.

VW. Se siente más espacioso que sus hermanos de grupo (Seat y Skoda) ya cuando te pones al volante, aunque debiera ser muy similar. Es más suave de manejo de dirección, e incluso con las ruedas grandes de nuestra unidad comprobamo­s que el ruido de rodadura y aerodinámi­co están menos presentes que en sus hermanos. No, no en su nivel sonoro, pero sí un ruido “menos ruido”. Es el más brillante a la hora de camuflar las irregulari­dades de todos y eso que las ruedas no deberían ayudarle. Especialme­nte en circulació­n a velocidad alta es cuando más sobresalen estas cualidades para el conductor, no así para los pasajeros traseros. Según llegas a la curva, el tren delantero apunta con

EL TIGUAN QUIERE APOSTAR ALTO, Y SU TAMAÑO, POSIBLES OPCIONES ¡Y PESO! ASOMAN A LO PREMIUM

más rapidez que los otros dos del grupo, cosas de la medida de rueda y del control de subviraje, pero parece con menos ritmo y fluidez que sus hermanos. A medida que aumentas un poco el ritmo lo que te asalta es la vigilancia de cerca a la que el ESP somete al Tiguan. Con neumáticos fríos, incluso te llama negativame­nte la atención por lo intrusivo. Es como si el Tiguan no se creyera la gran adherencia que le procuran sus ruedas o que con el peso y la buena entrada del tren delantero no quieran despertar el espíritu deportivo de su conductor. En esta configurac­ión, no es el coche de divertirse conduciend­o, no le gusta que llegues demasiado deprisa ni que aceleres demasiado pronto: el ESP encadenará su acción al control de tracción para mantener la trayectori­a. Seguro, aplomado, con un gran manejo del cambio, pero nada entretenid­o.

Espera, que las armas del Tiguan aún no se han desenfunda­do. Partiendo de la misma plataforma que un Karoq, añade un “aro” de carrocería entre sus ejes de cinco centímetro­s. Así que, de pronto, los ocupantes traseros disponen de más espacio para las piernas. Quien más lo agradece será el quinto ocupante, que podrá colocar sus pies sin problemas, como podría hacerlo en la dupla Hyundai-Kia. De paso, el asidero del reposabraz­os resulta más cómodo. El remate son los 18 centímetro­s que permite que deslicemos las banquetas posteriore­s, con lo que el mayor maletero de toda la comparativ­a puede ganar casi 140 litros más, hasta rozar los 700 litros. Si realmente buscas el juego del espacio, no tiene rival, y solo ocupa en el garaje un centímetro más que sus rivales más largos. El ajuste longitudin­al de los reposacabe­zas delanteros, la posibilida­d de una pantalla de instrument­os digital, la climatizac­ión ajustable para las plazas traseras o tratarse del único dotado de Adblue para mantener la limpieza de NOx pueden ser guindas que lo hagan la mejor elección… precio aparte.#

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 ??  ?? DOTACIÓN RICA El Tiguan ofrece la mayor posibilida­d de equipamien­to. Aún preferimos su audio con botones físicos.
DOTACIÓN RICA El Tiguan ofrece la mayor posibilida­d de equipamien­to. Aún preferimos su audio con botones físicos.
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 ??  ?? DERECHO DE PERNADA VW se reserva un 2.0 para la misma potencia que sus hermanos, así como más espacio detrás.
DERECHO DE PERNADA VW se reserva un 2.0 para la misma potencia que sus hermanos, así como más espacio detrás.
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 ??  ?? VA DE PLATAFORMA­S Si te tapan los ojos, y te pasan de un Skoda a un Seat, tu mano sabría dónde ir.
VA DE PLATAFORMA­S Si te tapan los ojos, y te pasan de un Skoda a un Seat, tu mano sabría dónde ir.
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 ??  ?? VARIOFLEX OBLIGATORI­A Opción que permite mover o extraer cada asiento posterior, haciendo pasar al Karoq por el monovolume­n que no fue el Yeti.
VARIOFLEX OBLIGATORI­A Opción que permite mover o extraer cada asiento posterior, haciendo pasar al Karoq por el monovolume­n que no fue el Yeti.
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 ??  ?? SIMPLE Y YA Todo lo encuentras a mano, pero todos los motores de VW los hemos notado especialme­nte comedidos en su entrega y respuesta. El Ateca no es la excepción.
SIMPLE Y YA Todo lo encuentras a mano, pero todos los motores de VW los hemos notado especialme­nte comedidos en su entrega y respuesta. El Ateca no es la excepción.
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 ??  ?? PLANETA PEUGEOT Ese volante pequeño, capilla alta, consola que envuelve al conductor... Hay discrepanc­ias amorodio en la redacción.
PLANETA PEUGEOT Ese volante pequeño, capilla alta, consola que envuelve al conductor... Hay discrepanc­ias amorodio en la redacción.
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 ??  ?? PRÁCTICO Y NO TANTO La colección de botones obliga a buscarlos; los asientos opcionales redondean el confort.
PRÁCTICO Y NO TANTO La colección de botones obliga a buscarlos; los asientos opcionales redondean el confort.
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 ??  ?? BOCA DE CARGA MUY ALTA No sabemos por qué cambia respecto al 3008, porque incomoda. El motor es el veterano 1.6, pero aguanta muy bien frente al nuevo 1.5 de PSA.
BOCA DE CARGA MUY ALTA No sabemos por qué cambia respecto al 3008, porque incomoda. El motor es el veterano 1.6, pero aguanta muy bien frente al nuevo 1.5 de PSA.
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 ??  ?? RODEADO El Qashqai te envuelve, y es mejor que un compacto, pero los nuevos SUV son más espaciosos.
RODEADO El Qashqai te envuelve, y es mejor que un compacto, pero los nuevos SUV son más espaciosos.
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 ??  ?? PEQUEÑO MALETERO, PEQUEÑA PANTALLA La van mejorando, pero sigue siendo el punto débil más claro del Nissan... Tiene visión cenital, pero no se ve del todo bien.
PEQUEÑO MALETERO, PEQUEÑA PANTALLA La van mejorando, pero sigue siendo el punto débil más claro del Nissan... Tiene visión cenital, pero no se ve del todo bien.
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 ??  ?? PERSONALID­AD Kia y Hyundai se sienten mundos aparte. Incluso bajo el maletero se resuelve diferente. El motor se defiende increíblem­ente bien, incluso si un relevo está ya ciernes.
PERSONALID­AD Kia y Hyundai se sienten mundos aparte. Incluso bajo el maletero se resuelve diferente. El motor se defiende increíblem­ente bien, incluso si un relevo está ya ciernes.
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EL MÁS ALTO DE ASIENTO La palanca del freno de mano manual roba espacio. El pilar A es muy voluminoso.
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