HYUNDAI NEXO
Nuevo SUV eléctrico con pila de combustible de hidrógeno.
DOS TUBOS DE ESCAPE ASOMAN por debajo del paragolpes del Nexo, como si fuera en un coche convencional. Apostaría a que ninguno de los que lo miran al verlo pasar piensa que se trata de algo más que un nuevo SUV eléctrico. El diseño del Nexo es moderno, integrado en la línea de diseño de Hyundai; no han querido hacer un coche chocante y vanguardista, de esos pensados para hacer volver cabezas. No se trata de hacer publicidad a su paso y proclamar a todo el que lo ve que este coche se mueve mediante hidrógeno y una pila de combustible, sino de demostrar que toda la tecnología ya está preparada para ser integrada en un coche. Un Nexo que tiene todos los atributos que esperamos en un coche y de un coche, sin limitación o condicionante alguno. Se trata de convencer a políticos, a empresas energéticas, a gobiernos, a inversores en redes de infraestructuras de que lo que ellos entienden como un coche -y, por tanto, podría ser adoptado por cualquier usuario de un automóvil- ya puede moverse mediante energía eléctrica y sin enormes baterías. Por supuesto, como buen coche movido por electricidad, sin generar contaminante alguno en su sistema de propulsión, ni tampoco CO2. Solo hay una salvedad, que por los tubos de escape -desdoblado en cada esquina de la carroceríase expulsa agua.
En cualquier caso, aunque no lo parezca por fuera, el Nexo es más vanguardista y sofisticado que cualquiera de los coches que te puedes comprar actualmente, si hacemos excepción de un Koenigsegg Regera o un Toyota Mirai, su rival por el momento en el campo de los coches de pila de combustible. Hay que adelantar que el Hyundai Nexo aún no está a la venta, pero que pronto se ofrecerá en Estados Unidos y en Corea, incluso en España se están planteando la
posibilidad de ofrecerlo allá por el verano. Sí estuvo a la venta su antecesor, el Hyundai ix35 FCEV, del que alguna unidad se ha matriculado en nuestro país. Su precio es una incógnita aún. También si se venderá o, como se hizo con el ix35 FCEV se podrá optar a él en régimen de alquiler, pasado el cuál Hyundai lo recupera. Esto indica que a pesar de ser coches fabricados en serie, maduros para ser homologados y puestos en circulación en todo tipo de condiciones, aún se desea trazar y recoger hasta el último dato de cuanto sucede en la vida real de una pila de combustible.
Tratando de convencer a expertos, qué mejor que "robar" una unidad del Nexo de ese gigantesco centro técnico de Hyundai en Alemania donde trabajan varios miles de ingenieros, y hacerles demostraciones en vía pública de su madurez y viabilidad. Gracias a ello nos hemos podido subir al Nexo, recién presentado en el Salón de Ginebra, e incluso ponernos al volante. Se trataba de un prototipo de desarrollo, que debería de estar haciendo pruebas en las pistas heladas cercanas al Círculo Polar, con una decena de kilómetros en todas condiciones a sus espaldas. No importaría mucho que tuviera ruidos, por tanto, que las ventanillas no funcionaran o cualquier otra deficiencia. Sin embargo, tan solo algún ruido del asiento posterior o de roce del volante al girarlo nos saca de la absoluta paz reinante en el Nexo mientras rueda. Si hubiera llevado un motor de combustión, seguro que su ruido incluso podría haber tapado estas imperfecciones.
Dado que no tiene marchas, en el Nexo se ha eliminado la palanca de cambios. Con cuatro botones seleccionas si quieres adelante, atrás, poner punto muerto o bloquear la transmisión en modo aparcamiento. Es como un eléctrico, porque es un eléctrico. Sin embargo, de botones está plagada toda la conso-
la central elevada que separa los asientos delanteros. Si la conducción veremos que es sencilla, el despliegue de botones haría parecer que eres un piloto de avión, cuando solo se trata de los distintos elementos de confort que ofrece. Debajo hay un práctico hueco para dejar un bolso, por ejemplo, porque dicha consola no es precisa para "esconder" componentes, como en muchos coches convencionales. La trampilla del depósito cerrada, la puerta cerrada, el pie en el freno (y la llave dentro del coche) y el Nexo está listo para despertar. Lo sabes por la pantalla que hace de cuadro de instrumentos, que se enciende. Bajo un único cristal, como una tableta gigante, adopta dos pantallas de alta resolución, mucho más grande la central, que es táctil. En ella se presenta la información no relevante para la conducción, como la navegación, un gráfico con los trasiegos continuos de energía para que el conductor entienda lo que hace el coche en cada momento -tranquilo, porque no hace nada extraño, no hay tirones, cambios de ruido, todo es anormalmente normal- o el manejo del audio. En la pantalla de instrumentos, velo-
cidad, autonomía e indicador del nivel de combustible. En la parte central, apenas pones el intermitente para incorporarte a la circulación, la primera novedad: proyecta la imagen posterior de ese lado, de manera que acabas por no mirar al espejo exterior. La segunda sorpresa es cuando, después de pruebas y pruebas, ves que queda medio depósito aún y kilómetros como para salirte del mapa. Es cierto que no hay una sola hidrogenera -bueno, sí, en Puertollano, y estamos en Málaga-, con excepción de un equipo portátil montado en un camión que se ha alquilado a Air Liquide para hacer estas demostraciones. Llevo más de una semana moviéndome en distintos coches eléctricos, siempre pendiente de saber si el supermercado tiene enchufes, si aquél cine en el centro comercial tiene una toma Mennekes que es más rápida e inconscientemente haciendo cálculos mentales de cuánto puedo consumir, adónde podré llegar si voy a 120 y si no me convendría ir a 100... Sin embargo, me sorprendo cuando abandono Málaga con el Nexo por sus largas pendientes hacia el interior sin echar un solo vistazo a cómo merma la autonomía. Es la magia que todos los implicados en el desarrollo del coche de hidrógeno ven como mayor ventaja frente al eléctrico: si tienes donde repostar, te olvidas. Al final del día, en un repostaje lento e ineficiente, simplemente dejando descargar desde otra bombona, el Nexo empleó unos 15 minutos para recuperar 300 km. Si hubiera estado en una hidrogenera, con presión constante de 700 bares, en cinco minutos se hubiera hecho un llenado. Para hacer el lleno, el Nexo necesita poco más de seis litros, con los que según la norma del ciclo europeo recién expirado habría dado para unos 750 km (Hyundai aún no declara los consumos WLTP). Tampoco conocemos el peso del coche, pero rondará las dos toneladas, a pesar de la reducción de tamaños de todos sus componentes. Acelera como un dos litros turbodiesel, pero sin ningún ruido. Frena recuperando energía y apenas se siente la fase última de freno mecánico cuando estás próximo a la detención total. Aun queda un muy lejano silbido, el compresor del aire, que gira a 100.000 rpm, y solo cuando se acelera a fondo. Los coreanos querrán eliminarlo, pero mientras se hacen un lugar, bienvenido sea algo de "deportividad" entre tanto silencio. Ya está. No, no el final de este artículo, sino las bases para el cambio. Como aquel ¿Diesel o gasolina?, ¿postes a ¡350 kW! o estaciones de servicio con hidrogeneras? Políticos, a vuestros puestos.
NO HAY PRECIO AÚN, PERO EL MIRAI SE VENDE YA POR 60.000 EUROS