SUPERPRUEBA BMW M5
Es la primera berlina M con tracción integral, pero no será la última. Probamos a fondo el M5.
LA ININTERRUMPIDA ESCALADA de potencia ligada a la propia evolución del automóvil ha llevado a un callejón (con salida) a ciertos fabricantes, que en la obligación de hacer deportivos más potentes, se encontraron que siendo más rápidos también su eficacia pasaba por exigir unas habilidades al volante muy por encima de la media. Quien mejor refleja actualmente esta situación es BMW. Sus actuales M3/M4 y el M5 saliente se radicalizaron (o desequilibraron) cuando además por cuestiones evolutivas cambiaron sus motores atmosféricos por diabólicos propulsores turbo. Los 560 CV sobrealimentados del M5 F10 hicieron de esta generación un deportivo estresado y estresante, pero ahí puso BMW un punto y aparte.
REPERTORIO TECNOLÓGICO. No nos vamos a extender en detallar las características técnicas del nuevo M5. Valga como resumen que se ha revisado y potenciado hasta los 600 CV el V8 4.4 Turbo del anterior M5 y se ha optado por una transmisión inédita: un sistema de tracción total (M xDrive) con tres modos de reparto, 4WD, 4WD Sport y 2 WD; con diferencial trasero activo (ya presente en el anterior), un cambio automático por convertidor de 8 velocidades (antes un doble embrague de 7) y mucho trabajo de software. La dinámica del M5 es completamente configurable: además de los 3 modos de tracción, puedes modificar la respuesta del motor (inmediatez desde el acelerador), la dureza de la amortiguación (es activa), de la dirección (asistencia variable), el cambio (transiciones más rápidas) y el control de tracción y estabilidad DSC (leyes más o menos permisivas). Puedes configurarte dos perfiles, guardarlos y activarlos a toque de pulsador en el volante (te pide confirmar con un segundo toque para evitar errores…), pero por defecto, siempre que arrancas, el M5 recupera los “valores de fábrica”, que son el modo de tracción 4WD (el más equilibrado entre ejes), la electrónica más participativa y la respuesta más suave de motor, amortiguación y dirección. Y cuánto lo agradeces. Sus números imponen muchísimo respeto, cuando además, al arrancarlo, el V8
deja escapar un bramido de escape amplificado por un momentáneo ralentí alto que resulta estremecedor.
CAPACIDAD DE TRACCIÓN. Pero de inmediato, el nuevo M5 te transmite una confianza y seguridad abrumadoramente muy superiores al del anterior. En el M5 F10 te sentías a menudo tutelado por una electrónica intrusiva por necesidad… hasta en línea recta bajo aceleración. Y en curva tenías que hilar muy fino modulando el acelerador y aun así era un coche muy delicado por la incapacidad de gestionar tanto motor solo con las ruedas traseras. En el nuevo M5 no atisbas pérdidas de tracción y en curva nunca antes un M5 tuvo salidas tan neutras. El tren delantero es bastante rápido y muy direccional; el apoyo en curva muy sólido y cuando le coges confianza, adelantas tanto la aceleración y pisas el acelerador con una intensidad como nunca lo harías en un propulsión con esta potencia, ni de lejos con el anterior M5. Pero no es el nuevo un coche para faltarle el respeto. BMW no ha renunciado al carácter propulsión en su M5 M xDrive y se adivina fácilmente que su eje posterior tiene un fuerte protagonismo sobre el delantero. Además, el diferencial activo modula el par entre las ruedas traseras y sientes que por fuerte aceleración el tren trasero ayuda a redondear las curvas. De esta manera, BMW ha combinado seguridad y eficacia sin perder la estimulante personalidad deportiva de sus modelos, frente a ese mayor y constante equilibrio que caracteriza a los RS equivalentes de Audi.
DERRAPADOR. Este carácter lo acentúa el modo de tracción 4WD Sport, con mayor preponderancia del eje posterior y además vinculado al permisivo M Dynamic Mode integrado en el control de estabilidad. Bajo estas condiciones, sigues sintiendo un M5 neutro y eficaz, pero a
MOTOR, AMORTIGUACIÓN, DIRECCIÓN, CAMBIO, TRACCIÓN, DSC... TODO ES AJUSTABLE INDIVIDUALMENTE
medida que fuerzas su salida en curva, el eje trasero puede llegar a iniciar evidentes sobrevirajes. Su virtud está en que no culminan en inevitables reacciones violentas y aunque entonces pida también pericia al volante, por su parte el tren delantero facilita recuperar la trazada. Definitivamente, es en los trazados de 2ª, 3ª y 4ª donde el M5 ha mejorado exponencialmente su eficacia, aunque también sea a base de llevarlo una o dos marchas por encima. La pegada del V8 es descomunal y en marchas cortas su medio régimen puede comprometer la capacidad de tracción de sus inmensos y pegajosos Pirelli PZero. El nuevo M5 es un coche muchísimo más eficaz y seguro, pero no siempre fácil y despreocupado por naturaleza. Y por supuesto el modo de tracción 2WD (hasta 5 pasos te lleva seleccionarlo) está destinado para demostrar su faceta más radical en circuito, por su predisposición a derrapar y las exigencias que conlleva. Los frenos cerámicos opcionales están a la altura de las más altas expectativas. El tacto de pedal no es violento, pero de inmediato sientes mucha deceleración, no desfallecen y hemos conseguido unas distancias de frenado muchísimo mejores de las que nos tienen acostumbrados los M con discos de acero.
DESDE 1.000 RPM. Todas estas exigencias vienen motivadas por las impresionantes capacidades de un motor que hace del M5 uno de los coches más rápidos del mundo(305 km/h con el M Drivers Package). Independientemente de sus valores máximos de 600 CV y 76,5 mkg,
desde 1.000 rpm su respuesta abruma. Es tan exquisitamente suave, como impresionantemente enérgico. Y lo mismo vale decir del cambio por convertidor. No necesitas más de 4.000 rpm para extasiarte bajo aceleración. A partir de ese punto, te catapulta y te exige máxima concentración, necesario si pruebas a llevarlo al corte, a 7.250 rpm. Su fortaleza te permite ir siempre en marchas largas, obteniendo igualmente muchísima aceleración… y aliviando a su transmisión M xDrive. Necesitas pocos segundos para ver 250 km/h en su marcador en 6ª y todavía tiene dos marchas más. La 8ª es útil desde 1.000 rpm, el equivalente a poco más de 60 km/h, y te deja viajar a 120 km/h por debajo de 2.000 rpm. Así sus consumos no serán nunca bajos, pero podrás obtener autonomías de unos 500 kilómetros. En su faceta de berlina, resulta exquisitamente refinado y cómodo e igualmente muy preciso en su reglaje más suave. Su interior combina lujo, tecnología y deportividad de la mejor manera posible. Definitivamente, el BMW M5 es un coche muy especial y esta generación quizá nos indique cómo serán los próximos M. Por lo pronto, con el nuevo M5 arranca una nueva era de una saga espectacular... preparada para seguir sumando CV.