MUNDIAL DE FÓRMULA 1 GP DE AUSTRALIA
Tras la primera carrera, extraemos las primeras conclusiones.
El ordenador nos decía que teníamos margen suficiente para salvar un VSC, pero nos dio información errónea TOTO WOLFF Team Principal Mercedes
1¿Iñaki Rueda y Sebastian Vettel pusieron la realidad por delante de lo virtual en
Australia? Vettel y Rueda, el español estratega de Ferrari, fueron más listos que los ordenadores de Mercedes y consiguieron la victoria, ayudados por el VSC y porque supieron reaccionar a tiempo. Cuando apareció el VSC, Iñaki Rueda pidió a Vettel que fuera al límite del reglamento entre las líneas 1 y 2 del safety, sin saltarse el reglamento, pero en el límite, ganando tiempo frente a un Hamilton despistado por su propio equipo, que le dio una confianza irreal. Después en Ferrari se la jugaron con la entrada al pit de Vettel, a quien exigieron que tanto la entrada como la salida fueran suicidas. Ahí estaba la clave. Mientras, Hamilton, a quien no habían permitido que tirara fuerte con sus ruedas nuevas, caracoleaba tranquilamente por la pista al abrigo de los teóricos quince segundos que daba el ordenador de Mercedes, mientras estaba la carrera bajo el VSC. Estaban tan tranquilos mirando el ordenador en el muro de Mercedes, que no se dieron cuenta de cómo Vettel había recuperado tiempo sin saltarse el reglamento, y cómo entraba rozando el muro de la izquierda de la entrada. El alemán sabía que entre el tiempo que había ganado en pista y la parada, se jugaba la carrera. Cambio de ruedas perfecto y salida en tromba del pit lane para colocarse delante de Hamilton en la primera curva. Iñaki Rueda sabía que una décima de segundo de ventaja les bastaba -como le ocurrió a Alonso con Verstappen- ya que estaba prohibido adelantar. Iñaki apretó a Vettel al máximo y el alemán, rozando el reglamento, y quizás violando el espíritu del mismo, respondió como en sus mejores tiempos de Red Bull. Entre él e Iñaki lograron la victoria, que les estaba negada desde el inicio de la carrera en una tercera posición imposible de recu-
perar sin un SC, con suerte y mucha astucia. La clave fue el tiempo recuperado a Hamilton mientras estaba el VSC, y la entrada y salida de boxes de Vettel.
La victoria es de quien la busca y Sebastian, bien dirigido desde el muro, la necesitaba y fue a por ella. Mientras tanto, como decía un ilustre de la F1 tras la carrera: "Hamilton debía estar arreglándose los collares o el pinganillo negro que lleva ahora, y estaba dormido en los laureles, como los miembros de su equipo".
Así fue efectivamente. Dormidos del todo no, pero estaban embelesados viendo su "espejito mágico" decirles que son los mejores y que les sobraba tiempo, y no se fijaron en ver a Vettel cambiando ruedas y saliendo como un cohete. Hamilton sabía que podía rodar más rápido, a pesar de que tenía que llegar al final con sus ruedas blandas, pero no lo hizo porque el equipo le llevaba con las riendas estiradas. La virtualidad en la que está la F1 actual se ha contagiado a todos y han perdido la noción de la realidad en cálculos, que afortunadamente de vez en cuando salen mal. Sobran ordenadores y tecnologías que sirven solo para aburrir y desvirtuar las carreras. El premio había que dárselo realmente a los que siguen la "carrera" por televisión, que viven de alguna forma el engaño virtual también.
Melbourne puso de manifiesto que en la F1 de ahora, y desde hace tiempo, hacen falta adelantamientos reales y no solo virtuales. No ver a dos coches luchar por posición, ya que es imposible seguirse de cerca, es desvirtuar la competición, que no existe en la realidad, solo existe en el modo virtual. Los "undercut", los ordenadores, los tiempos impartidos, es como si todo fuesen solo matemáticas y los pilotos meros robots a los que se pide bajar tres décimas, sin saberse muy bien dónde está el límite del piloto y dónde el del coche. El adelantamiento, que es la base de la competición, hay que buscarlo
Tras otro coche se te cuecen las
ruedas y todo se calienta. Tras un par de tentativas hay que dejarlo TOTO WOLFF Team Principal Mercedes
solo en virtud de los cambios de ruedas y aprovechando circunstancias especiales, es decir, hacerlos de modo virtual.
Sin duda el triunfo de Vettel en el campeonato de 2010 con Red Bull sobre Ferrari y la victoria en Melbourne con el coche italiano tuvieron cierto parecido. Cuando Alonso perdió, el error fue fijarse demasiado en Webber, y en Melbourne el error de Mercedes fue dar por ganada una carrera cuando ésta no había comenzado. Que el Ferrari no era el coche más rápido era evidente. Que Mercedes, instalados en la soberbia que les da un coche superior jugaba al ratón y al gato, también. Lo hicieron en calificación, cuando Hamilton mejoró lo que quiso en una vuelta y lo estaban haciendo en carrera. Jugaron a conservar los neumáticos, a mantener a cierta distancia a los perseguidores, a controlar todo desde la pantalla, como reconoció Toto Wolff, pero afortunadamente todo no es tan virtual como lo viven desde el muro de boxes o desde el "muro virtual", ése que está en la fábrica y que habría que prohibir en orden de la reducción de costes que tanto pregonan. Si se han limitado los mecánicos a 60 para reducir costes, pero se permiten otras muchas cosas, es que la reducción que se pretende es también virtual y no real. En este estado de cosas Ferrari lleva una pequeña ventaja, pero la temporada es más larga aún que la pasada y como bien saben por la experiencia del año pasado, las cosas no son cómo empiezan sino cómo acaban. En Mercedes deben estar heridos en su amor propio y Hamilton más. El británico demostró que sabe ser segundo sin volverse loco, tras un error de pilotaje volvió a intentarlo, pero se dio por vencido para salvar las ruedas ante la llegada de Kimi, espoleado por un Ricciardo que quería ese podio de Melbourne, que se le niega a un australiano en su país desde que la F1 se disputa allí. La carrera de apertura inauguró también ese nuevo horario de diez minutos más tarde que la hora en punto para que las televisiones puedan tener ese tiempo para publicidad, sin embargo muchos canales no sabían con qué cubrir el espacio, ya que no tenían publicidad para ello. Esa publicidad justo antes de la salida debiera ser la más cara.
Se respira otro aire en el equipo McLaren, y mejor aún tras la carrera de Australia