EL ELÉCTRICO ES EL MÁS RÁPIDO DE LOS IONIQ DE LA GAMA
comedida a la hora de insuflar calorías al habitáculo, además de que genera cierto olor a húmedo en el ambiente.
En su habitáculo descubres una impecable calidad de realización, pero también una gran lógica de razonamiento. Si no hay marchas, no hace falta palanca. Mediante botones controlas el sentido hacia adónde quieres ir... pero, ¿y esas levas en el volante? Visto el funcionamiento del nuevo e-pedal del Leaf, equivalente al acelerador del BMW i3 desde el que modular aceleración y frenada regenerativa, seguro que el conductor "nobel" en coches eléctricos agradecerá la sencillez de conducción y fluidez de uso conseguida por Hyundai. Sus tres posibles modos de conducción (Normal, Eco y Sport, este último, el único que entrega los 295 Nm disponibles en el motor) disponen además de cuatro posibles niveles de retención eléctrica que modulas con las citadas levas; y si, no ya al primer intento (o día), pero sí al segundo estás convencido de haberle cogi- do el tranquillo no será sólo por cuestión de innata habilidad, sino porque Hyundai ha trabajado bien toda la integración eléctrica. Es cierto que faltan cosas por pulir, por ejemplo, el siempre delicado tacto de pedal de freno, especialmente, a baja velocidad. También llegas a sentir alguna ingerencia en la dirección cuando modificas los grados de frenada regenerativa, pero para nada resta precisión de guiado. ¡Ah! sus 120 CV son majestuosos y a efectos de comportamiento y confort, este Ioniq da sobradamente la talla, pero eso ya no es noticia.