PORSCHE 911 CARRERA T
50 años después del primer 911 T, Porsche lanza esta versión conmemorativa que se suma a la interminable gama 911, aportando, además de un gran atractivo a nivel técnico, una conducción de lo más equilibrada y placentera.
Esta versión conmemorativa aporta una conducción de lo más equilibrada y placentera.
NINGÚN AUTOMÓVIL DEPORTIVO cuenta con una gama tan variada como el 911. Y lo peor no es eso, sino lo difícil que puede ser decantarse por una versión concreta. No es raro que, por unos motivos u otros, ya sean racionales o emocionales, cada 911 que conduces se convierta en tu nuevo preferido. La única solución pasa por comprarse varios o, si esto no es posible, al menos conviene tener un orden de preferencias establecido para cuando llegue ese hipotético momento perfecto, en el que al fin ganas la lotería. Pues bien, en esa “lista de la compra”, sin duda, debería haber un hueco para el Carrera T.
A grandes rasgos, el T se basa en el Carrera normal. Está impulsado por el motor de acceso a la gama, pero lleva de serie algunas de las mejoras opcionales que cualquier purista añadiría a su 911, como el sistema de escape deportivo o el paquete Sport Chrono. También monta suspensión adaptativa PASM, rebajada 20 milímetros, y ofrece la posibilidad de añadir eje trasero direccional (nuestra unidad no lo llevaba), dos elementos que no están disponibles para el Carrera convencional. Con la intención de rebajar peso, la luna trasera —sin sistema de desempañado— y las ventanillas traseras son más delgadas, la cantidad de material fonoabsorbente se ha reducido y, salvo que lo solicites sin coste adicional, no equipa asientos traseros ni sistema multimedia. Los tiradores internos de las puertas, de tela, también sirven para luchar contra la báscula, pero sobre todo aportan un toque muy racing al habitáculo. No falta diferencial autoblocante (no existe esta posibilidad para el Carrera) y, en el caso de la versión manual, que sigue teniendo 7 marchas, los desarrollos del cambio se han acortado. Es el cóctel idóneo.
CON 370 CV BASTA. Lejos de quedarse corto, el motor es una auténtica gozada, tanto por su sonido, lleno de matices según el régimen de giro y el ángulo del acelerador —sobre todo si hemos pulsado la tecla del escape deporti- vo—, como por la forma que tiene de entregar la potencia, con carácter más que de sobra, pero muy dosificable y sin llegar a desbordarte. La sobrealimentación se siente tan natural, discreta y bien calculada que apenas cobra protagonismo, salvo por el buen rendimiento que proporciona en toda la banda de utilización, incluso en la zona alta, a pesar de no ser un propulsor puntiagudo como el anterior atmosférico. No es necesario estirar tanto las marchas para lograr ritmos realmente elevados, por lo
que podría ser una gran combinación junto con el cambio manual, aunque nuestra unidad estaba dotada del sobresaliente PDK de doble embrague. A partir de 4.000 vueltas no hay ningún tipo de retardo en la respuesta de sus dos turbos, una característica que no deja de sorprendernos y que convierte al pedal derecho en una auténtica herramienta de precisión en conducción deportiva, como también lo son sus frenos, su chasis y su milimétrica dirección, que ya no “lee” la carretera como en anterio- res generaciones, ni obliga a realizar frecuentes correcciones, aunque nos gustaría que fuese algo más informativa.
SATISFACCIÓN DINÁMICA. Al igual que en todo 911, la puesta a punto es impecable. Su mayor particularidad técnica, es decir el motor colocado por detrás del eje trasero, está más que dominada con el paso de los años y, en lugar de ser un inconveniente, se ha convertido en una ventaja para mejorar la tracción y la frenada, que incluso con el suelo mojado, que es como estuvo durante toda la semana que tuvimos el coche, resultan más que notables (el brillante control de tracción también hace lo suyo). Las ayudas electrónicas, cada vez más refinadas y con más funciones, se convierten en un aliado a la hora de sacar el máximo partido del bastidor, consiguiendo que sea más incisivo y mitigando posibles inercias. Eso sí, el control de estabilidad no es tan permisivo como lo recordábamos, ni siquiera en el modo Sport+, aunque apenas interfiere con la conducción si lo que se busca es eficacia. En cuanto a los singulares movimientos de carrocería que puede ocasionar esta disposición mecá-
AUNQUE EL PDK ES POSIBLEMENTE EL MEJOR CAMBIO DE DOBLE EMBRAGUE, A ESTA VERSIÓN DEL 911 LE IRÍA BIEN EL MANUAL
nica al circular sobre asfaltos irregulares, prácticamente se eliminan al seleccionar los modos Sport o Sport+, que endurecen los amortiguadores sin sacrificar demasiado confort. Respecto a otros 911 anteriores, se siente un mayor aplomo del tren delantero, tanto al inscribirse en los giros como al acelerar en apoyo, pues se descarga menos y abre muy poco su trayectoria al dar gas en plena curva, por lo que ya no se hace tan necesario ni entrar frenando hasta el vértice, ni redondear ligeramente el giro con el deslizamiento controlado del tren trasero para lograr la máxima velocidad de paso por curva. De forma paralela, en caso de provocarlo a base de acelerador, el sobreviraje viene precedido de una mínima deriva del tren delantero a modo de aviso. El equilibrio es la nota dominante de esta versión que, sea cual sea el tipo de utilización que le quieras dar, se adapta como un guante y de manera magistral. Incluso si se trata de desplazamientos cotidianos rodeados de tráfico, el confort y el refinamiento del motor y del cambio lo convierten en todo un placer.
La cuestión es, ¿merece la pena pagar 15.000 euros adicionales respecto a un Carrera? Y aquí viene la explicación racional: si sumamos el precio de todos los equipamientos añadidos de serie en el Carrera T ( paquete Sport Chrono, retrovisores Sport Design, sistema de escape deportivo, suspensión PASM, autoblocante, volante deportivo, llantas de 20 pulgadas, etc.), que en Porsche no son precisamente baratos, la diferencia de precio se reduciría a aproximadamente 5.000 €, cifra que, si no se amortizase con un valor de reventa previsiblemente superior, a buen seguro lo hará por medio de un disfrute al volante mucho mayor.