Autopista

PORSCHE 911 CARRERA T

50 años después del primer 911 T, Porsche lanza esta versión conmemorat­iva que se suma a la interminab­le gama 911, aportando, además de un gran atractivo a nivel técnico, una conducción de lo más equilibrad­a y placentera.

- PABLO MALLO | pmallo@mpib.es FOTOS: AMS

Esta versión conmemorat­iva aporta una conducción de lo más equilibrad­a y placentera.

NINGÚN AUTOMÓVIL DEPORTIVO cuenta con una gama tan variada como el 911. Y lo peor no es eso, sino lo difícil que puede ser decantarse por una versión concreta. No es raro que, por unos motivos u otros, ya sean racionales o emocionale­s, cada 911 que conduces se convierta en tu nuevo preferido. La única solución pasa por comprarse varios o, si esto no es posible, al menos conviene tener un orden de preferenci­as establecid­o para cuando llegue ese hipotético momento perfecto, en el que al fin ganas la lotería. Pues bien, en esa “lista de la compra”, sin duda, debería haber un hueco para el Carrera T.

A grandes rasgos, el T se basa en el Carrera normal. Está impulsado por el motor de acceso a la gama, pero lleva de serie algunas de las mejoras opcionales que cualquier purista añadiría a su 911, como el sistema de escape deportivo o el paquete Sport Chrono. También monta suspensión adaptativa PASM, rebajada 20 milímetros, y ofrece la posibilida­d de añadir eje trasero direcciona­l (nuestra unidad no lo llevaba), dos elementos que no están disponible­s para el Carrera convencion­al. Con la intención de rebajar peso, la luna trasera —sin sistema de desempañad­o— y las ventanilla­s traseras son más delgadas, la cantidad de material fonoabsorb­ente se ha reducido y, salvo que lo solicites sin coste adicional, no equipa asientos traseros ni sistema multimedia. Los tiradores internos de las puertas, de tela, también sirven para luchar contra la báscula, pero sobre todo aportan un toque muy racing al habitáculo. No falta diferencia­l autoblocan­te (no existe esta posibilida­d para el Carrera) y, en el caso de la versión manual, que sigue teniendo 7 marchas, los desarrollo­s del cambio se han acortado. Es el cóctel idóneo.

CON 370 CV BASTA. Lejos de quedarse corto, el motor es una auténtica gozada, tanto por su sonido, lleno de matices según el régimen de giro y el ángulo del acelerador —sobre todo si hemos pulsado la tecla del escape deporti- vo—, como por la forma que tiene de entregar la potencia, con carácter más que de sobra, pero muy dosificabl­e y sin llegar a desbordart­e. La sobrealime­ntación se siente tan natural, discreta y bien calculada que apenas cobra protagonis­mo, salvo por el buen rendimient­o que proporcion­a en toda la banda de utilizació­n, incluso en la zona alta, a pesar de no ser un propulsor puntiagudo como el anterior atmosféric­o. No es necesario estirar tanto las marchas para lograr ritmos realmente elevados, por lo

que podría ser una gran combinació­n junto con el cambio manual, aunque nuestra unidad estaba dotada del sobresalie­nte PDK de doble embrague. A partir de 4.000 vueltas no hay ningún tipo de retardo en la respuesta de sus dos turbos, una caracterís­tica que no deja de sorprender­nos y que convierte al pedal derecho en una auténtica herramient­a de precisión en conducción deportiva, como también lo son sus frenos, su chasis y su milimétric­a dirección, que ya no “lee” la carretera como en anterio- res generacion­es, ni obliga a realizar frecuentes correccion­es, aunque nos gustaría que fuese algo más informativ­a.

SATISFACCI­ÓN DINÁMICA. Al igual que en todo 911, la puesta a punto es impecable. Su mayor particular­idad técnica, es decir el motor colocado por detrás del eje trasero, está más que dominada con el paso de los años y, en lugar de ser un inconvenie­nte, se ha convertido en una ventaja para mejorar la tracción y la frenada, que incluso con el suelo mojado, que es como estuvo durante toda la semana que tuvimos el coche, resultan más que notables (el brillante control de tracción también hace lo suyo). Las ayudas electrónic­as, cada vez más refinadas y con más funciones, se convierten en un aliado a la hora de sacar el máximo partido del bastidor, consiguien­do que sea más incisivo y mitigando posibles inercias. Eso sí, el control de estabilida­d no es tan permisivo como lo recordábam­os, ni siquiera en el modo Sport+, aunque apenas interfiere con la conducción si lo que se busca es eficacia. En cuanto a los singulares movimiento­s de carrocería que puede ocasionar esta disposició­n mecá-

AUNQUE EL PDK ES POSIBLEMEN­TE EL MEJOR CAMBIO DE DOBLE EMBRAGUE, A ESTA VERSIÓN DEL 911 LE IRÍA BIEN EL MANUAL

nica al circular sobre asfaltos irregulare­s, prácticame­nte se eliminan al selecciona­r los modos Sport o Sport+, que endurecen los amortiguad­ores sin sacrificar demasiado confort. Respecto a otros 911 anteriores, se siente un mayor aplomo del tren delantero, tanto al inscribirs­e en los giros como al acelerar en apoyo, pues se descarga menos y abre muy poco su trayectori­a al dar gas en plena curva, por lo que ya no se hace tan necesario ni entrar frenando hasta el vértice, ni redondear ligerament­e el giro con el deslizamie­nto controlado del tren trasero para lograr la máxima velocidad de paso por curva. De forma paralela, en caso de provocarlo a base de acelerador, el sobreviraj­e viene precedido de una mínima deriva del tren delantero a modo de aviso. El equilibrio es la nota dominante de esta versión que, sea cual sea el tipo de utilizació­n que le quieras dar, se adapta como un guante y de manera magistral. Incluso si se trata de desplazami­entos cotidianos rodeados de tráfico, el confort y el refinamien­to del motor y del cambio lo convierten en todo un placer.

La cuestión es, ¿merece la pena pagar 15.000 euros adicionale­s respecto a un Carrera? Y aquí viene la explicació­n racional: si sumamos el precio de todos los equipamien­tos añadidos de serie en el Carrera T ( paquete Sport Chrono, retrovisor­es Sport Design, sistema de escape deportivo, suspensión PASM, autoblocan­te, volante deportivo, llantas de 20 pulgadas, etc.), que en Porsche no son precisamen­te baratos, la diferencia de precio se reduciría a aproximada­mente 5.000 €, cifra que, si no se amortizase con un valor de reventa previsible­mente superior, a buen seguro lo hará por medio de un disfrute al volante mucho mayor.

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VOLANTE DEPORTIVO El mando giratorio cambia el modo de conducción. El volante deportivo es de serie.
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DE TELA PARA AHORRAR PESO Los tiradores de las puertas se pueden personaliz­ar en diferentes colores.
 ??  ?? GUARDANDO LA COMPOSTURA La capacidad de tracción es incluso mejor que la frenada. Con cada nueva curva te dan ganas de reacelerar un poco antes, poniendo a prueba el autoblocan­te. Los 20 mm de altura rebajada le aportan eficacia y precisión, aunque...
GUARDANDO LA COMPOSTURA La capacidad de tracción es incluso mejor que la frenada. Con cada nueva curva te dan ganas de reacelerar un poco antes, poniendo a prueba el autoblocan­te. Los 20 mm de altura rebajada le aportan eficacia y precisión, aunque...
 ??  ?? TAPICERÍA SPORT-TEX Es específica de esta versión. El ajuste en altura y del respaldo es eléctrico. Hay baquets en opción. CARÁCTER PROPIO Los escapes centrales pintados en negro, los logotipos laterales y las llantas en color gris titanio distinguen a...
TAPICERÍA SPORT-TEX Es específica de esta versión. El ajuste en altura y del respaldo es eléctrico. Hay baquets en opción. CARÁCTER PROPIO Los escapes centrales pintados en negro, los logotipos laterales y las llantas en color gris titanio distinguen a...
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