La seguridad, objetivo primordial
Para conseguir que el coche autónomo pueda desenvolverse con soltura pero de forma segura, cada coche llevará una serie de sistemas que abarcan sensores de proximidad mediante ultrasonidos, GPS, radares de corto y largo alcance y el llamado LIDAR, para calcular el movimiento del resto de objetos móviles de la calzada y alrededores. Todo ello permitirá que el coche tome la mejor decisión sin poner en riesgo a nadie y elegir la mejor opción en una situación de urgencia. Procesadores equivalentes a 150 ordenadores a nivel de usuario y enormes bases de datos actualizadas en tiempo lo harán posible.