MEDIDAS URGENTES
INSPECCIONES MÁS DURAS.
Ya se ha empezado a caminar en este sentido: la reciente reforma de la ley que afecta a la ITV introduce nuevos procedimientos. Se vigilarán mucho más las emisiones reales de los coches y, a través de nuevos dispositivos de lectura del sistema de diagnóstico a bordo (OBD), las ITV podrán conectarse a los ordenadores de los coches para controlar posibles defectos o averías de sistemas electrónicas. En este sentido, abogamos por unos criterios firmes y unificados entre las distintas estaciones de inspección que asegure unos estándares mínimos de seguridad de los vehículos: que no valga acudir a unas con unos criterios más “flexibles” para superar la inspección.
AUMENTO DE LAS FRECUENCIAS CON ALTO KILOMETRAJE.
Someter a los coches a un monto de kilómetros superior al estándar – que podríamos considerar de unos 15/20.000 kilómetros anuales- afecta a las frecuencias de los mantenimientos. Por ello, si en las ITV se detecta un kilometraje alto, se deberían aumentar las frecuencias de las inspecciones: al final lo que se produce es un envejecimiento y desgate de determinadas piezas de desgaste o sistemas, por lo que la carencia de tiempo para revisar su estado ya no se ajusta a lo habitual.
PRUEBAS ESPECÍFICAS PARA LOS VEHÍCULOS MÁS VIEJOS.
Los vehículos más antiguos acusan un mantenimiento más deficiente lo que, sumado al desgaste de sus piezas, aumenta su potencial riesgo. En este sentido, el que las inspecciones sean específicas para los coches más añosos y se ponga especial atención en los puntos más delicados aumentaría la seguridad de esos vehículos.