GUERRA A LA VISTA

El futuro de la Fórmula 1 es en la actualidad más incierto que nunca. Se prevé una guerra al estilo de lo que pudimos vivir en 1981 con Liberty Media en el centro de todo, añadiendo cambios estéticos que han despertado polémicas gratuitas, aunque la realidad es que no ha habido cambios sustanciales que apunten en alguna dirección clara. Hay demasiados intereses creados, y sobre todo entre los equipos parece que hay una premisa que impera: no cambiar nada. Todos parecen estar como en la "orquesta del Titanic", tocando ajenos a lo que se les viene encima. Hay escuderías como es el caso de Force India, que tienen más problemas de los que aparentan en pista. Incluso se rumorea por el paddock que sus empleados no cobran puntualmente los salarios, y parece que algunos de ellos se han ido a Mercedes antes de la pasada carrera de China. Los motoristas han ocupado estratégicamente posiciones y algunos como Ferrari las han reforzado, siendo Sergio Marchionne el núcleo duro inamovible, sin duda porque ve peligrar su entrada de dinero extra concedida por Bernie Ecclestone. Ferrari cuenta con dos equipos que obedecerán a lo que se diga desde Italia, de ahí su entrada en Sauber como patrocinador con su marca Alfa Romeo, para tener más fuerza a la hora de negociar. Esta táctica, habitual en los años 80, ha vuelto a la F1, y es que se ve complicado cómo van a poder cambiar algo si los que están dentro no quieren hacerlo, y amenazan veladamente con un campeonato paralelo liderado por Ferrari.