AUDI R8 COUPÉ
Audi ha decido darle un giro a su historia lanzando su primer R8 exclusivamente de propulsión, basado en el R8 LMS GT4 de competición y dedicado a todos aquellos que tengan el corazón en plenas facultades.
Audi lanza su primer R8 exclusivamente de propulsión basado en el R8 de competición.
ATODOS NOS HA SORPRENDIdo que Audi, defensor a ultranza de la tracción total por antonomasia, haya realizado un giro en su historia dando un guiño a la propulsión. Se puede decir que renunciaron a la tracción trasera desde el principio defendiendo siempre que las cuatro ruedas motorices no eran patrimonio de los todoterreno, sino uno de los mejores activos posibles para turismos convencionales y deportivos y, cómo no, para coches de competición, donde verdaderamente marcaron un antes y un después en la historia. Y ahora, casi 40 años después del debut de la tracción quattro, Audi nos sorprende con una versión de su deportivo más emblemático de propulsión, justo cuando otro de los deportivos más emblemáticos del planeta tierra decide que 600 CV pasan mejor al suelo si lo hace a través de las cuatro ruedas… Sí, BMW también ha roto tradiciones, también l s a e mar a a e ert se t r ta ame tearalsa aselatomóvil en general y Audi en particular sigue siendo una caja de sorpresas, y este R8 es el mejor ejemplo.
LA LANZADERA. La verdad es que nos parece una apuesta audaz que inicialmente puede dejarte un poco descolocado. Porque los Audi R8 “normales” con su tracción total van de maravilla y transmiten ya las sensaciones deportivas que un piloto busca dado el buen equilibrio del coche y el intencionado reparto de fuerzas para que el eje trasero sea protagonista en la conducción. Así que enfrentarse solo a un propulsión con el impresionante motor V10 colocado en el centro no es algo que transmita tranquilidad, al menos a priori. Y así nos subimos a esta versión denominada RWS (Rear Wheel Series), con cierto cosquilleo en el cuerpo aunque en carretera abierta Audi se ha asegurado de que sus ayudas a la conducción tengan todo bajo control, tal vez demasiado debido a una electrónica poco permisiva que actúa, a mi modo de ver, con demasiada prontitud. Pero este R8 RWS es carne de pista, y allí vamos.
Sabíamos que nos lo íbamos a pasar bien con una zaga muy juguetona al prescindir de controles de tracción y estabilidad, también que íbamos a sudar de lo lindo y que iba a exigir de nosotros al máximo. Hay que decir que este RWS emplea la versión “básica”, por
SE PIERDEN 4 DÉCIMAS EN TRANSMITIR TODA LA POTENCIA AL SUELO SALIENDO DESDE PARADO
llamarla de alguna manera, del motor V10, es decir, la de 540 y no la de 610 CV; y priori, con toda lógica, todo hace pensar que es con la primera de la versiones con la que había que referenciar prestaciones, sensaciones de conducción y efectividad pura… hasta que te subes y lo pilotas de verdad, pero vayamos por partes. ¿Qué diferencias hay entre un R8 normal y el RWS? Pues en primer lugar la tracción, evidentemente: desaparece el árbol de transmisión hacia el tren anterior, el embrague multidisco y el diferencial delantero, lo cual supone aligerar el coche en 50 kg. Mecánicamente no hay más diferencias, solo una nueva gestión electrónica de los sistemas de conducción Audi Drive Select, la dirección electromecánica con nuevos parámetros y el a ste e la s s e s re la es es e - cos. También el diferencial autoblocante trasero es completamente mecánico y está tarado al 25% en tracción y al 45% en retención.
SOBRE LA BALANZA. ¿Y qué pierde o gana el RWS respecto al quattro de motor e ale te e at s ales s s restaciones son 2 décimas peores en aceleración. Nuestras mediciones, sin embargo, revelan que se “escapa” algo más de tiempo debido a la peor capacidad de tracción: si el 0-100 km/ de un R8 V10 Quattro es de 3,44 s, el RWS pasa a 3,82, 4 décimas más, aunque no es ni mucho menos un mundo, demostrado un ma tra a e este se t sa e - do aprovechar también el equipo opcional de ruedas que calzaba nuestra unidad sobre llanta de 20 pulgadas, aportando gran cantidad de goma sobre el suelo. Pero donde verdade-
EL MOTOR V10 ATMOSFÉRICO DE AUDI ESPERO QUE PERDURE PARA SIEMPRE
ramente el R8 RWS demuestra que está a la altura de las circunstancias es en circuito cerrado. La verdad que mi teoría inicial se desvanece al corroborar que en el trazado de referencia apenas es 4 décimas menos rápido que la versión quattro, eso sí, te reconozco que cuando estás metido en faena no vas tan tranquilo como con los otros R8. La zaga se mueve mucho y hay que estar mucho más atento a todo lo que sucede a tus espaldas porque en posición central trasero las inercias las reacciones son muy exigentes una vez que se rompen los límites de adherencia. Así las cosas, tienes que modular con mucho cuidado el acelerador aunque para ello el motor es todo un aliado da la elasticidad y fuerza que tiene a cualquier régimen, aunque lógicamente, es un motor que, cuanto más arriba gira —es capaz de hacerlo hasta 9.000 rpm—, más cautiva e impresiona ya que su entrega de potencia es brutal. Una verdadera joya atmosférica cargada de tecnología que debería perdurar por vida. También me gustaron mucho los frenos, aunque las distancias no fueran tan buenas como las de la versión quattro que probamos en su día. También la dirección, que ayudaba mucho a insertar el tren delantero en la curva aunque sigue presente cierta tendencia subviradora, mientras que la juguetona zaga la tienes que ir dominando a base de gas. Domarlo requiere mano dura, experiencia y algo de sangre fría, pero cuando le coges el pulso a sus parámetros y límites empiezas a descubrir las verdadera razón de ser de este coche, porque es un R8 para verdaderos puristas y entusiastas con el que Audi dirige un misil a su competencia más cercana, entre ellos, el radical AMG GT S.