SE NECESITA UN PLAN B
Mucho se está hablando los últimos tiempos sobre el más que probable adiós al Diesel. Es una de las grandes batallas de la Unión Europea, que quiere reducir la dependencia por el petróleo en el transporte por carretera. Y como las políticas medioambientales de Europa mandan, España también mueve ÿcha. En los próximos meses el Gobierno va a emprender un cambio en las políticas ÿscales, de manera que se va a incrementar el impuesto que grava al Diesel para equipararlo con la gasolina.
Todo esto está muy bien. Es decir, estaremos de acuerdo todos en que hay que mejorar la calidad medioambiental en nuestras ciudades... Eso sí, una cosa que parece que no tienen en cuenta es que no todos los problemas provienen de los humos que expulsan los tubos de escape de los coches o de los constantes esfuerzos por parte de las marcas para comercializar vehículos Diesel cada vez más limpios. Pero bueno, eso es otra cuestión.
Lo que no se han parado a pensar es en el qué pasará después. Si se van retirando paulatinamente de la circulación los coches Diesel habrá que tener un plan B. Para empezar, los gobiernos se lo tienen que creer y empezar a promover en serio el uso de otras fuentes de energía alternativas a través de, por ejemplo, planes de incentivos a la compra de verdad. Y segundo, apostar por unas buenas infraestructuras para disfrutar sin miedos de estos vehículos.