Autopista

HONDA CR-V

Cuando muchos de sus rivales aún se encuentran en su segunda generación, Honda estrena la quinta entrega de la saga CR-V con especial hincapié nuevamente en habitabili­dad, versatilid­ad y parte de toda la tecnología vista en el último Civic.

- MIGUEL GARCÍA-VIDAL | mgarcia-vidal@mpib.es

Probamos la nueva generación.

UN SUV EN EL QUE PRIMA UNA VEZ MÁS SU GRAN HABITABILI­DAD Y VERSATILID­AD

CUANDO EN 1995 HONDA PRESENTÓ EL CR-V la gran mayoría de coches con este tipo de carrocería­s ofrecían chasis de largueros y travesaños con reductora en lugar del más ligero monocasco. 23 años más tarde presenta la quinta generación del que hoy es uno de sus modelos más importante­s.

Por fuera apenas varían sus dimensione­s, con la misma longitud, 3,5 cm más de anchura mientras rebaja su altura en medio cm. Su batalla crece 3 cm, que benefician su habitabili­dad y la sensación óptica de ver un coche más grande, con un corto voladizo trasero. A lo que también contribuye­n sus pasos de rueda más anchos y ruedas de mayor tamaño (225/65R17, 225/60R18 o 225/55R19). Faros y pilotos cuentan de serie con tecnología led. Sus aptitudes todoterren­o mejoran con una mayor altura libre al suelo —con 35 mm más, 191 en 4x2 y 201 en 4x4— mientras la tracción total por embrague multidisco con motor eléctrico que controla una bomba hidráulica se ha mejorado; siendo capaz de mandar par al tren trasero desde el momento de la arrancada, con un máximo del 60 por ciento, o liberarlo de esfuerzo para ganar eficiencia.

AÚN MÁS ESPACIOSO.

En su interior, la principal novedad es la posibilida­d de contar con 7 plazas. Con una tercera línea de asientos abatibles que además configuran una segunda con banqueta trasera deslizante 15 cm y asientos en los que se pliega su respaldo y abaten hacia delante para un acceso que requiere cierto esfuerzo en su manejo. Más apropiadas para niños, hay espacio justo para un adulto con una altura alrededor de 1,75 m, aunque con el guarnecido del techo prácticame­nte rozando la cabeza y con las rodi- llas muy elevadas. Son, como en la gran mayoría de sus rivales, plazas de uso ocasional. Nada que ver con la gran amplitud disponible en la segunda fila, con 5 cm más para las piernas que antes. Convence más la flexibilid­ad de los 5 plazas, que a pesar de no tener la banqueta corrediza cuenta con unos asientos que se abaten fácilmente —incluso desde unos mandos en el maletero— para configurar una superficie de carga completame­nte plana que enrasa también con la boca de carga gracias a una bandeja para el piso del maletero que se puede situar a dos alturas. En cuanto a capacidad, aunque pierde 28 litros respecto a su antecesor, sigue situándose entre los más grandes.

La nueva plataforma sobre la que se sustenta el CR-V parte de la del Civic, pero con profundas modificaci­ones para implementa­r la tracción total. Por primera vez emplea en su estructura aceros de ultra alta y alta resistenci­a en mayor proporción, con lo que su rigidez torsional aumenta un 25 por ciento. Al volante se siente más dinámico y preciso, pero también más confortabl­e, a lo que ayudan sus nuevas suspension­es, que continúan con esquema McPherson y multibrazo pero no recurren a una opcional amortiguac­ión pilotada. También estrena dirección de desmultipl­icación

variable, no muy rápida a pesar de sus 2,3 vueltas pero con buen tacto.

TODO AL GASOLINA.

El único motor disponible en 2018 será el 1.5 VTEC T del Civic, con doble árbol de levas accionado por cadena, turbocompr­esor —que cambia respecto al del compacto—, intercoole­r y distribuci­ón variable en admisión y escape. Entre sus exquisitec­es sobresalen los árboles de levas huecos, las válvulas rellenas de sodio o revestimie­ntos de baja fricción. Disponible con 173 CV y 220 Nm para las versiones con cambio manual y 193 CV y 243 Nm para las de cambio automático de variador continuo CVT. El manual procura un exquisito tacto por suavidad y precisión, mientras el rediseñado CVT destaca por su refinamien­to con bajas cargas de acelerador, pero resulta poco satisfacto­rio en conducción dinámica por resbalamie­nto; a pesar de contar con 23 Nm más. Al menos ofrece una función Sport en la que responde con mayor celeridad que además permite manejo manual con 7 puntos fijos. Es cierto que se echa en falta el par del anterior Diesel i-DTEC, pero resulta más silencioso — con sistema de cancelació­n activa de ruido a través del equipo de audio—, suave y divertido de conducir. También sorprende su bajo consumo, incluso con continuos cambios de ritmo.

Otros puntos fuertes serán su garantía de 5 años sin límite de km así como el paquete Honda Sensing de serie, que engloba los sistemas electrónic­os de ayuda a la conducción.

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 ??  ?? DOBLES PANTALLAS En la consola central se emplaza una pantalla táctil de 7" mientras que en la instrument­ación encontramo­s otra TFT-LCD del mismo tamaño capaz de ofrecer un alto grado de informació­n. MUY FÁCIL La apertura del portón puede ser eléctrica de tipo manos libres. Las puertas traseras abren en un ángulo de hasta 85º (6º más) lo que facilita mucho el acceso o el acomodo de niños en sillas infantiles.
DOBLES PANTALLAS En la consola central se emplaza una pantalla táctil de 7" mientras que en la instrument­ación encontramo­s otra TFT-LCD del mismo tamaño capaz de ofrecer un alto grado de informació­n. MUY FÁCIL La apertura del portón puede ser eléctrica de tipo manos libres. Las puertas traseras abren en un ángulo de hasta 85º (6º más) lo que facilita mucho el acceso o el acomodo de niños en sillas infantiles.
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20 CV ENTRE UNO Y OTRO La diferencia de rendimient­o entre el motor con cambio manual y el más potente CVT tratar de igualar ambas versiones en cuanto a prestacion­es.

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