SUPERCOMPARATIVA
Aun cuando todo apunta a que los Diesel tendrán fecha de caducidad, su evolución no cesa y estas solventes versiones del nuevo Focus, Civic y 308 se combinan con eficaces cambios automáticos que los hacen todavía mejores productos.
Enfrentamos al Ford Focus, Honda Civic y Peugeot 308,
LA ALARMA SOCIAL QUE HAN suscitado las últimas informaciones sobre el devenir de los Diesel ya se está dejando sentir en sus ventas, consecuencia de una batalla entre legisladores y fabricantes que no parece dejar nada claro a los usuarios. Ante la amenaza de prohibir a medio plazo a los Diesel circular por el centro de las grandes urbes por su directa responsabilidad en la contaminación de las ciudades (y disuadir su compra subiendo el precio del gasóleo para 2019), los fabricantes responden con nuevos motores capaces de cumplir con las cada vez más estrictas normas anticontaminación (episodios de trucajes al margen) y fortaleciendo el argumento de sus menores consumos. Lógicamente tan malignos no deben ser, porque de serlo, se cortaría el problema de raíz directamente prohibiendo su fabricación. Pero es cierto que hay fabricantes que han dejado de ofrecer versiones diésel y otros han anunciado que ya no seguirán evolucionado sus mecánicas actuales; como también, que Ford, Honda y PSA (por ceñirnos a los fabricantes aquí juntados) han afrontado el reto desarrollando nuevos motores.
RETOS SUPERADOS. Los fabricantes japoneses no son precisamente partidarios de este tipo de mecánicas, pero la propia Honda pre-
sentó a primeros de año un totalmente nuevo motor 1.6 i-CDTI 120 CV para el Civic, y ahora amplía sus posibilidades con la participación de un rimbombante cambio automático de 9 velocidades. Por su parte, en PSA el Diesel es un valor de Grupo y ante los nuevos retos que ha exigido el protocolo de homologación WLTP y la nueva norma de emisiones, su superventas 1.6 BlueHDi 120 CV ha dado paso a un 1.5 BlueHDI 131 CV, que también hace suya en el Peugeot 308 la moderna caja de cambios automática de 8 velocidades de la marca. Igualmente Ford ha recurrido a la cilindrada 1.5 (con 120 CV) y a la denominación EcoBlue para relevar en el nuevo Focus a su anterior 1.6 TDCi, al que no le falta tampoco una nueva caja de cambios automática de 8 velocidades por convertidor de par, que sustituye a la anterior Powershift de doble embrague y 6 marchas. En definitiva, una demostración por parte de todos de que querer es poder, aunque seguro que hay muchas más variables e intereses que se nos escapan.
La mecánica del Focus es la que sientes más prestacional y con potencias medias esto tiene un doble valor. Su primer golpe de gas es muy
rápido y poderoso, que no violento, no solo fruto de la entrega del motor, también del reactivo convertidor de su cambio desde parado. Sus 120 CV homologados (no hemos podido verificarlos en nuestro banco de rodillos) cunden mucho más que los oficialmente iguales del 1.6 i-CDTI del Civic. El Honda tiene una entrega mucho más lineal, frente a la temperamental del Ford, lo que puede incluso resultar más agradable por su equilibrada respuesta, pero en muchas situaciones al “deportivo” estilo del Civic le pedirías una respuesta superior. El Focus siempre te da una mayor confianza para acometer las maniobras más exigentes y, en definitiva, sientes que anda mucho más. De hecho, también lo parece inicialmente frente al refinado 308, pero pronto el Peugeot equilibra la balanza con su mayor
potencia (y menor peso). E igualmente muestra tener más carácter que el Honda y similar respuesta que el Ford.
URBANOS Y MUY RUTEROS. Sus transmisiones automáticas los especializan tanto en la ciudad, como en la carretera. Ninguno destaca por ser especialmente rápido en los cambios de marchas si te dejas llevar por la reactividad de las transmisiones de doble embrague, pero tampoco es para tacharlos ni mucho menos de lentos. En todo caso, el cambio del Honda gestiona a veces algunas reducciones en desaceleración retardando el acople de la marcha inferior y por un momento parece que te quedas sin retención. Quizá por la sofisticada imagen del Civic y la calidad tecnológica que esperas siempre de Honda, sea el cambio que menos valor añadido suma al conjunto. No obstante, todos ofrecen mucho agrado de conducción. Son suaves y cómodos, que es lo que buscas en la ciudad, y ofrecen generosos desarrollos finales, que es lo que buscas en autopistas. Y tampoco les falta un modo manual accionado por levas. La 9 ª del Civic te permite llanear a 120 km/h sobre 1.800 rpm, unas 200 vueltas más bajo que con las no mucho menos generosa 8ª de sus rivales. En este sentido, son soberbios rodadores de largas distancias. Y sus increíbles consumos, su mejor carta de presentación. Hay que tener en cuenta que mientras el Civic y el Focus han conseguido cumplir con las emisiones de escape sin necesidad de inyectar aditivos, el 308 lo hace con un sistema de
limpieza con Adblue, que aunque sea testimonial, su coste de uso nos obliga a un periódico repostaje.
CHASIS A MEDIDA. La respuesta motor/cambio del Focus parece estar hecha a medida de su bastidor. Otra vez es el modelo que se siente más ágil, todo a partir de un tren delantero muy reactivo, con una rápida y alta capacidad direccional que esconde mucha personalidad de producto. Y lejos de ser un coche firme de suspensión o sobredimensionado de neumático (es el menos deportivo de ruedas) que radicalice su tacto, su calidad de rodadura es también la más refinada. El Civic plantea otra personalidad. Es más neutro o lineal de reacciones, que no lento, como también el que mejor asentamiento sobre la carretera transmite, como si fuera un coche de mayor tamaño, que lo es de carrocería, aunque tiene la misma distancia entre ejes y parecidos anchos de vías que el crecido Focus. El Honda trabaja con una amortiguación más retenida, pero también muy equilibrada, pero si además cuenta con elementos adaptativos, todavía puedes solidificar más en la posición sport sus trayectorias. Así, te lleva a sentirlo el más seguro y estable a muy alta velocidad, y si no para sentirlo incómodo, su confort general es más propio de una versión más deportiva que familiar.
No son pocas las sensaciones que te llevan a sentir al 308 más cerca del Focus que del Civic. El Peugeot es también bastante rápido de dirección y nada radical de suspensiones, pero en su caso, más que por una sola cuestión de geo-
9 VELOCIDADES TIENE EL NUEVO CAMBIO DEL CIVIC, POR 8 LOS DEL FOCUS Y 308
metrías, que también, lo es inducido por su pequeño volante. Frenando, los extremos también los representan el Focus y el Civic. El Ford ha mostrado una capacidad excepcional, de gran especialista en la materia por sus recortadísimas distancias de frenado. No tiene mal tacto ni mordiente el Honda, pero sus distancias se antojan mejorables, sobre todo con su generosa monta de ruedas. El equilibrio general es otra vez la nota del Peugeot, con un comportamiento muy bueno y más cercano al Focus.
¿Y DE PUERTAS HACIA DENTRO? El sofisticado diseño exterior del Civic también lo refleja en su interior. Hasta su cambio automático de accionamiento por botones pone más exclusividad, si bien es el que inicialmente resulta menos natural en su manejo. En general, es el modelo más deportivo. Puedes ir sentado muy bajo y el puesto de conducción recrea un ambiente muy racing. Pero también es el modelo más espacioso y el que ofrece las plazas traseras más cómodas, aunque con techo corredi-
zo la cota de altura ahí detrás puede resultar un tanto justa. No por conocido, el 308 siempre llama la atención por su puesto de conducción, con su pequeño volante y elevado cuadro de relojes, que te puede llevar a condicionar tu posición habitual de conducción. Su cambio automático se acciona por una sofisticada palanca tradicional, que ahora no exige desplazamientos sobre un carril, al pivotar como un mando joistick. Detrás también es el que presenta las plazas más condicionadas por espacio y verticalidad del respaldo. El moderno Focus no lo parece tanto por su “conservadora” presentación interior, aunque no le falta una generosa pantalla central flotante. De hecho, es el mando giratorio que oficia de palanca de cambio la nota más vanguardista, una solución que también puede llevarnos un tiempo de adaptación cuando en las maniobras urbanas alternamos repetidas veces las marcha atrás con el modo de avance. Metro en mano y por sensaciones, también es un gran compacto familiar, si bien su maletero no parece estar a la alturas de las circunstancias. Seguramente, Focus y Civic sean rivales muy diferentes, como el 308 también se aleja tanto del Honda, como se acerca al Ford, pero los tres certifican que los Diesel pueden tener todavía un largo recorrido.