FORD MUSTANG BULLITT
El nuevo Ford Mustang Bullitt ya está aquí. Construido en serie limitada, está inspirado en el mítico modelo que Steve Mcqueen condujo en la película Bullitt en 1968.
Construido en serie limitada, está inspirado en el mítico modelo que Steve Mcqueen condujo en la película Bullitt en 1968.
NO ES LA PRIMERA VEZ QUE FORD construye una versión Bullitt del Mustang. Concretamente se trata de la tercera entrega, pero es la primera vez que se ofrece en el mercado europeo. Algo lógico por otra parte, sobre todo si se tiene en cuenta que no ha sido hasta 2015, coincidiendo con la llegada de la sexta generación del Mustang, cuando el modelo ha comenzado a venderse en Europa de forma oficial. Desde su llegada el mito americano ha obtenido un notable éxito comercial en el Viejo Continente; había mucha "hambre" de Mustang a este lado del Atlántico y también hay que tener en cuenta el tentador precio al que se ofrece. De las unidades que se venden en Europa sorprende que casi el 80% sean V8 y que de estas casi el 80% con caja de cambios automática. No ocurre lo mismo en los Estados Unidos, donde el porcentaje de ventas se invierte en favor del cuatro cilindros y casi el 90% de las ventas también con caja automática.
Centrándonos en la nueva versión Bullitt, conviene apuntar que está basada en la versión GT con motor V8 de cinco litros. Desde el punto de vista técnico, el Bullitt aporta pocas novedades, la más destacable es que el musculoso ocho cilindros desarrolla para la ocasión diez caballos más gracias a la adopción de un nuevo filtro de aire de admisión directa; con este mismo fin se ha retocado la mariposa de admisión y la gestión del motor recibe nuevos ajustes. Se pasa así de 450 a 460 CV, manteniendo el par máximo en 53,97 mkg. Esta versión Bullitt se vende en exclusiva con la caja de cambios manual de seis relaciones, que estrena un eficaz sistema que iguala las revoluciones del motor a la hora de conducir, un dispositivo que equiparán próximamente el resto de versiones del Mustang con caja manual.
Donde sí existen muchas diferencias es a nivel estético. El Bullitt está pintado con el mismo color verde que el coche que conducía Steve Mcqueen y lo único
que choca un poco es que las pinzas de freno se hayan pintado en rojo, opino, sin embargo, que en un coche de cierto aire retro, el negro mate hubiera quedado algo mejor. A los que no les termine de convencer el verde oscuro para la carrocería, siempre podrán optar por el negro, que es la otra posibilidad que se ofrece para esta versión, aunque es seguro que serán muy pocos los que se decanten por esa posibilidad; un Bullitt, tiene que ser verde, sí o sí. Exteriormente esta versión con tanto glamour también se distingue por los anagramas, ya que el logtotipo Mustang ha desaparecido por completo y en su lugar aparecen las siglas Bullitt. Las llantas también son de nuevo diseño, claramente inspiradas en las del modelo original, si bien es verdad que ni las dimensiones ni las medidas de los neumáticos cambian. Lo que sí varía son las salidas de los escapes, ahora con un diseño más agresivo.
En el interior ocurre algo parecido. La tapicería es en cuero negro con el pezpunte en verde; como en el modelo original también monta un pomo de la palanca de cambios en blanco nacarado, que remarca su aspecto retro. El verde también se emplea en los paneles de puerta y lo mismo ocurre con la serigrafía del cuadro de instrumentos. Se pueden observar algunas inserciones en aluminio mate en el salpicadero y la placa numerada de la unidad en cuestión. Como decíamos al principio, se trata de una serie limitada, pero no hay definido un número de unidades a producir; dependerá de la demanda y del tiempo que se decida mantenerlo en producción.
Dinámicamente los 10 CV extras no aportan demasiadas ventajas y prueba de ello es que se anuncian las mismas prestaciones; 4,6 segundos de 0 a 100 km/h y una velocidad máxima de 263 km/h. A pesar de sus enormes dimensiones y elevado peso, el Mustang sorprende por su gran dinamismo, el motor, además de cautivar por su sonido, empuja siempre de forma muy consistente y se estira sin problemas por encima de 7.200 rpm. El cambio manual pone la guinda para que
su manejo se convierta en un placer, ya que si bien el tacto es duro, resulta muy preciso, rápido y tienen unos recorridos de palanca muy cortos; las relaciones son, no obstante, un tanto largas con el objetivo de reducir un poco la "sed" del V8 atmosférico y aun así es difícil que baje de los 12 litros en carretera rodando a buen ritmo.
Con la amortiguación Dinamic Ride, que en esta versión se sigue ofreciendo en opción, el Mustang ofrece un perfecto equilibrio entre confort y estabilidad. Cuando se conduce parece mucho más pequeño de lo que es y demuestra una sorprendente agilidad. El tren delantero es muy preciso y rápido de reacciones, mientras que el trasero, si bien va muy sujeto, puede perder la compostura a poco que nos excedamos con el pedal del gas; afortunadamente reacciona siempre con la suficiente progresividad y nobleza, incluso si desconectamos total o parcialmente las ayudas a la conducción.
El Mustang Bullitt se pone a la venta por 55.550 €, lo que supone un incremento de 6.000 € con respecto al GT V8. Es dinero, pero no tanto, si se tiene en cuenta que monta tanto los asientos calefactables, las llantas de 19", el navegador o el equipo audio Shaker Pro, que en el GT V8 se ofrece en un pack que cuesta algo más de 3.000 €. Los que estén interesados no deben esperar en tomar la decisión, las unidades que de momento hay asignadas para el mercado español parece que tienen ya muchos "novios".