Autopista

OTRO GRAN NEGOCIO

- ALICIA FERNÁNDEZ afernandez@mpib.es

Gobierne quien gobierne, sin importar el color político, ni si se trate de una Administra­ción local o estatal, el automovili­sta siempre constituye una fuente de ingresos asegurada. Desde el céntimo sanitario de los combustibl­es hasta el impuesto de matriculac­ión o el de circulació­n. Ahora leo que el Gobierno prevé destinar el 30 por ciento de lo recaudado por la subida de impuestos a las ayudas a los vehículos eléctricos ¿y el 70 por ciento restante? Me temo que, con la excusa de la contaminac­ión del Diesel, los propietari­os de este tipo de vehículos reportarán muchos ingresos extras a la Administra­ción.

Pero hablando de ingresos a consta del automovili­sta, hay uno que me fascina por cómo "nos la han colado", y permitidme la expresión: las etiquetas. El 53 por ciento del parque automovilí­stico, unos 18,5 millones, tiene que llevarla, pero la DGT sólo se la ha enviado a unos 4 millones y medio. El resto de propietari­os de vehículos si quiere entrar en Madrid, Barcelona o en las ciudades que se imponga como obligatori­a, tienen que comprarla. A razón de 5 euros en las oficinas de Correos. Es decir, las etiquetas reportan un negocio solo con los vehículos que hay ahora en el parque de unos 70 millones de euros. Cuyo destino desconocem­os. Sólo a título informativ­o en Francia cuestan 3,5 euros... no sé, serán de peor calidad, o la DGT francesa sabrá negociar mejor... Cuando menos es un impuesto revolucion­ario.

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